Apoyando a una compañera (Kara Kent)

Las cosas habían estado algo más tranquilas en Gotham la anterior noche, por lo que llegué a mi apartamento más tranquila y dispuesta a descansar esta noche. Pero, mientras cenaba, mi cabeza estaba sumergida en una conversación que había tenido días atrás con Clark. Me había contado que Kara, por ciertos motivos, había decidido dejar aparcada a Supergirl, pero no me había contado el por qué. Kara y yo teníamos buena relación, pero desde que me asenté en Gotham, habíamos perdido algo de contacto, algo que no me gustaba pero mi vida había estado bastante ajetreada. Una vez acabé de cenar, salí del apartamento y me dirigí al callejón de siempre, donde me escondí para trannsformarme en Wonder Woman y así emprender el vuelo hasta Metrópolis. El vuelo no duró demasiado, mi velocidad iba en aumento si me mantenía en forma.

Llegué a casa de Kara, no había olvidado su dirección. Busqué, aún en el aire, un rincón cercano para poder transformarme en Diana sin que nadie me viera, y lo encontré a un par de calles. Posé mis pies en el suelo allí y, tras unos giros rápidos, mi ropa cambió a la normal. Caminé hacia casa de Kara y, una vez allí, piqué al timbre, esperando que estuviera en casa y me abriera. Tenía ganas de verla y, sobre todo en un momento así, creo que quizá necesitaría a alguien con quien hablar.

Suspiré.
“Ojala Courtney me ayudara” pensé mirando las cajas que me faltaban. “Puedo hacerlo sola” me reproché.
Ya todo estaba decidido e iba a ser puesto en acción. No iba a echarme a atrás. Lana había entendido a la perfección mis motivos y mi decisión, por lo que había accedido a ayudarme a empezar esa nueva vida que me había planteado. Me había ofrecido vivir con ella y yo, aunque no quería causarle molestias, acepté. Cuando me lo propuso, no parecía sentirse obligada a decir algo sino que, quería de verdad que me mudara. Aparte, vivir con Courtney me recordaría a Supergirl. No decía que ahora odiara a mi “otro yo”, lo que pasaba era que cada vez que viera a mi amiga con el traje de Stargirl me recordaría viejos tiempos.
Por otra parte, el primer paso para empezar de cero era tener otra identidad. Aquello no había sido muy difícil, Lana había hecho todo el trabajo. Linda Lang, ese era mi nuevo nombre y por lo que constaba en mi... ¿se llamaba: DNI? Sí, DNI, era su prima. Sonreí interiormente.
Agarré una caja con cada mano y las llevé hasta el salón. No me costaba nada, me era un aburrimiento por lo que tenía la radio encendida. Aún así, no era mucha distracción.
Volví a suspirar y fui hasta la cocina.
Estaba sola en casa por lo que llevaba puesto unos jeans viejos y algo desgarrados, una camiseta corta en la cual se me veía el ombligo y mi pelo estaba recogido por una simple coleta. Courtney volvería tarde, seguramente estaría con sus labores de Stargirl. Bajé la cabeza. Me sentía culpable por dejarla, pero debía probar otro camino. Quería cambiar de vida, quería labrar mi propia vida. No había funcionado el que había escogido, por lo que debía cambiar. No me arrepentía de mi decisión, pero no sabía como se lo iba a tomar Kal, Boomer o Courtney. Pensaba que al ser mis amigos y mi primo aceptarían mi decisión y me alentarían a encontrar mi camino... ¿no? Me preocupaba lo que pudieran pensar, aunque hubiera tomado esta decisión sin preguntárselo a nadie. Era mi vida, mi presente y mi futuro, y no pensaba que tuviera que hablar con nadie sobre como vivir. Pero me preocupaba que no lo entendieran y me abandonaran.
Sin darme cuenta, ya había llegado a la cocina. Abrí la nevera y saqué una pequeña botella de Fanta. Cerré la puerta con el pie al tiempo que destapaba la botella y tomaba un sorbo largo.
De pronto, en la radio empezó a sonar una canción bastante movida. Aprovechando que estaba sola y sin nada que hacer –ya que había terminado de preparar las cajas- empecé a bailar con la botella en la mano. Me sentía libre, sentirme una chica cualquiera me hacía feliz. Desprenderme de esa parte que me hacía estar pendiente siempre de lo que ocurría a mi alrededor y empezar a centrarme en mí... me hacía feliz. No era que antes fuera desgraciada o miserable, pero ya no me acarrearía más problemas. La prensa dejaría de hablar mal de mí y no tendría problemas en sentirme culpable por no haber hecho bien algo.
De repente, sonó el timbre. ¿Quién sería? Bajé el volumen y fui hasta la puerta.
- ¿Quién es? – pregunté.
Cuando aquella voz me respondió, me quedé sorprendida. Debía admitir que no la esperaba. Si no recordaba mal, la última vez que nos habíamos visto había sido en lo ocurrido con Darkseid...
Abrí la puerta y bajé el volumen hasta dejarlo en sonido ambiente.
De pronto, me sentí culpable. Culpable por no haber contado con Diana en mi malos momentos. Hice una mueca. Culpable por haber olvidado la verdadera esencia de ser una superheroína. Olvidar que ser una superheroína no era llevarse bien con la prensa, ni aplausos por los adultos ni nada por el estilo. La verdadera esencia era ayudar a quien lo necesitara, a quien estuviera en peligro. Pero, aunque lo había intentado muchas veces, no había conseguido salvar a nadie, había hecho todo lo contrario. Había causado problemas. Tomé otro trago para ocultar mi malestar. Podía oír los latidos de Diana muy cerca de aquí y no quería que me viera así.
- Hola Diana – la saludé con amabilidad cuando entró
No la miré, todavía se notaba ese repentino malestar que había aparecido, y no quería que me viera. Aparte, me había dado cuenta que la radio solo iba a molestar por lo que fui a apagarla.
- ¿Qué te trae por aquí? – pregunté más calmada, esta vez mirándola.

Kara abrió la puerta pero algo me sorprendió en su cara, estaba diferente. No se si quizá no le había gustado mi visita o si podía pasar algo... quizá me lo contaría, ¿no? Que raro todo, hacía tiempo que no nos veíamos.

- Cuanto tiempo, Kara, que bien verte de nuevo.

Sonreí mirandola, entrando a su casa, mientras ella apagaba la radio. Me gustaba estar aquí con ella, al fin y al cabo habíamos luchado juntas, habíamos compartido tiempo juntas, la consideraba una amiga. Pero ya se sabe que teniendo vidas como las nuestras, las relaciones en todos los ámbitos son complicadas.

- Me acordé de ti esta mañana y decidí darte una sorpresa, espero no llegar en mal momento.

Me encogí de hombros con una media sonrisa en el rostro. Me sentía un poco culpable, debería haber llamado. Pero me sentí tan obligada a venir a verla, quería hablar con ella. De pronto, metí mi mano en el bolso y saqué una pequeña cajita de bombones. Alargué el brazo hacia ella.

- Oh, ¡casi se me olvida! Te traje un detallito.

Me acerqué a ella, con paso tranquilo y una sonrisa amable y sincera en el rostro. Me alegraba verla de nuevo, era una gran amiga. Lo único que me incomodaba era que me viera con aquellas pintas y la casa desordenada, debido a la mudanza. Me rasqué la cabeza, un poco sonrojada y mi sonrisa se tornó a una que combinaba la alegría y la vergüenza.
La respuesta a su pregunta me dejó fuera de juego unos momentos. Una parte de mí, se alegraba mucho de verla y agradecía su visita, ver a una vieja amiga siempre era bueno; pero otra parte de mí se enfadaba un poco con ella. “Me acordé de ti esta mañana...”. ¿Eso había significado que se había olvidado de mí como amiga y esto era una visita banal, sin importancia?
“¡Kara, por Rao! ¿Qué son esos pensamientos?” me reproché a mí misma.
Me sorprendí a mí misma de mis pensamientos. Aceptaba que la prensa no me hubiera aceptado, y que las cosas no hubieran salido como yo esperaba, pero no podía tomarla con mis amigos. Ellos no tenían la culpa. Todos somos... éramos... son superhéroes, tienen vidas ajetreadas. No se les puede culpar por olvidarse, algunas veces, de su vida privada y concentrarse en su labor altruista.
“...Y decidí darte una sorpresa”. Esa era la Diana que yo conocía. Tan amigable, simpática y agradable.
No pude reprimir una sonrisa al escuchar eso. Era bueno verla, siempre daba gusto ver a los amigos, aunque... no supieran las novedades. No quería contárselo, no sabía como iba a reaccionar. Ella me había enseñado a luchar, temía que me considerara una mala alumna o un fracaso. Suspiré.
- Bueno... – dije apartando un par de cajas del suelo – estoy un poco liada. Pero no te vayas – agregué rápidamente, eso era lo último que quería -. Como puedes ver, la casa está patas arriba. Lo siento.
Aparte un par de cajas con el pie, ya que, entorpecían el camino. Cuando me erguí para volver a hablar con ella, me tendió una caja de bombones.
- ¡Oh, gracias! – contesté agradecida, ladeando un poco la cabeza -. Es un detalle, no tendrías porqué haberte molestado.
Abrí la caja, saqué un bombón, lo desenvolví y me lo comí. Era de chocolate, estaba muy rico.
- ¿Quieres? – le ofrecí, después de tragar -. ¿Quieres beber o comer algo?
Cerré la caja un momento y me acerqué al sillón:
- Ven, siéntate, charlemos más tranquilas aquí – me senté y di golpecitos a mi lado para que viniera.

Me sentía mal por un lado, había pillado a Kara en un mal momento, al menos así lo parecía por todas las cajas que tenia por allí. Parecía mi apartamento, aun tenía cosas por desembaquetar yo también. La vi pensativa, más pensativa de lo normal, y seguía sin mencionarme lo de su "retirada". No quería sacarle yo el tema tan pronto, pero si al fin y al cabo no lo sacaba ella, lo sacaría yo. Solo que... no todavía.
Pareció que le gustaban los bombones y me ofreció si quería alguna bebida.

- Oh, no Kara, no es necesario, quizá más tarde, ahora estoy bien.

Le dediqué una sonrisa sincera y me ofreció que me sentara a su lado, para charlar. Así que lo hice.

- No te preocupes por el desorden, no has visto mi apartamento, eso sí es un auténtico caos -solté una carcajada y me quedé mirandola, no pude reprimir el acercarme a ella y darle un abrazo- como te he echado de menos. Siento no haberte visitado antes, con la mudanza a Gotham todo ha sido un caos... -me separé, y me mantuve mirandola, con una sonrisa- Bueno, ¿qué tal tu nuevo hogar? ¿Algún vecino digno de mencionar? -bromeé, levantando las cejas, fingiendo una mirada seductora en broma, y me eché a reir. Era pronto para mencionar el tema "estrella", así que prefería charlar con ella un rato tranquilamente y luego ya hablaríamos sobre eso.

Me acomodé en sillón, levantando mis piernas y cruzándolas. Sonreí ampliamente, adoptando mi personalidad adolescente que me caracterizaba. Tan llena de entusiasmo, de optimismo, de alegría... Me alegraba volver a sentirme así, pero había otra parte de mí... no sabía exactamente cómo explicarlo... me sentía vacía. Me faltaba algo. Puede que no volviera a ser una superheroína, que me gustara más ser una civil, o puede que tras un retiro volviera a ser Supergirl. Lo único que sabía con exactitud, era que necesitaba un tiempo para mí. Necesitaba alejarme de todo.
Diana se sentó a mi lado:
- Esto comparado con el desastre que causé en la granja contra Darkseid, no es nada – bromeé.
En otras circunstancias, lo habría recordado como algo malo pero ya no me importaba. Ahora que empezaba a estar lejos de todo ese mundillo, lo aceptaba. Aún así, todavía preservaba el mal sabor de boca que me había causado aquello.
Esbocé una pequeña sonrisa, dando a saber la broma, pero algo amarga. Aquel recuerdo siempre sería una dolorosa experiencia.
Correspondí a su abrazo con fuerza y cariño combinada. Desde hacía unos días, era lo que más deseaba. Que me abrazaran, que me quisieran... que me apoyaran.
- No sabes cuanto te he echado de menos, Diana – contesté, reprimiendo las lágrimas -. No te preocupes, Diana. Te entiendo. No tienes de que disculparte, sé que tu vida es un poco ajetreada a sabiendas de quién eres. No te disculpes.
Me separé de ella y me froté la nariz.
- Bueno, todavía no lo he visto pero según sé es un buen lugar – expliqué, eludiendo el tema principal.
Solté una pequeña carcajada ante su segunda pregunta.
- No, nadie de por medio.
De pronto, recordé a Nightwing. Hacía tiempo que no lo veía... Aún así, todavía seguía coladita por él. Ya no recordaba todas las veces que Boomer me había dicho que me olvidara de él, pero yo era incapaz. Solté una risita interna.
Suspiré y bajé un poco la cabeza. Me gustaba hablar con Diana, pero debíamos ver la verdad. Sabía porqué había venido, y retrasar el tema solo hacía más difícil hablar de él.
- Diana, hablemos en serio, – dije tornando mi voz a una más seria y centrada – sé porqué has venido. No sé si te lo ha dicho Clark o Lana, pero me da igual. No me importa cómo te has enterado, sino tu opinión. Solo te diré que si nada me hará cambiar de opinión, ya sabes lo cabezota que soy – esbocé una pequeña sonrisa -. Me voy a mudar a casa de Lana, no creo que me venga bien estar con Courtney mientras yo no sea superheroína. Si voy a intentar empezar de cero, creo que me vendrá bien un cambio de aires. Me gustaría que me apoyases, Diana... pero entendería que no lo hicieras...
La miré con cariño, esperando una opinión sobre mi decisión.

Después de charlar un poco animádamente, al fin se sinceró. Me dolía verla así, la veía muy afectada por el tema, cosa que entiendo, ya que dejar a tu héroe a un lado es un paso muy duro. Cuando terminó la miré y solté un suspiro. Dirigí mi mano hacia la suya, para cogerla.

- Kara, no es una decisión que comparta, pero si la has tomado es por algo. No he venido para convencerte de nada, tú eres mayor para tomar tus decisiones, y se que algún día volverás a ser Supergirl, se que tomarás el camino correcto.

La miré medio sonriendo, demostrándole mi apoyo. Algo dentro de mi me hacia comprender que un día volvería a ser Supergirl, no se porque, pero ella es tan comprometida, que lo creía así. A lo mejor me equivocaba, quien sabe.

- Soy tu amiga y te apoyaré en todas las decisiones que tomes, necesitas tomarte un descanso. Me parece bien que te quedes con Lana, ay, debería visitarla algún día a ella también... -me llevé la mano a la cabeza, que despistada soy, con tanto trabajo me olvido de las cosas. Volví a mirarla sonriendo- Aun así, cuando quieras puedes pasarte por Gotham y quedarte a dormir en mi casa, incluso si quierer vivir allí un tiempo, hay espacio de sobra -le cogí la mano con fuerza, mirandola sincera- Eres mi amiga, y por encima de todo lo que yo quiero es que estés bien, que seas feliz.

Cogió mi mano de forma cariñosa, suavemente. Después, con voz algo más seria pero con amabilidad habló.
- Gracias, Diana, por intentar entenderme – dije con una tenue sonrisa, y cogí su mano -. Intenté ser como vosotros, intenté hacer mi vida con vuestros ejemplos, intenté copiaros, pero me he dado cuenta de que no puedo. No soy vosotros. Tengo que buscar mi camino, y esto es una pausa para saber qué hacer ahora. No sé si voy a volver a ser Supergirl, no sé si voy a intentar tener una vida como humana, ahora no tengo nada claro. Lo único que sé es que necesito pensar – hice una pausa, observando nuestras manos -. Aunque... admito que me gustaba ser Supergirl. Sentirme útil en un lugar al que no pertenezco. Pero, solo gustarme no sirve. He intentado ayudar, pero mis esfuerzos se han visto frustrados o han salido mal.
Miré al suelo, recordando lo que había sentido al leer la prensa aquella noche en el parque de Gotham. Pestañeé un par de veces y levanté la cabeza, mientras Diana hablaba:
- Sí, Lana es una gran chica. Me está ayudando mucho – sonreí de medio lado -. Sería un detalle por tu parte ir a verla, aunque ahora tiene mucho trabajo pero sé que no rechazaría una visita. Le gusta la compañía, por muy ajetreada que esté. Además, si la pillas en un mal momento te lo dirá.
Abrí la caja con gesto veloz y me comí otro bombón.
- Me encantaría – agradecí -. Cuando vaya a tu casa, quiero que me enseñes tus nuevos trabajos de fotografía. Quiero ver como vas mejorando.
Era una buena fotógrafa, y sus fotos siempre salían geniales. Incluso, no descartaba la idea de pedirle alguno de sus diseños para decorar mi habitación en casa de Lana.
- Sabes que me tienes para todo, para lo bueno o para lo malo – le aseguré con voz cariñosa pero con un toque serio, haciéndole saber que hablaba de verdad -. Si necesitas hablar de algo o ayuda en alguna cosa, no dudes en contar conmigo. Me ayudaste mucho cuando acababa de llegar a la Tierra y estoy en deuda contigo por siempre, Diana – esbocé una sonrisa sincera.

Veia a Kara tan decepcionada consigo misma que casi me enfadaba verla así. Aunque por otra parte la entendía, yo misma había pasado varias veces por situaciones así, sin llegar a tal extremo.

- Kara, no puedes pensar así de ti misma, aunque comprendo que quieras pensar, y es algo que siempre funciona. Piensa durante una temporada, desconecta. Y confío en que finalmente sabrás que tu destino es Supergirl, confío en ti, porque siempre has sido una genial heroína y estoy segura que volverás con mucha más fuerza

La sonreí con dulzura y me reí al verla comer los bombones con tanto entusiasmo. Me gustaba estar así, tranquila, como una chica normal, con mi amiga. Me habló de la fotografía y asentí, esperaba que algún diera viniera a mi apartamento en Gotham. Aunque... debería limpiarlo, sin duda.

- ¿Deuda? Ninguna. Soy tu amiga y entre los amigos no hay deuda ninguna. Siempre estaré aquí -le agarré suavemente la barbilla, moviendola ligeramente en gesto de broma mientras le hacía una mueca, y ambas nos reimos- Además adaptarse a la Tierra no es difícil, lo único es que los humanos son... algo complicados a veces -me encogí de hombros y me reí- en Isla Paraíso sin duda somos muy diferentes

Sonrío nostálgica al recordar mi hogar. Siempre pienso que debería regresar, sobretodo para ver a Donna, mi hermana, pero se que si vuelvo quizá no puedo salir de allí, me sentiría demasiado bien, y aquí me queda mucho que hacer. Bruce me viene a la mente. ¿Por qué ahora? Cuando fui a verle. No se porque lo hice, soy tonta. Y tenia ganas de verle de nuevo, debíamos vernos un día de estos en su batcueva, y estaba ansiosa. Mis ojos volvieron a Kara, saliendo de mis pensamientos.

- Bueno, ¿sabes alguna novedad sobre algún villano por aquí o estás desconectada totalmente? No quiero que estés insegura aquí, ¿eh? -comento con una media sonrisa, intentando sacar mis tonterías de mi cabeza. Por otro lado, también me tenía preocupada la seguridad de Kara, si ahora dejaba a un lado su heroína, ¿estaría segura aquí?

Me sentía totalmente a gusto con Diana. Podía ser yo misma, no tenía que aparentar.
Recordé mi estancia en Isla Paraíso: allí también podía ser yo misma. Allí me sentía como en casa.
“No me vendría mal pasarme por allí...” pensé, haciendo planes.
Aún así, sabía que si iba, no sería una visita de ida y vuelta... puede que me convencieran o me convenciera para quedarme una temporada allí.
Pestañeé, y volví al mundo real.
No pude evitar sonreír con ternura ante lo que Diana decía sobre mí. Realmente tenía esperanzas puestas en mí, y eso me halagaba.
- Gracias por tu apoyo, Diana, de verdad – contesté -. Ahora es lo que más necesito.
Me aclaré la garganta, ya que, tenía un nudo. Al principio pensé que Diana no me entendería y me daría razones para volver a ser Supergirl, pero me había sorprendido y se lo agradecía.
- Pensé que mi destino era ser Supergirl, pero ahora no sé... – admití, un poco cabizbaja- Esto me lo tomaré como... unas vacaciones. Todo el mundo necesita desconectar- agregué, con una amplia sonrisa para que no se preocupara.
Oí esa risa cantarina y dulce que poseía al verme comer. Como había añorado aquellos momentos de felicidad y tranquilidad sin motivo... Como había añorado sentirme normal.
- Puede que no haya deuda, pero quiero que sepas que aunque no sea Supergirl, estaría ahí tanto como superheroína o Kara para ayudarte en lo que sea – le dije, con seriedad, para que supiera que era una promesa.
Momento después, me agarró de la barbilla y empezó a hacer muecas con ellas.
No pude evitar reírme a carcajadas. Habíamos empezado hablando sobre un tema serio y habíamos acabado riéndonos por las tonterías que hacíamos. Eso sí que era pasar una buena tarde con una amiga.
- Sí, - suspiré – es Isla Paraíso todo era diferente. Incluso me atrevería a decir que todo era mejor... Pero, si aquí todo fuera como en Isla Paraíso, los superhéroes no estarían aquí.
No hable de un “nosotros” a conciencia. Yo ya no era una superheroína.
Sonreí de medio lado, disfrutando del silencio agradable que nos inundaba. Ese silencio de paz y tranquilidad.
Momentos después, Diana lo rompió.
- No, no he visto ni oído ninguna novedad – admití -. ¿Insegura, yo? – solté unas carcajadas -. Créeme cuando te digo que si alguien se acerca a mí,... aprenderá a volar.
Volví a reír, aunque fuera un aviso serio.
Hablando de seguridad...
- Diana, te cuidado cuando sales a la calle como Wonder Woman, ¿vale? Algunas veces hay cosas que ni hasta los más duros superhéroes pueden destruir. Por favor, ten cuidado – mi voz sonó realmente preocupada.
Consideraba a Diana como mi madre y hermana. Era como mi familia, y no quería que le pasase nada. No pude evitar sentir miedo por ella, era una guerrera y una luchadora de corazón, pero tenía miedo...

Kara mencionó no saber nada peligroso por aquí, algo que me tranquilizó, aunque inmediatamente sacó ese resquicio de Supergirl que llevaba aún dentro y me reí.

- Vaya, así me gusta, ¡que seas agresiva en cuanto a patear traseros!

Solté una carcajada y la seguí escuchando, esta vez optó por advertirme sobre las calles, algo que ya me había percatado que estaba siendo bastante peligroso últimamente. Recordé mi pequeña batalla con Harvey Dent, alguien debía pararle, pero no sería fácil.

- Lo se, Kara... en Gotham tuve hace poco mi primer encontronazo con Harvey Dent, y está claro que no es un ladronzuelo de pacotilla que tira de los bolsos de las mujeres. Realmente, sentí verdadera preocupación por la seguridad de la ciudad. -me encogí de hombros, recordando el momento- pero tranquila, voy con cuidado, y el lazo es de gran ayuda en momentos así, la verdad. Gotham es más peligrosa de lo que pensaba, aunque por suerte hay gente como yo que vela por su seguridad

Me estremecí al recordar a Bruce. No era momento, y tampoco quería sacar ese tema con Kara ahora que está pasando por un momento delicado. Por otro lado, aunque le sonreía, me preocupaba este descanso que se estaba tomando como Supergirl, sabía que volvería a serlo tarde o temprano porque es su destino, y en el fondo lo sabe, pero me preocupaba su seguridad.

- Quizá soy pesada, algo "mamá" -reí levemente- pero si tienes cualquier problema, llámame de inmediato, ¿vale? La capacidad de volar es altamente útil en casos urgentes. Véase villanos estúpidos o una necesidad imperiosa de hablar con tu amiga Diana junto con un tarro de helado de chocolate viendo Pretty Woman, ¿eh? -bromeé, aunque lo que decía era en serio. Quería que supiera que estaría allí para todo.[b]