Son sólo negocios, nene [Bruce]

Había puesto la trampa para ratones, sólo me quedaba esperar a que uno grande y con alas picara. Le conocía perfectamente, incluso mejor de lo que él se conocía a sí mismo. Sabía que su adorada aprendiz le había contado lo que había pasado, y sabía que él me buscaría y no tardaría en encontrarme. Me gustaba jugar al gato y el ratón. La policía era aburrida y estúpida, siempre iban muy por detrás de mí. Mi murciélago, en cambio, sabía jugar a mi juego. Ya le había derrotado y humillado un par de veces, escapándome de él en sus narices y, aun así, él seguía creyendo que podía conmigo, que me atraparía. Pobre iluso...

Me senté en lo alto de una azotea, esperando, mientras contemplaba las luces de las calles de Gotham. Una ciudad podrida hasta los cimientos, llena de delincuencia... ¿y él seguía pensando que podía salvarla? Estaba corrupta y, por mucho que intentara arreglarlo, seguiría corrupta. Lo único que podía hacerse era defenderse, sobrevivir y aprovechar cada día que se seguía con vida. Tratar de salvar a unas personas que ni siquiera lo merecían, que le perseguían y le culpaban de todo, era una pérdida de tiempo.

Aun así, sabía que sus ganas de limpiar Gotham serían útiles para mí. Eso le llevaría a aceptar lo que yo tenía que proponerle, le gustara o no. No era la primera vez que nos aliábamos para un fin común. Agradecí mentalmente al traicionero de Harvey Dent el haber pedido mis servicios como ladrona y haber sido tan estúpido como para creer que yo no le traicionaría y me llevaría la mayor parte de los planos. A fin de cuentas, era un hombre, por mucho que tuviera dos personalidades, era débil ante mis encantos. Otro que me estaría buscando, furioso, para recuperar lo que él creía suyo. Miau, había tantas personas a las que podía chantajear con estos planos: al gobierno, a héroes o a villanos... Eso me hacía sentirme muy satisfecha conmigo misma. Aun así, yo sabía que, en el fondo, sólo me importaba una única persona.

- Vamos, murciélago. Aparece ya.

Una noche mas en Gotham. Es dificil pensar que esta vez sera todo tranquilo, hay mucho por hacer y no sera facil, pero sigo pensando en ser el simbolo que la gente necesita para creer. Nuevos peligros surgen cada noche y debo pararlos, afortunadamente no estoy solo. Conmigo esta mi alumna Barbara, a quien he enseñado y que orgullosamente es mi compañera. Ahora que Dick habia decidido irse de la ciudad, ella me ha ayudado mucho. Me sorprende la inteligencia que tiene y estoy orgulloso de que este del lado correcto, en esta ciudad no es comun eso, las tentaciones siempre existen.

Me dirigi a aquella azotea donde suele esperarme, nunca he llegado tarde a una cita y esta noche tengo una muy importante. Barbara me habia contado lo sucedido y ya he tratado con personas asi, este encuentro no es algo raro para mi. Seguramente me pedira algo a cambio, y he tomado las medidas necesarias. Aun puedo moverme con cautela y en silencio, la tormenta que se avecina esta noche me da alguna ventaja, aunque con la luz de los rayos seria mas facil. Estoy en la azotea correcta y debo vigilar si se encuentra ella sola. La mire de espaldas, siempre tan hermosa.

-¿Me buscabas? Barbara me conto todo, asi que explica que es lo que tienes para darme.

Mi buen oído me advirtió de que él ya había llegado. Le sentí a mis espaldas, y sonreí al darme la vuelta. Gracias a mis ojos, perfectamente adaptados a la noche, pude distinguir su oscura silueta sobre la azotea. Mi sonrisa se torció un poco cuando él empezó a hablar.

- ¿A qué viene ese tono tan hostil? Después de tanto tiempo, ¿no me has echado de menos? - le pregunté, con voz mimosa, como si fuera una niña pequeña - Después de todo lo que he hecho por ti... Ayudarte, salvarte la vida, incluso darte una ladrona a la que perseguir para que no te aburras... ¿Ya no me quieres?

Me levanté y me fui acercando lentamente a él, sin apartar la mirada de sus ojos, que se veían a través de la máscara. No pude evitar volver a sonreír. Me encantaba jugar así con él, provocarle... me gustaba incluso más que robar. Era excitante. Mi murciélago no era como otros héroes, que vestían de colores chillones y se creían dioses, en posesión de la verdad absoluta. Él era diferente, superior, tanto o más oscuro que los supuestos villanos a los que perseguía. Y eso me atraía. Hace tiempo había intentado resistirme, recordar mi promesa de no involucrarme con ningún hombre, de permanecer pura y libre, sin entregarme ni atarme a nadie... Pero lo cierto era que no me importaría romper esa promesa con él... Sólo con él.

- ¿Qué tengo para dar? Son planos de armas, murciélago. Armas que el gobierno quiere construir en Gotham. Como uno de los empresarios más ricos del mundo, lo lógico sería que te pidieran ayuda o financiación para algo así. ¿Lo han hecho? ¿O te han mantenido al margen? Todo suena muy sospechoso, amor. ¿Qué pretenden hacer con estas armas? ¿Cómo sabía Harvey Dent de su existencia? Podría haberle entregado los planos a él, a cualquier otro villano o al propio gobierno a cambio de una buena suma... Pero le dije a tu "Barbie" que quería entregártelos a ti. Deberías estarme agradecido. Y el precio es muy barato, te lo puedo asegurar - estaba a unos pocos centímetros de él, podía sentir su aliento sobre mi rostro. Sonreí de forma seductora mientras intentaba convencerle de que mis intenciones eran honestas - Ahora dime, ¿me escucharás sin intentar arrestarme? ¿O he de irme y buscar a otro con el que negociar?

La mire, sonriente como siempre, acercandose hacia mi con esa tentacion que siempre me inspiraba. Le debia muchas veces mi vida, en ocasiones parecia que quedaria derrotado pero, gracias a ella, podia liberarme... Aun asi, tenia que atraparla, no dejaba de ser una ladrona profesional y yo sabia muy bien sus trucos, pero ella tambien me conocia. No suelo atacar ni juzgar antes, me gusta saber que planes tienen en mente mis enemigos y asi saber derribarlos, pero esta noche no se trataba de un criminal comun. Se trataba de Selina.

-Si has decidido dejar la vida criminal, entonces no te tratare de forma hostil.

Escuche lo que me decia con atencion. Barbara me habia dicho que ella habia robado y no se equivocaba, en verdad ella estaba aqui con esos planos, pero tenia razon, era un arma poderosa y no tenia conocimiento de ella. Alguien deseaba un arma, y yo no sabia si el gobierno tendria algo que ver.

-Eres muy astuta, Selina. No tenia conocimiento de ello y no se como Harvey Dent lo sabia. Jamas me han pasado esos planos y no se quien esta detras de todo esto, pero seguro que no es nada bueno, tendre que investigarlo. ¿Me daras los planos a cambio de algo?

Era evidente que ella me tenia donde queria, necesitaba esos planos para investigar o se los llevaria a cualquiera por una buena suma. Muchos han tratado de chantajearme, pero me sorprende que Selina sea asi, a pesar de todo. Escucharia cual era su proposicion, queria ver hasta donde llegaria. Se acerco mas a mi, rozando mis labios.

-Dime que trato quieres por los planos.

Miré por un instante sus labios, antes de volver a fijar la vista en sus ojos, y me relamí con la lengua los míos de forma provocadora.

- Ya sabes lo astuta que soy. Tengo los planos muy bien guardados en un lugar donde no los alcanzaras a menos que yo te los entregue, murciélago. Pero no te preocupes, mi trato es simple.

Mi voz, hasta entonces seductora y coqueta, se volvió ligeramente más seria. Iba a hablar de algo muy importante para mí, de algo que necesitaba desesperadamente. Sólo alguien con poder podía ayudarme y, si Batman se negaba, tendría que recurrir nuevamente a Dent, o a algún otro mafioso, y prefería que no fuera así.
No me importaba quién fuera con tal de conseguir lo que deseaba, aunque prefería que ese aliado fuera mi murciélago. Sabía que él no iba a traicionarme, era demasiado noble y vulnerable a mis encantos como para hacer eso, además de que siempre prefería estar con él antes que con cualquier otro... Pero también sabía que era orgulloso, a veces demasiado engreído, cuando Bruce Wayne salía a la luz. No podía fiarme de él completamente o, cuando menos lo esperara, pondría un par de esposas en mis manos.

- ¿Has oído hablar de una cosa llamada "la Tabla Rasa"? Es una especie de dispositivo digital que, conectado a cualquier red de información, elimina todos los datos de una persona, incluso aunque éstos estén muy protegidos. Fichas y registros policiales, antecedentes, historiales, huellas... Todo limpio. El sueño de cualquier criminal, ¿verdad? Lo quiero - dije, con voz intensa - Llevo buscándolo mucho tiempo y no logro encontrarlo, y es preferible no comentar su existencia con ningún otro criminal, o todos querrán poseerlo. Por eso he acudido a ti - sabía que, si él creía que yo lo quería para librarme de la cárcel, nunca me ayudaría a conseguirlo, así que tuve que jugar mi carta maestra - Quiero comenzar una nueva vida, Bruce. Empezar de cero, lejos de todo esto, lejos de Gotham. Sólo podré hacerlo si consigo la Tabla Rasa. Si tú me ayudas, tendrás tus preciados planos y podrás continuar con tu investigación. ¿Qué me dices? ¿Aceptas mi trato? - le pregunté.

Observe como se acercaba y vi sus labios peligrosamente cerca, provocandome esa tentacion de tomarla entre mis brazos y sentir esos labios junto a los mios. Se que ella sentia algo por mi como Batman, y era la unica a la que realmente deseaba tener a mi lado. Eran pocas las ocasiones en las que realmente queria atacarme, o yo atacarla a ella. Esta noche ella me estaba esperando, y aun no entendia por que le gustaba salvarme y estar a mi lado en mi lucha contra algunos criminales, pero no debia perder la concentracion, aunque ella se daba cuenta de que siempre era debil ante sus encantos.

Escuche sus razones, en verdad era muy inteligente, siempre sabia que jugada realizar, y esos planos en manos de alguien como Harvey Dent o el Joker podrian ser fatales. Aunque, conociendola, no dudaba de que tuviera una copia de ellos bien guardada, por si acaso. Aun cuando yo la atrapaba, no me tenia rencor como a los demas, sino que parecia divertirse. Observe esa sonrisa picara y esos ojos seductores sin poder apartar la mirada. Era complicado ocultar mis emociones, a diferencia de ella, trataba de ser frio, pero siempre sentia ese impulso de tomarla de sus caderas y besarla sin importarme nada mas.

-¿La Tabla Rasa? En verdad es sorprendente que quieras limpiar tu nombre y empezar de cero. ¿Te iras de la ciudad? Parece que deseas tener una nueva vida en otro lugar. No puedo dudar de ti, y eres de las pocas personas en quienes verdaderamente confio, pero dime, ¿como te has enterado de eso?

Sabia que me estaba mintiendo, no me dejaba engañar tan facilmente y conocia la mentalidad de Selina, no le gustaba trabajar en equipo y siempre deseaba ponerme entre la espada y la pared. Seria un error llevarle la contraria y decirle que mentia, la conocia muy bien y sabia que, si escuchaba un no, se iria. Pero sabia que mentia, que tenia una copia de aquellos planos, y que solo deseaba esa Tabla Rasa para que no lograran inculparla de nada.

-Veo que te gusta ponerme siempre contra las cuerdas. Solo aceptare para que por fin dejes esta vida criminal, es muy peligrosa para alguien como tu. Ademas, sabes que nunca podria mentirte. Dame los planos y te ayudare a recuperar una vida normal- Ella siempre tenia trucos guardados, pero parte de mi deseaba tenerla cerca, aunque me guardara secretos. Senti como rozaban mis labios con los de ella.

Mis labios se curvaron en una sonrisa al oírle hablar. Era pésimo actuando. Tal vez el resto del mundo se creyera sus mentiras, esa imagen que daba con la que pretendía ocultar quién era realmente, pero conmigo no funcionaba. Yo sabía muy bien cómo era de verdad, probablemente mejor que nadie.

- ¿Realmente crees que voy caer en tu penosa trampa, cielo? Creo que voy a tener que darte clases para que aprendas a mentir como es debido. Yo no soy tan estúpida como esos delincuentes de poca monta con los que acostumbras a enfrentarte. Te conozco mejor de lo que crees. Sé que no confias en mí, y yo tampoco confío en ti. No pienso darte los planos, no hasta que no consiga lo que quiero... Pero, como muestra de buena fe, te diré dónde están. Para que veas que no soy tan mala - le dije. Di un paso más hacia él y acerqué mis labios a su oído, o adonde debiera estar éste bajo la máscara - Los llevo encima - susurré, con mi voz más sugerente.

Retrocedí un poco para poder mirarle nuevamente a los ojos de forma desafiante. Me encantaba escandalizarle y tentar a la suerte de ese modo. Lanzar la red y ver si mi presa caía en ella. Aunque supiera ocultar mis sentimientos mejor que él, yo no contenía mis impulsos. No tenía por qué hacerlo. Hacía lo que quería y cuando quería, a diferencia de él, yo no me reprimía.

- ¿Esta vida es demasiado peligrosa para alguien como yo? - pregunté, ronroneando como una gata - Te equivocas, Bruce. Yo soy el peligro.

Rodeé su cuello con mis brazos y uní mis labios a los suyos, besándole lenta y apasionadamente, como nunca antes había besado a nadie. En realidad, sólo le había besado a él. Sólo a él deseaba, hasta el punto de no vacilar a la hora de romper mi promesa de no mantener contacto con ningún hombre. Mantuve el beso mientras esperaba comprobar si querría seguirme el juego o no, si caería en la trampa y sería capaz de buscar esos planos.

Somos la pareja perfecta, o eso dicen todos, incluso Alfred, y me doy cuenta ahora de por que lo dicen. Ambos somos muy inteligentes como para caer en tretas o trampas. Ella de inmediato supo que yo desconfiaba, y yo tambien imagine que ella desconfiaria de mi. Aunque la tenia en mis brazos, sintiendo sus labios rozarme suavemente, no podia mostrar debilidad.

-¿Entonces crees que yo tambien creo en tus palabras? Por supuesto que desconfio de ti. Yo tambien te conozco, se tus trucos y las veces que te has aprovechado, no soy tan tonto para tragarme cualquier mentira... Aunque debo reconocer que me sorprenden las nuevas maneras con las que tratas de convencerme.

Dijo que llevaba encima los planos, asi que segui sus besos, sabiendo que tenia que ser muy cuidadoso. No me gustaba llevarle la contraria y, aunque a veces solia mentirme, siempre me era fiel, y nunca trataba de traicionarme aunque pudiera hacerlo. Acaricie suavemente sus caderas mientras la besaba. La mire a los ojos con una pequeña sonrisa.

-Eres muy astuta, sabes que tengo mi moral... pero debes reconocer que a veces no estas muy concentrada.

Me aleje un poco de ella y le mostre los planos que le habia quitado. Sabia que si queria podria tumbarme, pero se que cuando nos besamos uno pierde la concentracion, hasta la mejor criminal de Gotham. Por eso tuve que ser lo mas rapido posible. Aunque pude bajarle la cremallera y tocar sus senos muy brevemente para poder quitarselos, no me gusta hacer trampas, asi que le ofreci de nuevo los planos.

-Tomalos. Yo siempre cumplo mis promesas y, si alguien merece empezar una nueva vida, esa eres tu. Te conseguire lo que has pedido y se que me daras los planos a cambio. Se que nunca intentarias traicionarme.

Me abandoné a su beso con una sonrisa, consciente de que había vencido, de que él había caído de lleno en la trampa. Héroes o villanos, todos eran hombres, todos tenían el mismo punto débil, y mi murciélago no era la excepción. Por mucho que se contuviera y que se mostrara duro y frío cada vez que llevaba esa máscara, yo conocía al hombre que había debajo. Sabía lo que le gustaba y lo que odiaba... incluso lo que temía.

Sentí un ligero estremecimiento al notar sus manos sobre mi cuerpo, pero no sentí asco, indiferencia ni rechazo, como me pasaba cuando estaba cerca de otros hombres, por los que era incapaz de dejarme tocar, por mucho que coqueteara. Noté como una de sus manos se deslizaba lentamente y con disimulo hacia mi pecho y no pude evitar sonreír. Miau, chico listo, sabía bien dónde buscar. Fingí que no me daba cuenta de nada y seguí besándole, a pesar de que sentía perfectamente cómo bajaba la cremallera de mi traje y sacaba los planos, sin poder evitar que su mano enguantada rozara mi pecho. Ronroneé y lamí sus labios con deseo, pero, como siempre, él tenía que estropear todo lo bueno.

Se apartó de mí con una sonrisa, mostrándome los planos en su mano. Dibujé en mi rostro una expresión de fastidio por haber sido interrumpida por algo tan infantil como aquello. Parecía un niño demostrando que había conseguido su premio, que había logrado distraerme. Nada más lejos de la realidad... No pude evitar reírme cuando él quiso devolvérmelos. Siempre tenía que quedar como el bueno...

- Por mí puedes quedártelos, cielo. Son falsos - le dije, sin parar de reír - ¿Realmente pensaste que iba a ser tan estúpida como para traer los auténticos, decirte dónde están y dejarte cogerlos? Sólo me apetecía jugar un poquito, pasarlo bien... y sabía que tú no querrías a no ser que yo te ofreciera algo interesante para ti en bandeja de plata - paré poco a poco de reír y volví a acercarme un poco a él mientras me subía de nuevo la cremallera de mi traje - Los verdaderos planos están muy bien guardados, no los llevo encima y no te pienso decir dónde están. A mí no me interesan para nada, los tendrás cuando yo tenga lo que quiero... Así que te aconsejo darte prisa, porque soy una gatita muy impaciente y muy traviesa - murmuré con voz sugerente, mirándole a los ojos, asegurándome de que era consciente de su derrota, de que le había vuelto a vencer...

Sin embargo, tras escuchar sus últimas palabras, en las que aseguraba que sabía que no iba a traicionarle... me sentí mezquina. A pesar de todo, él seguía confiando realmente en mí, y yo me sentía culpable por ello. Porque él no debería hacer eso. Porque sí le estaba traicionando, aunque no pudiera saberlo. Él no tenía ni idea de cuáles eran mis auténticas intenciones... Tragué saliva y mantuve mi rostro impasible, como la buena actriz que era, ocultando de él todo signo de debilidad.

No estaba equivocado. Sin duda era inteligente, incluso mas que yo, no como cualquiera de esos criminales. Ella siempre estaba por adelante. Sentia sus labios como los unicos que hacian despertar mis deseos, pero debia mantenerme frio, sin demostrar debilidad. Teniamos algo en comun: ambos sabiamos fingir muy bien. Desde que me explico su plan, sabia que no tenia los planos con ella.

-¿Crees que me crei que solo tendrias una copia? Yo, tambien se tus juegos, Selina. Algunos dicen que esa Tabla Rasa que quieres no existe, pero yo se muy bien donde buscarla. Aunque vas a tener que darme los planos y sus copias, no puedo exponerme.

Recorde que Barbara me dijo que la habia visto con Harvey Dent, y que entre Kara y ella lograron detenerlos un poco. Selina era impredecible, un dia me acompañaba y me ayudaba contra algunos criminales y otros lograba traicionarme. Ahora tengo pocas opciones, si busco alguna discusion o le doy una negativa, se ira sin mis pistas, por eso debo jugar un poco a su juego.

-Alguien me conto que estabas con Harvey Dent. Quiero pensar que Barbara ha visto mal, pero lo dudo, ella tiene una gran vista, y no creo que haya otra gatita en Gotham. Dime, ¿que hacias con Dent? Espero que no cometas otro gran error.

La mire simulando frialdad. Eran emociones encontradas, en verdad queria confiar en ella pero, cuando Barbara me dijo que la habia visto con Dent, senti incluso un poco de celos.

Alcé una ceja, algo sorprendida. No esperaba que él fuera a reconocer tan rápidamente que sabía dónde estaba la Tabla. En realidad, ni siquiera esperaba que lo supiera. El proyecto Tabla Rasa se cerró cuando él era sólo un niño. Yo ni siquiera había nacido por aquel entonces. No me imaginaba que supiera de su existencia, llevaba archivado mucho tiempo y ni siquiera formaba parte del departamento de desarrollo que él supervisaba. Aunque no debía dejarme engañar... Quizá todo era una trampa. Quizá en realidad no sabía nada, y estaba fingiendo que sí para ganarse mi confianza, para que le diera los planos. No iba a caer tan fácilmente. Sonreí de nuevo.

- Claro que existe. Sólo que no salió al mercado como habían previsto. Sólo existe una en todo el mundo, y será mía. Si sabes mi juego, entonces sabrás que no soy tonta, y que no pienso darte nada si yo no recibo nada a cambio. ¿Qué te impedirá arrestarme y olvidar nuestro acuerdo si te los doy ahora? Además, deberías saber que yo siempre juego con un as en la manga, a veces incluso con dos. ¿Y si destruyera los planos y almacenara sus datos en mi mente? Entonces sólo podrías confiar en mí. Hablas de exponerte y soy yo la que me he expuesto traicionando a Dent e intentando pactar contigo. Deberías valorar eso - solté una risita al oír cómo él mismo descubría el nombre de su ayudante - Así que la aprendiz se llama Barbara, ¿eh? Lo tendré en cuenta...

Lo bueno de todo esto es que mi murciélago seguía delatándose a sí mismo. Pretendía ser frío e indiferente, pero yo sabía que no era así. Lo notaba en su voz, lo veía en sus ojos. Volví a acercarme lentamente a él, ronroneando.

- ¿Sabías desde el principio que no eran auténticos y aun así quisiste buscarlos? Miau... has sido un murciélago muy, muy malo, Brucie. No necesitas excusas baratas para tocarme - susurré, de forma provocadora - Y además celoso... ¿Temes que me interese por Harvey Dent? Sólo son negocios, nene. Ya sabes que yo no dejo que cualquier hombre se me acerque... y además, los prefiero morenos - dije, alzando la mano y pasando una de mis largas uñas por su barbilla.