Multimillonarios atrevidos [Bruce Wayne]

Seattle y Star City tienen sus problemas con los maleantes y los criminales pero lo de Gotham es demasiado, en mi pequeña estancia ya he tenido que intervenir una docena de veces para evitar atracos y asesinatos a plena vista, lo que me hace preguntar si de verdad en esta ciudad hay policía o son mas mafiosos, de todos modos he intensificado mis vigilancias como Green Arrow, la noche es fría, asco de tiempo en Gotham, suerte que mi traje de cuero me protege bastante del frío, tengo el arco guardado en mi carcaj junto con mis flechas y voy saltando de azotea en azotea, aprovechándome de mis grandes cualidades atléticas, de cada saliente del que puedo agarrarme le doy buen uso, para tener unos treinta años no estoy nada mal... es que claro, soy yo.

Apenas me canso aunque igualmente controlo mi respiración para evitarlo, todo ejercicio cansa, finalmente mis gafas que han pirateado el sistema de la policía me avisan de un altercado en una calle secundaria de Gotham en un barrio conocido por su prostitución y por el movimiento de mafiosos importantes, me he tenido que informar, no se puede mover por una ciudad de este tipo sin tener un poco de noción de a donde vas. Por fortuna no estoy muy lejos de ese lugar, lo que me extraña es no haberme encontrado aún con Batman, me gustaría ver que explicación me da para tener una amante tan... extraña. Da igual, siento como en la parte de mi rostro descubierto choca un frío aire, joder, tengo que inventar algo para no estar tan frío en estas ocasiones aunque normalmente dar un par de palos me calienta. Finalmente llego a donde me han informado, me quedo entre las sombras de las azoteas de los edificios mientras observo ese deprimente barrio, mujeres vendiendo su cuerpo en plena calle, tipos con una pinta de chulos que no se la aguantan, incluso menores... odio esta ciudad.

Observo donde hay el problema pero parece que en la calle no es, cierto que todo esto es un problema pero hay que mirar primero por lo prioritario, llevo mi mano hacia atrás y agarro un pequeño cilindro de un color verde oscuro, es un acero especialmente diseñado, lo coloco delante de mi y lo agito con una mano, al instante un mecanismo hace que se despliegue un arco... mi arco. Mi rostro dibuja una pícara sonrisa y si no tuviera las gafas que me tapan los ojos la gente se quedaría cegada por el orgullo que puedo llegar a desprender ahora mismo, pero es que es lógico... soy bueno. Cargo una flecha y doy a un botón de mi arco y de él se desprende una pequeña bola que en el impulso suelta una pequeña cuerda y se une a la flecha que he cargado, la bola se clava en el suelo firmemente, apunto a la pared contraria, el frío de mi rostro desaparece y disparo, la flecha sale disparada y se clava justo donde apunto, dejando una cuerda tensa, veo como capto la atención de mujeres y hombres, la sonrisa se borra de mi rostro mientras bajo con la ayuda del arco y aterrizo suavemente en el suelo a la vez que disimuladamente la cuerda se recoge en esa pequeña bola y estalla en un pequeño chas mientras que la flecha cae en mi mano y la guardo en el carcaj, adopto una pose amenazadora mientras se me acercan mujeres ofreciéndome sus servicios, aún recuerdo a Mia y no puedo evitar pensar que estas mujeres están siendo acosadas por chulos abusivos, paso de ellas mientras observo el panorama y veo que todas las miradas están dirigidas hacia mí, ¿he dicho que antes tenía frío? Ahora estoy encendido a tope por el ambiente enfermo que se respira, un hombre tiene la valentía de acercarse hacia mí y vacilarme, me detengo observándole fijamente, escucho sus palabras: “Te has perdido de una fiesta de disfraces, ¿Robin Hood? ¿Te has cortado la lengua con una de esas flechas...? contéstame” Me saca una navaja y sin dejarle respirar muevo ágilmente mi arco haciéndolo girar e impactándolo en su mejilla con un fuerte golpe que lo encorva y me deja espacio para darle una patada en el estómago que lo deja dolorido en el suelo, veo como mas de uno pretende atacarme, preparo una flecha y con voz amenazante hablo:

- ¿Habéis venido a divertiros escoria humana? Venid y dejar que me divierta yo un poco...

Se me abalanza uno y sin grandes problemas le disparo la flecha, no a matar, eso nunca y una mueca de rabia se muestra en mi rostro cuándo recuerdo la última vez que crucé la línea, aunque estos individuos se merecen la muerte y mucho mas, le doy en la mano, justo en medio de ella sin tocar venas ni nada, un tiro limpio que solo le deje mal y no le deje agarrar nada con esa mano nunca mas, por eso se queda en el suelo gimiendo y gritando de dolor, me detengo un instante a observar la escena pero luego me ataca otro, no cargo una flecha sino que simplemente lo noqueo con un par de golpes, uno de mi codo y otro una patada que lo lanza al suelo y cuándo suena el golpe un ruido detrás de mí, me lanzo hacia la dirección contraria mientras cargo una flecha y estoy dispuesto a disparar pero me detengo justo antes de dispararla porque veo una figura familiar, demasiado incluso, aquí está el Caballero Negro de Gotham, consigo caer bien y levantarme sin problemas para ver a mi alrededor como la gente se empieza a alejar temblorosamente, y a mi me atacan.

Mientras me acerco a él me pregunto como es que hay delincuencia aquí con ”BatserionuncasonríoMan” por aquí, aunque en cierto modo es normal la actitud de los hombres, el negro impone mucho, guardo la flecha que he cargado en mi carcaj y pliego el arco, me detengo para mirarle fijamente por debajo de mis gafas, adopto una sonrisa de orgullo cuándo él me habla, nuestras aventuras con la JLA no fueron para nada aburridas aunque ahora parezcan batallitas de guerra, no estaría nada mal reunirnos de nuevo, sería divertido:

- ¿Cuidar mis espaldas? Sabes bien que lo tenía controlado, esos tipos- Digo señalando hacia los hombres que se van alejando y escondiendo en los distintos locales- no podrían haber hecho nada contra mí, lo tenía todo bajo control... me alegro de verte, Bats, te ves bien... o lo que veo de ti y no sabría si decirte si de visita o no, han habido tanto negocios como placer. - Digo con una pícara sonrisa recordando mi “juego” con Dinah- pero la verdad es que Gotham no está nada mal, siempre hay culos para patear, ¿no te molestaría que me quedara por aquí una temporada, no? Por los viejos tiempos...

Le pregunto, viendo que ya conozco a su “amiguita” aunque él no lo sepa y que tampoco es que a le guste compartir su ciudad si no es con su tropa privada de murcielaguitos pero es que esto si que está mal, lleva unos cuántos años en esta ciudad y no veo que haya servido de nada mas de que la gente se mantenga quieta cuándo aparece él, porque lo acabo de ver, la perversión es patente en todas estas calles. Me doy cuenta que la calle se ha quedado medio desierta con la presencia de Batman por aquí y eso me sorprende, tengo que aprender como hace eso, me podría ser útil alguna vez.

Si no conociera a Bruce podría decir que es un mafioso de esos que van “a la antigua” con el rollo de la familia, los negocios y todo eso, me pregunto que serán esos asuntos que hacen que se ponga tan a la defensiva, ¿tendrán que ver con su amiga la gata? No lo creo aunque con un hombre como él todo puede ser. Alzo una ceja inconforme con sus palabras y también ligeramente impresionado por como ha dicho todo eso, lo conozco y sé que no es la alegría personificada pero eso que ha dicho me ha resultado frío hasta para su carácter habitual, ¿tan mal están las cosas por aquí? Si es así debería de tragarse su orgullo y pedir ayuda, bien somos... o éramos, un buen equipo, y como tal nos debíamos ayudar entre nosotros, aunque claro, él siempre ha sido mas cerrado.

Me doy cuenta de que me llama “Ollie” y entonces vigilo mis alrededores para ver si hay alguien pero como he visto hace escasos instantes la gente se ha ido corriendo al ver a la figura negra que tengo delante de mí, esto me impresiona bastante, al parecer aquí aún no saben quien soy, ¿Cómo que no? He puesto Seattle patas arriba y soy un héroe de talla mundial que se ha enfrentado a dioses y amigos caídos y no soy capaz de ahuyentar a una panda de imbéciles colocados de coca... sin duda Gotham está realmente mal. Aunque en cierto modo no puedo evitar pensar que esto es igual que Seattle, me acuerdo de la cantidad de skins, traficantes y criminales que tuve que enfrentar allí, los cabrones me pusieron a prueba multitud de veces, pero en pruebas de ideales, estuve demasiadas veces al borde de la línea y hubo un instante que la crucé... y lo volvería a hacer si se presentara la misma situación. Por lo que he visto hasta ahora no se diferencia mucho de Gotham, Seattle mejoró con mi presencia y Gotham no ha mejorado con Batman, esta ciudad pide a gritos mi inestimable ayuda.

Mientras mi mirada mira alrededor en busca de cualquiera que haya tenido la valentía, o la estupidez, de plantar cara a uno de los mejores héroes de los tiempos actuales y Batman siento algo que pocas veces he sentido, tío, por mucho que diga a los criminales que Seattle es mía estos no paran de aparecer y aquí el colega negro aparece y todo el mundo cagado huyendo, vale, algo de envidia si que tengo pero no se lo diré a nadie, no puedo perder mi reputación de playboy capaz de llevar una doble vida como un arquero con la mejor puntería del mundo, ya me encuentro mejor. Dirijo mi mirada hacia Batman, escondiendo bajo mis gafas tintadas todo lo que siento, cuándo hablo lo hago con orgullo porque yo lo valgo:

- Me das miedo, Bruce, hablas como un mafioso... - Digo mientras suelto unas pequeñas carcajadas- y no te preocupes por mí, me he enfrentado a gobiernos enteros y a maestros asesinos que creían rivalizar contra mí, puedo contra un par de lunáticos, me he informado - Ahora hablo ligeramente mas serio- un tal Joker, un payaso que se lo toma todo a broma, un tal Dos Caras, un caído fiscal del distrito obsesionado con una moneda, Poison Ivy, una ecologista demasiado radical, ¿en serio no necesitas ayuda?

Cuándo responde a mis palabras me habla de una mujer que no me hace falta saber de quien habla, de mi mujer, Dinah, no se porque pero siempre se acelera algo mi corazón cuándo oigo ese nombre, porque se a quien pertenece, a la mujer que mas me importa en este mundo y también la mas preciosa, exteriormente puedo seguir manteniendo la fachada que me gusta mantener con la sonrisa pícara y orgullosa en el rostro, eso derrite a las damas, se chiflan por el cuero, y hace que los criminales se comporten mas confiados, eso me da una gran ventaja que puedo patearles el trasero mas facilmente pero he de admitir que por dentro me derrito solo de pensar en ella, su figura, su rostro... y Batman se ha equivocado de lugar, prefiero encontrarla en una limusina, si es mía mejor que mejor. Vale Ollie, céntrate, estás en el punto de mira de todos los chulos de esta calle y puedes estar en peligro, es mejor centrarse, aunque estoy con Batman... no, estoy yo mismo, me puedo defender de cuatro yonkis que se crean los amos de la ciudad, si pude con los capos de Seattle puedo con todo. Tengo flechas.

Me mantengo alerta aunque sigo escuchando sus palabras, esta vez cambia de tema y se centra en lo que parece mas importante, hablar de la belleza de mi mujer es un tema algo espinoso, sobretodo porque no quiere irme de la lengua. De todos modos parece que quiere meterme miedo con lo de los criminales, bah, no serán para tanto, un par de patadas por aquí, unas flechas que acojonen y para prisión de cabeza, agacho un poco la cabeza hacia delante mostrándome escéptico a sus palabras, no me gusta que me subestimen aunque es cierto que el frío Brucie nunca habla de broma y no creo que exagere, cierto que yo soy mejor héroe que él y no será lo mismo un reto para el murciélago que para el arquero esmeralda, no hay color... literal y figuradamente.

Creo que tendría que haber traído la grabadora, Bruce aceptando su ego y orgullo, esto no se ve todos los días aunque indirectamente me dice que no me quiere en su ciudad, si no ha pedido ayuda es que tiene un problema que él cree que puede controlar, para nada, cuándo estaba la JLA nos apoyábamos entre todos, ahora esa unión se ha perdido y cada uno va mas por su lado, ¿que diablos estoy haciendo? Pensando como un anciano que habla de batallitas viejas, nadie debe saberlo... nunca. Cuándo acaba de hablar no sé que responderle, Brucie es muy terco a veces y sería complicadísimo darle a entender que necesita ayuda, y encima viendo los índices de criminalidad que no descienden sino que o se mantienen o suben no parece que Batman sirva para algo, suspiro tranquilamente para mirar a los ojos al murciélago que tengo delante y hablarle:

- Y tú sabes que viendo como está Gotham nada puede echarme hacia atrás de ayudar... y ambos sabemos que no te gusta admitir las cosas, mi viejo amigo, si mas de uno de los nuestros se ha venido hacia aquí es que sabemos que no puedes hacer esto solo... y si, mi mujer está por aquí, y sabes... tiene unas compañías un tanto extrañas, una felina sobre todo.

Digo acentuando un poco mas mi sonrisa pícara, me gustaría saber como ha conseguido domar a una mujer como esa que la otra vez dio bastante guerra a los mafiosos esos del barco y como es que se ha interesado por ella, no parece tener unos ideales bastante definidos, no parece ser una mercenaria pero tampoco parece estar con nosotros... ni contra nosotros.