Sorpresa [Bruce y Barbara]

Recuerdo del primer mensaje :



Mantenerme quieta y escuchando todo lo que Alfred decía era aburrido, pero no me quedaba otro remedio que aguantar y seguir pareciendo una chica buena. Por eso, cuando me llevó a recorrer la mansión, tuve que esforzarme para no tirar abajo mi actuación. Me obligué a andar como una chica normal, sin llamar la atención.
Sabía lo que Alfred buscaba porque había visto su anuncio en el periódico. "Chica trabajadora, sencilla, responsable, discreta, con experiencia sirviendo..." No había sido difícil falsificar un buen currículum, robar un uniforme y presentarme en la mansión Wayne. Alfred dijo que ya se había entrevistado con otras chicas antes, pero que ellas sólo parecían querer el trabajo para estar cerca de Bruce Wayne, y que él buscaba a alguien capaz de ocuparse de sus necesidades y cuidarle mientras él estuviera ausente. Disimulé una sonrisa. Parecía más un padre buscando una buena novia para su único hijo que un mayordomo buscando a una criada.

No me pregunté por qué un hombre tan mayor no había buscado ayuda antes, pues era evidente que, para proteger la identidad del murciélago, cuanta menos gente hubiera en la mansión, mejor. Sin embargo, sentía curiosidad por saber por qué tenía que irse unas semanas fuera y dejar solo a su niño consentido. Aun así, no pregunté nada.
Por fin llegamos a la cocina. Alfred me dio una lista con las cosas que su señor solía desayunar y me dijo que se lo preparara. Si lo hacía bien, el puesto sería mío ya que, por lo demás, le había gustado. Era tan fácil engañar a los hombres... No tardé nada en terminar de prepararlo todo, y Alfred me dio su visto bueno. Me dio un juego de llaves y me dijo que él tenía que irse ya, que me encargara yo misma de despertar al señor y llevarle su desayuno.

En cuanto se hubo marchado, la expresión de mi rostro cambió. Me dirigí a un espejo. Saqué de mi bolso un lápiz de ojos negro y un pintalabios rojo y me maquillé, como siempre. También pinté mis largas uñas de rojo. Me deshice el incómodo moño, dejando que mi largo pelo negro cayera sobre mi espalda, mientras la luz hacía aparecer en él unos reflejos rojizos. Cambié las zapatillas por mis queridos zapatos de tacón y, por último, me desabotoné un poco el escote del uniforme. Por fin podía volver a ser yo misma. Cogí la bandeja con el desayuno y me dirigí a la habitación del dueño de la mansión, situada escaleras arriba. De nuevo pude andar como siempre, moviendo mis caderas de forma sugerente y pisando con fuerza sobre mis tacones.

Entré en la habitación y lo que vi me hizo sonreír. Era curioso ver por primera vez a Bruce Wayne sin ninguno de sus disfraces, ni el de muciélago ni el de playboy multimillonario. Profundamente dormido, semidesnudo, tapado hasta arriba con las sábanas y encogido dentro de la cama, no parecía ser el héroe de Gotham al que todos los criminales temían. Parecía vulnerable... tierno. Sonreí, dejé la bandeja sobre una mesa y me agaché para darle un beso en la mejilla, dejándole una marca de pintalabios en ella.

- Buenos días, señor Wayne. Ya va siendo hora de levantarse. Le traje su desayuno, tal y como a usted le gusta... - dije, con voz dulce, sin poder evitar que mis labios se curvaran en una sonrisa traviesa, esperando con impaciencia a que él se despertara y me viera delante suya... Iba a llevarse una gran sorpresa.

Les escuchó discutir sobre dónde dormirá cada uno por la noche sin prestarles realmente atención, me ha quedado bastante claro por la actitud de la minina y por lo que sé de sus anteriores encuentros que entre ellos hay algo, y si bien la idea no me agrada en exceso -por algún motivo que desconozco lo asocio con pensar en mi padre con alguna cita-, sé que Bruce es mayorcito para saber lo que está haciendo. Además, no me interesa que me traumaticen ni me avergüencen, ese es el trabajo de Dinah y de las chicas, mis Aves de Presa; y se les da de maravilla, todo sea dicho de paso.

-Os lo he dicho, no habrá problema por la habitación, puedo dormir en cualquier parte -intervengo, tratando de lograr distraerles y cambiar de tema antes de que la cosa vaya a más.

Me inclino hacia delante nuevamente para tomar la taza con las manos y dar un sorbo más lento y tranquilo al café, que se ha enfriado un poco más afortunadamente. Mis dedos se van apretando cada vez más en torno a la porcelana, tanto que mis nudillos se vuelven blancos por el esfuerzo, y con una voz fría y una expresión engañosamente tranquilas, miro a Bruce y respondo con tranquilidad.

-Este no es un tema para tratar aquí y ahora -comento.- Así que por el momento me limitaré a decirte que no me digas qué tengo que hacer para que yo no tenga que decirte por donde puedes metértelo -finalizo, dejando la taza de porcelana sobre la mesa nuevamente, y si el gesto es un poco brusco y los restos de café del fondo salpican un poco la mesa, nadie dice nada al respecto.- Ha sido una mala idea venir, disculpadme -murmuro, poniéndome en pie.

Lo que seria una conversacion tranquila se estaba saliendo de control. Selina siempre con sus bromas ocurrentes, alentando a Barbara no hacerme caso. Sentia que seria una locura total discutir con alguna de las dos, no podria acabar bien. No me preocupaba Selina, ya la conocia y le gustaba que siempre hiciera lo que ella deseaba, le gustaba provocarme, cosa que al final conseguia, ya que siempre caia ante ella.

-Selina, no es necesario que me ayudes con Barbara. Ella ha recibido muchos consejos en su vida y que creo que ahora necesita mas que un consejo, pero para no desviarnos, te repito, puedes elegir la habitacion que desees. ¿La mia? Sabes mi respuesta, te estare esperando en ella.

Le sonrei, tambien me gustaba jugar a su juego, aunque en verdad deseaba que se quedara en mi habitacion. Pasar tiempo con ella me volvia loco por su amor, la deseaba y no me controlaba. Me encantaban su aroma y sus besos, pero tenia que controlarme ahora por Barbara. Estaba muy seria, fria por aquellas palabras.

-Barbara, sabes que puedes tomar cualquier habitacion- la mire a sus ojos, en verdad algo le molestaba -Selina, me agrada tu idea.

Era dificil manenterme concentrado teniendo a Selina cerca, tenia tantas ganas de abrazarla y besarla... Pero me mantuve serio. De repente escuche lo que temia, Barbara no estaba bien, no le agrado mi comentario y me contesto de manera grosera. Me enfade un poco, pero no podia ser duro con ella, ahora no era el momento de hablar seriamente. Vi que se levanto, dispuesta a irse.

-No, Barbara, tu pasaras la noche aqui y no se hable mas. Tienes razon, en otra ocasion tendremos una conversacion mas personal. Ha sido un dia dificil para ti, quedate esta noche aqui- no podia permitir que se vaya y no tenga donde dormir, por mucho que estemos enfadados, aun la quiero y siempre la protegere, aunque ella no lo desee.

Pobre Barbarita. No podía imaginar lo agobiada que estaría. No comprendía el comportamiento de Bruce con ella. Una cosa era ser protector, y otra no dejar respirar a alguien. A fin de cuentas, Barbie era una chica adulta, mayor de edad... Apenas tendría un par de años menos que yo. Y Bruce tampoco era tan mayor como para comportarse como si fuera un padre... Bueno, al menos todo esto hacía que mi inicial recelo hacia Barbara desapareciera. Era imposible que ambos tuvieran o hubiesen tenido alguna vez algo, tal y como se hablaban. Parecían más padre e hija que cualquier otra cosa.

Sonreí de forma increíblemente seductora, incluso algo lujuriosa, cuando Bruce respondió a mi último comentario. Incluso le guiñé un ojo.

- Entonces, espérame - le dije simplemente, con voz sugerente. Después me volví hacia Barbara, cambiando por completo mi voz, eliminando de ella el tono seductor y volviéndola algo más amable de lo que había sido antes - Vamos, nena, quédate. Has dicho que no tienes ningún lugar adonde ir... Venga, prometo ser una buena gatita... pero sólo contigo - nuevamente no pude evitar dirigirle una mirada traviesa a Bruce.

Observe que Selina y Barbara se habian llevado bien, al principio a Selina le gustaba molestar a Barbara pero, afortunadamente, pudo ver que era una amiga que se cuidar. Note en su cara enfado, deseaba hablar con ella desde que decidio ser Batgirl, jamas me habia contestado de esa forma. La mire algo apenado, no queria que pensara que la deje en ridiculo frente a Selina, pero ella debia entender que me preocupo demasiado. Estuvo mucho tiempo en silla de ruedas y eso me hizo darme cuenta de que fue un error aceptarla como heroina. Este es un mundo peligroso, incluso a veces pienso que es cuestion de tiempo el perder la vida. No estoy seguro de si llegare a viejo, por eso es dificil que acepte tener una relacion estable, no podria dejar que se preocupen si sera la ultima noche que dormire a su lado.

Selina me volvio a dedicar esa mirada que me me encantaba, era como si tuviera poder sobre mi, no podria rechazarla nunca. Volvi a mirar a Barbara, que contesto de una manera diferente.

-Barbara, esta noche hablaremos a solas tu y yo, disculpame si soy estricto, pero no te digo esto para ofenderte. Solo quiero mantenerte a salvo, estuve a punto de perderte y no quiero pasar por eso de nuevo. Me importas mucho. Toma una habitacion y descansa.

Creo que la conversación ya se estaba alargando bastante. Como siguiera más, no quería saber cómo acabarían Bruce y Barbara. A pesar de que nada de esto tendría que afectarme, no sabría explicar por qué, pero no me gustaba verles así. Curioso, no esperaba empatizar con la aprendiz de murciélago, y menos tan pronto... Parecía mentira que, hace más o menos una semana, hubiéramos estado frente a frente, cada una con nuestro traje, enfrentándonos por unos planos.

En cuanto a Bruce... Todo parecía mentira. Aunque nuestra relación ya venía formándose desde hace casi un año, nunca hasta ahora habíamos estado tanto tiempo bajo el mismo techo, sin máscaras ni antifaces, hablando de cosas triviales que nada tenían que ver con luchas contra criminales o robos. Por un momento, tuve la ilusión de que todo pudiera cambiar, de que esto significara el fin de una etapa, y otra pudiera empezar. Él ya sabía que no me importaría abandonarlo todo, dejar mi pasado atrás por él, empezar de cero... Sólo era cuestión de tiempo.

- Bueno... Si esta amena conversación ya ha terminado, creo que puedo acompañar a Barbie a elegir su habitación mientras usted, señor Wayne, va preparándose para marcharse al trabajo. ¿No cree que ya va siendo hora? - dije, con una sonrisa, mientras aspiraba una última bocanada de humo.