Debajo de la ciudad no hay nada bueno [Kara]

Bien, este no era un buen lugar para que me metiera, pero...para ser sinceros, había estado en lugares más malolientes, más oscuros y...con más ratas que éste. El tema está en...¿por qué me he metido en este lugar?, había escuchado varios gritos cuando paseaba por las calles de Gotham, y esta ciudad no es lo que se diga...tranquila ni baja en criminalidad. Antes de escuchar los gritos de auxilio, me dirigía a mi apartamento, ya que había quedado con unos conocidos...hace exactamente 5 minutos, suerte que conocen mi identidad de Black Canary y al menos no tendría que darles excusas falsas de por qué había llegado una hora de retraso. Iba tener una cena con ellos, pero pueden esperar, si hay algo que sobrepase mi gran apetito y el estar con mis amigos, es...escuchar a un desconocido gritar en unas alcantarillas. Sin pensármelo demasiado, abrí la tapa y bajé por unas pequeñas escaleras algo pegajosas-okay...en momentos como estos daría todo por tener visión nocturna...-este lugar estaba muy oscuro y silencioso. Lo único que escuchaba eran las gotas que caían de las tuberías que pasaban por el techo y el ruido de las zambullidas de las ratas en el agua sucia-y los caimanes en las alcantarillas era de Nueva York, aquí me podría encontrar cualquier bicho...-caminé lentamente, mirando hacia todos los lados por si me seguía alguien, pero no escuché nada, ni siquiera el ruido de unos pasos, sólo las zambullidas de las ratas y...mis propios pasos. No obstante, al poco rato, volví a escuchar un sonido que retumbó distorsionado entre las paredes de la alcantarilla, pero que logré distinguir como un grito-¿hola!...¿hay alguien?...

“No todo Gotham podía ser tan bonito” pensé cuando miré dónde me había metido.
Metrópolis comparada con Gotham era un paraíso. Había oído muchas cosas sobre esta ciudadad. Era corrupta, con mucha criminalidad y con muchos villanos. Un lugar perfecto para poner mis poderes a prueba.
Tenía poderes en este mundo por una razón y creía saber el porqué. Ahora, este era mi mundo y haría lo posible para salvarlo de si mismo. Había perdido mi planeta natal, no iba a permitir perder este.

Clark estaba con Lois, Martha había ido a Metrópolis para comprar unas cosas y yo estaba aburrida en la granja. Por eso había dejado una nota diciendo que me había ido a dar un paseo. Si Clark supiera adonde había ido me repetiría de muchas formas porqué no debía venir.

Al llegar, la había recorrido por el cielo. La sobrevolaba cuando llegué a la mala zona. La zona pobre. Bajé un poco para ver todo mejor cuando oí un grito. Era una mujer. No podía ignorar aquella llamada de auxilio. Cuando le pregunté lo que ocurría me dijo que su hijo estaba jugando cuando se metió en el alcantarillado para recoger el balón.
Esa era la razón por la que estaba allí. En una alcantarilla de mala muerte. Buscaba a un niño con un balón. Pero… podía estar en cualquier parte. El alcantarillado, según sabía, era muy grande. Podía estar muy lejos de su casa sin saberlo.
Pensando en todo eso, pateé una lata. El sonido retumbó por toda la alcantarilla.
Sin esperármelo, una voz femenina habló. Preparé mi visión de rayos X por si acaso y giré la esquina para encontrarme con ella.
- Tranquila, no pasa nada – dije con las manos en alto para que supiera que no era una amenaza -. Solo estoy buscando a un niño que se ha perdido. ¿Y tú?

Una alcantarilla no es el mejor lugar para encontrarse con gente...a no ser que fueran operarios de la ciudad o del sistema de desagües, o simples mafiosos que controlan la droga que entra y sale de la ciudad...y si por algú casual son estos últimos con los que me encuentro, van a tener unos problemillas muy serios. Escuché varios pasos delante de mí, con lo que me mantuve en alerta. Me paré en seco y me incliné hacia delante mientras abría ambas piernas para agacharme y optar por una postura ofensiva, aunque finalmente sea yo la que les pateara el trasero. Agudicé la vista lo mejor que pude, pero tampoco era Batman ni tenía sus visores, ni tampoco era Superman ni tenía sus...sus poderes kryptonianos. Mi rostro al igual que mi cuerpo, también cambió hacia una mirada fiera y agresiva, apretaba los dientes con fuerza y ningún tipo de miedo se apoderará de mi cuerpo cuando hay alguien peligro o éso parece.
No obstante, poco a poco pude apreciar una figura femenina...y a la ve que se hacía más nítida, pude averiguar que era Supergirl. Al instante de verla, me relajé con creces y caminé hacia ella-hola, Kara, yo estoy buscando...al dueño de unos gritos que he escuchado mientras paseaba por la calle y que provenían de aquí...en fin, ¿me ayudas a buscarlo y te ayudo yo?

¿Quién era aquella mujer? ¿Conocida de Clark? ¿Amiga?
“Clark nunca ha venido a Gotham City… que yo sepa” pensé.
Quizás sí que haya venido, quizás vino antes de que yo llegase y… se arrepintió de venir. Quizás tuvo una mala experiencia. Quién sabe…
Pero… si vino antes de que yo llegara a la Tierra ¿cómo me conocía?
Sacudí la cabeza levemente. Tenía muchas dudas y preguntas, por tanto, lo mejor sería preguntar.
- ¿Cómo, de qué, me conoces? ¿Quién eres?
No me acerqué, no me moví, no hice ningún gesto. Parecía buena persona pero para mí era una persona hostil. No la conocía pero ella sabía mi nombre, que raro…
Me pidió y ofreció ayuda para completar mi misión, pero no me atreví a contestar. Primero quería saber quién era y de qué me conocía, después, ya se vería lo que haríamos.
Aunque,… siendo sincera… estaría bien tener compañía en este “paseo”. Quizás me podría ayudar a encontrar al niño perdido y quizás yo pudiera ayudarla a encontrar a la persona perdida. Esto estaba bastante oscuro para la visión de una humana normal, mi visión agudizada le vendría muy bien para encontrar a quien quiera que estuviese buscando.
- De acuerdo, nos ayudaremos mutuamente - acepté al fin.

-¿Ah?, ¿quién no conoce a Supergirl?...-sonreí de una forma misteriosa, la verdad el haber estado con Babs como Oracle me había permitido conocer a muchos héroes sin que ellos me conocieran a mí, maravillas de la tecnología, según ella-soy Dinah Lance, aunque me conocen mejor como Black Canary-prefiero ni decirle los demás apodos que me han puesto a lo largo de mi carrera...heróica. Estaba completamente dispuestaa aliarme hasta con...sí, con Two Face para salvar la vida de aquel niño, ¿por qué no aliarme con Kara para salvar la vida al autor de aquellos gritos?, sin embargo, Kara parecía algo desconfiada-okay, puede que mi vestimenta pueda parecer la de una villana, ladrona, etc, puede que te esté engañando para que me siguieras y cayeras en una trampa, pero sólo te pido que confíes en mí y que si quieres que aquel muchacho salga con vida, que me sigas y que me ayudes a buscarlo-le dije de una forma directa, ya que no estaba dispuesta a perder más tiempo...y finalmente, Kara aceptó. Suspiré aliviada y empecé a caminar de nuevo hacia el lugar de dónde había salido el grito-probablemente sea el mismo niño, aunque no esté segura...si escuchas algo, por mínimo que fuera, avísame...-laverdad que ésto estaba bastante oscuro y la visibilidad para mí era casi nula...lo que es..."perfecto"-y también avísame si voy a pisar algo que...no debo pisar...

Solté unas pequeñas carcajadas al oír su última petición.
Seguimos caminando por las oscuras alcantarillas. Mientras tanto, iba reflexionando.
Se hacía llamar Dinah Lance, también conocida como Black Canary. No me sonaba de nada. Y sí, la verdad es que iba vestida como una villana o como mínimo como una ladrona. Aquello me recordó al robo en el edificio gubernamental.
“Como le volviera a poner las manos ha alguno de esos dos...” pensé algo enfadada.
Si solo hubiera sido un robo corriente... nadie habría salido herido y muchos menos el edificio se hubiera venido abajo.
Todavía me sentía algo mal por no haber hecho lo posible por salvar a los guardias. Sabía que haciendo esto no devolvería a la vida a aquellos inocentes guardias, pero en mi conciencia era una forma de remediarlo.
Mientras seguíamos caminando, vi algo que Dinah no quería pisar:
- Cuidado – avisé mientras la apartaba ligeramente -. Es algo que no quieres pisar.
Esbocé una sonrisa para contener una leve carcajada por como lo había nombrado. Apartadas del “peligro” seguimos caminando.
Pronto llegamos a un desvío. Había dos caminos posibles. Agudicé el oído, pero para oír el grito ni siquiera me hacía falta tener buena audición. El niño había vuelto a gritar. Pero, ¿de dónde venía aquél grito? El eco rebotaba en las paredes y parecía que venía de ambos caminos. Agudicé más el oído para poder saber de donde venía, pero no volvió a gritar.
- No le encuentro – sentencié -. El eco rebota y se me hace imposible saber de dónde viene. Habrá que separarse.
Miré con seriedad a Dinah.

-Muchos pensarán que visto de una forma ridícula, pero no pienso cambiar de vestimenta ni aunque me pfrecieran un traje mejor y más caliente que éste-tampoco lo hago para agradar a los cuatro babosos que se quedan mirándome...aunque he de decir que es divertido, sobre todo porque Ollie se pone celoso, y...aunque luego tengo que pararle los pies, los dos primeros minutos es gracioso. Sin embargo el traje es una referencia que hago al legado de mi madre aunque ella nunca quiso que yo fuera...como ella, muchas veces pienso que si ella reviviera tan sólo por unos minutos, no soportaría que yo fuera así, y se cabrearía, sin embargo, no voy a cambiar en presente por el pasado y sé que mi madre esté dónde esté, estará feliz.
Y...una de las conscuencias de ir caminando sin prestar atención a mi alrededor es la de pisar un "regalito" no deseado, suerte que Kara estuvo atenta para evitar aquello-okay, te debo una por evitar un momento embarazoso, aprovéchalo para situaciones posteriores-creo que...lo aprovechará y me estoy arrepintiendo de lo que le dije-gracias al menos por contener la risotada-miré a Kara de una forma acusadora, pero sin reproches, no cuando soy yo la primero en reírme en algunas situaciones. Seguimos caminando en una oscuridad que aunque pareciera increíble, cada vez era menos visible en ella. Escuché la idea de Kara y asentí-okay, me parece una buena idea, pero deberíamos quedar en un lugar aunque...ésto es más grande que Gotham. De todas formas, si la encuentro...gritaré, creo que me oirás

Dinah admitía que su traje era... algo... provocativo, pero no parecía dispuesta a cambiarlo. Tenía las cosas claras, eso era bueno. Yo, por mi parte, no sabía si tenía las cosas claras. Ehm... si no sé si las tengo claras, obviamente es porque no las tengo claras. Todavía seguía acostumbrándome al mundo humano, y no entendía del todo algunas de sus costumbres. Había sido enviada para proteger a Clark, y él tenía un compromiso con la sociedad humana y por consiguiente yo también. Y, siendo sincera, me gustaba lo que hacía. Sonreí interiormente. Pero... ¿qué sería de mi futuro? Había estudiado todo lo que un humano estudia, e incluso más, pero... no sé. Ninguno de los trabajos me llamaba la atención. No podía ser reportera como Clark. Suspiré. ¿Podría ser toda mi vida una superheroína?
- Tú eres la que va a luchar y salvar el mundo con ese traje – la señalé -. La única que se debe sentirse a gusto con él eres tú. Y si alguien intenta acercarse... bueno... por algo eres superheroína.
Sonreí.
Seguimos caminando hasta pasar por aquello que Dinah quería evitar. Sonreí de forma misteriosa ante su agradecimiento, sin duda lo iba a aprovechar. Me miró de forma acusadora, pero yo no bajé la mirada, todo lo contrario, seguí sonriendo para contener unas carcajadas.
Pero, los momentos tranquilos terminaron cuando oímos el grito.
- Tranquila, te oiré – dije con decisión.
Corrí por el túnel de la izquierda. Quería encontrar a ese niño cuanto antes, por tanto, corrí lo más rápido que pude. Si a mi velocidad sobrehumana era un borrón, habría que imaginarse lo que se veía corriendo a mi máxima velocidad sobrehumana.
Me detuve en seco al ver que mi túnel desembocaba en otros tres túneles. Bufé. Cerré los ojos e intenté escuchar el grito del niño. Nada. No escuchaba nada salvo lo que ocurría en el exterior. Las pisadas de la gente, los cláxones de los coches y los gritos de algunas personas que intentaban vender. Pero el niño no había vuelto a emitir ningún sonido. Caminaba a ciegas. Era como caminar sin luz y sin poder guiarte de la vista. Eso era lo que les pasaba a los humanos en lugares como este, su vista no se adaptaba bien y no podían ver. Y eso les repateaba mucho, y yo, desgraciadamente, ahora entendía esa sensación.
Elegí el túnel de la derecha. Si debía volver me guiaría por los sonidos del exterior hasta llegar hasta aquí y de aquí, al túnel principal.
¿Qué tal le estaría yendo a Dinah?

-Siempre es divertido pegar en la cara a un violador con botas de tacón-también a algún asesino o mafioso que casualmente me encontré en un callejón repartiendo drogas o dando una paliza a otro tipo por haberse ido de la lengua. Me encanta cuando les pillo con las manos en la masa, no pueden negarlo-iba para detective, provengo de una familia de detectives, pero por alguna razón esta ciudad necesitaba más una heroína que otra detective-y si alguien intenta acercarse...se llevaría una buena sorpresa por parte de la "chica en medias de rejilla". Cuando llegamos a una bifurcación del camino, ambas decidimos que lo mejor era separarse, aunque...no había vuelto a escuchar aquel sonido. Asentí con la cabeza a Kara y me desvié por el túnel de la derecha. Empecé a caminar muy despacio para no perderme ningún detalle...y también para no pisar algo que no debía pisar. No escuché nada ni vi nada hasta que escuché de nuevo el grito del niño. Esto ya me estaba cansando y sacándome de quicio, con lo que decidí actuar-¿quieres niños perdidos?...okay, los tendrás-murmuré. Teníaun perfecto control de mis cuerdas vocales, con lo que podía imitar cualquier sonido, incluída la voz de una niña pequeña que se había perdido. Si la montaña no va a Mahoma...
Tomé aire por la voca y cerré los ojos antes de pronunciar el sonido-¡mamá!, ¡papá!, ¿dónde estáis?...tengo miedo...mucho miedo...-perfecto, la voz de una niña pequeña perdida...ahora a ver los resultados

Seguí caminando. Todo era oscuro y, aunque podía ver con total claridad, sentía que la oscuridad era total. Había perdido la noción del tiempo, no sabía si habían pasado segundos, minutos, horas o incluso días. Aparte, había aminorado mi paso. No sabía adonde iba, por tanto, no podía correr como una lunática.
Suspiré, enfadada conmigo misma por tardar tanto en encontrar a aquél pequeño.
Podía oír como las ratas pasaban a mi lado. Tenía cuatro de mis cinco sentidos en máxima alerta, ya que, ¿para qué me iba a servir el gusto?
De repente, el grito del niño volvió a resonar en las paredes del alcantarillado. Hizo un poco de eco en las sucias paredes pero antes de que resonara el primer eco yo ya corría a mi máxima velocidad hacia el nacimiento del aquél sonido.
Todo a mi alrededor en un borrón, una mancha que desaparecía de mi vista en menos de un segundo. Yo, obviamente, no hacía ni caso de mi alrededor. Quería encontrar a aquél niño cuanto antes, quería devolverlo a su preocupada madre. Estuviera donde estuviera aquél muchacho lo más probable es que estuviera asustado, muy asustado. No solo por aquella oscuridad absoluta sino también por la soledad. Estaba solo en un sitio horrible, e incluso más grande que la ciudad de Gotham.
No sospechaba que lo hubiesen cogido, secuestrado. Sabía, por su madre, que ese niño había bajado a las alcantarillas para coger su balón perdido.
Solo quería llegar hasta ese niño, ignoraba los ruidos del exterior –los cuales debían ayudarme para encontrar el camino de vuelta-. Ya me las apañaría cuando fuese el momento. Mi primera misión era encontrar al niño y después encontrar el camino de vuelta. Me daba igual si tenía que abrir una alcantarilla y aparecer en mitad de una avenida para que ese niño dejara de tener miedo.
Llegué, otra vez a una bifurcación. Bufé. Elegí, sin pensarlo, el túnel de la derecha.

De repente, escuché el sonido de unos pasos que chapoteaban el agua, como si estuvieran corriendo hacia aquí. Creo que el grito de antes había hecho efecto, pero ahora debía enfrentarme a seguramente más de un tipo y seguramente estuvieran armados...y no precisamente con navajas y cuchillos. Decidí, entonces, por hacerme a un lado y salir de aquel canal e ir por la parte que no estaba mojada, como uan especie de "acera" que se encontraba a ambos lados del canal en el que estaba el agua sucia estancada.

Después de esperar varios minutos, tres hombres armados aparecieron, pero no llevaban a ningún niño-os daré la oportunidad de que os detengan con todos los huesos sanos si me decís dónde está el niño...-dije regresando al canal. Sin embargo, ellos no respondieron con palabras, sino con disparos. Los esquivé fácilmente hasta llevar a ellos. Di una patada a uno de los hombres en una mano para que soltara el arma y justo en ese momento, otro intentó agarrarme por la espalda. No lo logró, le di un fuerte codazo en un ojo y al instante, girándome, le di una fuerte patada en la cabeza, ¿qué tal le iría a Kara?...

Mala decisión, no tendría que haber elegido ese camino... Oí pasos, por lo que me detuve. Eran pasos lejanos que se acercaban hacia mí. No era el niño, aquellos pasos eran fuertes y grandes. Eran adultos, de mediana edad seguramente.
No había sopesado la posibilidad de que hubiera gente aquí abajo y le hubieran cogido, pero ¿por qué? ¿Por qué el peligro se encontraba incluso a la vuelta de la esquina? ¿Por qué no podías pasear por un parque sin que intenten atracarte? En esos casos... me daban ganas de gritar. ¿¡Por qué la gente tenía que ser así!? ¿Por qué no podían vivir en paz?
Hice una mueca de enfado. Caminé muy atenta a todo lo que hubiera a mi alrededor.
El túnel era bastante amplio, casi no había agua y la visibilidad era casi nula. Nula para los humanos, yo me las apañaba muy bien.
Seguí caminando unos 100 m más. Me empezaba a resultar raro que aquellos hombres que se acercaban a mí no me hubiesen atacado. De pronto sentí a uno detrás de mí.
Me giré al tiempo que este disparaba. Obviamente, las balas no me hicieron nada:
- Hacen cosquillas – comenté con un toque de enfado.
El hombre se asombró al ver que su juguete no hacía nada contra mí. De repente, tres más aparecieron en la dirección contraria por lo que había llegado el primero.
El primero, algo desesperado, corrió hasta mí. Esquivé agachándome el golpe que me iba a dar en la cabeza y, midiendo mis fuerzas para no hacerle demasiado daño, lancé una patada a su estómago. Los recién llegados empezaron a disparar. Con la visión de rayos X, pulvericé las pistolas. El tercero corrió hacia mí, pero me bastó un simple puñetazo para dejarle inconsciente. El segundo corrió hacia mí, igual de desesperado que los demás por hacerme algo de daño.
Hace algún tiempo, estuve aprendiendo algunos trucos sobre mis poderes con mi primo. Entre ellos el aliento ártico, por lo menos así es como lo llama él.
Con un pequeño soplo de aliento, congelé sus pies. Me acerqué a él y lo agarré de la camisa:
- Dime donde está el niño o sino te conviertes en un cubito de hielo – le amenacé.
El hombre se acojonó aún más de lo que estaba.
- Por... por... allí – tartamudeó señalando la dirección por la que en aquellos momentos debería estar yendo.
Con la visión de rayos X, derretí el hielo y me bastó un simple puñetazo para dejarlo inconsciente.
Empecé a correr de nuevo a una velocidad muy superior a la de los humanos. Ya estaba cerca. No iba a parar ahora.
“Aguanta pequeño” pensé.

El único error que había ometido no fue pegar a aquellos hombres y dejarlos inconscientes, sino el no haberles preguntado antes dónde se encontraba el crío-me parece Dinah que te has lucido-dije para mis adentros, si tuviera a Babs en plan Pepito grillo diciéndome lo que debo hacer por radiotransmisor, de seguro que me diría que no debo ser tan puño-fácil y preguntas antes de pegarles, pero...¿cómo les pregunto si están disparándome a bocajarro?, Fruncí el ceño y simplemente seguí hacia delante por el camino por donde vinieron los asaltantes, y si la suerte no me falla, espero que este camino no se bifurque. Mi cuerpo se mantenía tenso y preparado para meterles la bota en la boca a cualquiera que me atacara por la espalda, por el frente, por los lados, y si intentan hacerme alguna técnica ninja...se pueden ir preparando.
Sin embargo, mientras iba caminando hacia delante, hacia una "boca de lobo muy oscura", escuché un sonido muy rápido, como si alguien avanzara a gran velocidad hacia mí. Sin pensármelo dos veces empecé a correr para saber y ver la naturaleza de aquel sonido, sin embargo me encontré con algo mejor...
-Hum...hola, secuestradores...-en total eran diez hombres con pasamontañas que me apuntaban con varias armas, mínimo del calibre 21 y un niño pequeño, probablemente el secuestrado, sólo espero que no fueran hombres de Pengüin, me reiría demasiado. Apreté los puños y salté hacia un lado, justo en ese momento empezaron a disparar, momento que aproveché para abalanzarme sobre un secuestrados y dejarle inconsciente con un fuerte golpe en la cabeza contra el bordillo-no me hagáis gritar...-de repente, una de las balas que me disparaban dio con el cuerpo del hombre al que dejé inconsciente-vosotros lo habéis querido...-tomé todo el aire que pude y grité fuertemente-SKREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE-¿lo escucharía Kara?

No podía confiar en aquél tipo, no sabía si me había dicho la dirección correcta. Lo único que podía hacer era seguir corriendo hasta llegar a mi destino o encontrarme con una pared.
Esto era un laberinto, un enorme y traicionero laberinto. Era una broma de mal gusto. Me guiaba por mi intuición y mi vista, pero aún así podía equivocarme. Y lo sabía. El alcantarillado era más grande, incluso que la misma ciudad de Gotham. A saber dónde estaba. Podía estar debajo de un banco y de una casa. Lo que tenía claro era que como hiciera explotar algo, habría consecuencias... y quizás muy graves.
De pronto, “oí” una vibración. Era como... un tenue sonido que te envuelve, una vibración que te llama la atención. Es complicado de explicar, pero lo único que puedo decir es que llamó mi atención lo suficiente como para detenerme. Distraerme de mi trabajo para intentar averiguar que era aquella vibración, aquél sonido. Cerré los ojos y me concentré. Estaba lejos, pero no mucho.
Una parte de mí quería ir a averiguar qué era, pero la otra parte quería seguir su camino para encontrar al niño.
“¿Y si tuviera algo que ver con el chico?” pensé.
Bufé, tenía razón. Podía ser importante.
Eché a correr rápidamente, no solo para darme prisa sino también para no arrepentirme.
Poco a poco, aquel sonido se hizo más fuerte y más agudo. Cada vez que me acercaba, más me impactaba. Me pitaban los oídos, y me dolían. No era un sonido corriente. No había descubierto, por ahora, ningún sonido humano que me afectara lo suficiente para tener que taparme los oídos. Pero aquél sí me afectaba. Aún así no me detuve, ahora tenía curiosidad por saber qué era aunque aquello me hiciera daño.
Cuando tuve que taparme los oídos me detuve. Con mi visión, traspasé la pared de la alcantarilla para saber que pasaba en el otro lado.
Diez hombres en el suelo, con las manos en los oídos gritando sin ser escuchados debido al sonido; un niño en el suelo que le ocurría lo mismo que a los hombres y una chica emitiendo aquél sonido. Era Diana... Black Canary.
“Así que ese es su poder...” pensé.
Tenía que detenerla. No solo iba a hacer daño a los hombres, sino también al niño. Y a mí.
Me moví lo más rápido que pude, intentando evitar el dolor.
- ¡Black Canary, para! – grité.
No sabía si se me iba a escuchar por encima de aquél sonido, pero tenía que intentarlo.
No me escuchó.
Aquel sonido se iba intensificando por momentos. Tuve que apoyarme en la pared, tapándome los oídos. Con fuerza de voluntad, logré lanzar un rayo de visión X a los pies de mi compañera. Ni la había rozado, solo quería llamar su atención. Tenía que parar. Podíamos dejar inconsciente a los secuestradores antes que supieran lo que había pasado, pero no soportaba aquel sonido. Me hacía mal, por lo que se veía la kriptonita no era lo único que me afectaba.

Estaba concentrada en acabar con aquellos indeseables, no matarlos, pero sí dejarles un buen recuerdo mío. No me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor, ya que una especie de rabia y furia se estaba apoderando de mi cuerpo de una forma inexplicable. No era normal en mí, sí es cierto que muchas veces puedo parecer algo "oscura" en mis acciones cuando los enemigos a los que me enfrento han atacado a lo que más me duele: mi familia, pero esto...esto era diferente. Lo único que me hizo salir de aquel especie de "éxtasis" fue un rayo que cayó cerca de mis pies e hizo que parase al instante. Entonces fue cuando me percaté del panorama. Estaban todos en el suelo: los diez hombres, pero también el niño...no había pensado en eso, había cometido un gravísimo error, o eso creía porque en aquel momento no sentía que era yo, y por culpa de aquello el niño podría estar herido. Permanecí estática, sin moverme de aquella posición por unos instantes hasta que hubo un atisbo de movimiento en mí cuando me giré para mirar a Kara con el rostro desencajado. Sin mediar palabra, me dirigí al pequeño para ver cómo estaba-soy imbécil, idiota...oye, pequeño, ¿estás bien?...-tomé el rostro del niño con mis manos, pero no se movió, al menos en un principio, en unos instantes que se hicieron eternos para mí, no obstante, todo aquello pasó cuando el niño abrió los ojos. Suspiré de alivio y desvié momentáneamente la mirada hacia Kara-lo...lo siento, Kara, no sabía qué era lo que pasaba, no...no era yo...es como si...-el niño empezó a toser y se llevó las manos a la cabeza. No era momento para explicaciones. Tomé al niño en brazos dispuesta a irme-¿sabías dónde estaba su madre?

La visión de rayos X hizo su función, alertar a Dinah, hacerle saber que debía parar. Que debía parar o tanto el niño como yo, acabaríamos muy mal. Cuando paró, se percató de lo ocurrido. Miraba todo como si no creyera que fuera ella la que había hecho todo eso. Su cara reflejaba horror, desconcierto, por lo que había llegado a hacer. Como había podido sacar su “lado oscuro”.
De pronto, me di cuenta de mi situación. Estaba en el suelo, contra la pared, media encogida sobre mí misma. Mis manos tapaban mis oídos para intentar alejar aquél horroroso ruido. Ahora me pitaban los oídos, casi no podía escuchar. Pero me daba igual. Dinah me miró.
“Ve a por el muchacho” pedí mentalmente.
Casi no tenía fuerzas, aquél grito me había impactado, todo me daba vueltas. Era una sensación parecida a cuando te levantas rápidamente y todo te da vueltas debido a la rapidez. Era algo así, pero multiplicado por cinco. No podía hacer mucho en aquellos momentos.
Como si la mente me hubiera leído, fue a por el niño. Pude ver, algo borroso, como Dinah cogía el niño y este empezaba a toser. Poco a poco, el pitido dejo de existir y mi visión volvió a funcionar como siempre. No quería volver a marearme, por lo que me acerqué a rastras hacia ellos. Dinah intentó explicarse, intentó disculparse, pero tartamudeaba y no podía llegar a concluir la frase. De pronto, el pequeño comenzó a toser y las dos centramos la mirada en él.
Con algo de esfuerzo, me levanté al tiempo que Dinah lo hacía.
- Creo que sí, puedo guiar – respondí con voz débil -. No sé donde estamos, pero puedo oír los sonidos de afuera.
No era del todo cierto, oía los ruidos de afuera algo difuminados. Todavía me estaba recuperando, pero sabía que si me esforzaba podría conseguirlo.
Pude oír los ruidos de los coches de afuera, aparte, me acordaba por dónde había venido hasta aquí.
- Vamos, por aquí – dije mirando hacia atrás.

Hace tiempo que siento que no soy yo. Mis métodos se...radicalizaron, podría perfectamente haber peleado contra ellos y el crío igualmente seguiría vivo, pero no...tenía que haber usado aquel grito que perjudicaría a Kara. Sinceramente, soy imbécil, demasiado imbécil. Sacudí la cabea fuerte y miré a Kara y le volví a preguntar-¿de verdad que te encuentras mejor?...-no me hizo falta una respuesta. Miré al niño cuando tosió y le acaricié un poco sus mejillas, su rostro con el dorso de los dedos índice y corazón. Seguramente le pitarían los oídos de una forma insoportable. Me maldije aún más, pero ahora había que salir de aquí-creo que hay que buscar una salida, una escalera en la pared, luego cogemos un taxi o...algo que pueda ir rápido y le llevamos al hospital-en ocasiones como estas...de nuevo surge algo en mi mente: Dinah, deberías aprender a volar sin alas...en el caso de que tuviera ese poder, en muchas ocasiones deseo tenerlo, situaciones como esta se solucionarían en seguida. Seguí a Kara, en parte yo estaba algo perdida en la oscuridad pero siguiendo detrás a alguien que no tiene ese problema, el asunto estaba solucionado. Tras unos minutos después, noté un sobresaliente de metal en la pared. Parece una especie de escalera, pero...exactamente no logré saber lo que es. Me acerqué hacia aquello con precaución y cautela y lo toqué brevemente con una mano para evitar que el niño se me callera. Lo rocé un poco. Sí, era de metal, de metal oxidado...dios, que sea una escalera-Kara, creo que encontré algo, ¿lo que estoy tocando es una escalera?...-por dios, que sea eso...