De conversaciones y otras torturas (Dinah L. Lance y Selina Kyle)

Miro la hora que es y recuerdo que he quedado con Dinah para ir a comer, pero tengo que hablar con Bruce antes de que Alfred se lo cuente todo. No quiero contárselo, pero sé que tarde o temprano se enterará, y se enfadará más si termina enterándose por terceras personas en vez de por mí, así que lo mejor será hacerlo de una vez y quitarme el peso de encima. Además, gracias a los cuidados expertos de Alfred -y su bendita idea de traerme calmantes-, tengo bastante mejor aspecto que cuando me levanté por la mañana y me siento mejor, así que es el momento adecuado.

Me pongo unos vaqueros y una camisa blanca, con una chaqueta roja por encima para cubrir más o menos las vendas y los moratones y por si acaso meto el bote de analgésicos en el bolso: no sé cuándo volveré a casa ni cuándo dejarán de hacerme efecto las pastillas. Me tomo un caramelo para tratar de aliviar las molestias de mi garganta, provocadas por el estrangulamiento de Dos Caras, y salgo corriendo en dirección al restaurante donde he quedado con Dinah.

La saludo con una mano nada más verla, sonriendo cansada.

-Siento el retraso -me disculpo.- Me quedé dormida y luego Alfred vino a verme -explico.- ¿Te importa acompañarme a la Mansión Wayne? Necesito hablar con Bruce de algo...

-Mmmm, ¿qué hora es?...-dije entre balbuceos llenos de somnoliencia mientras intentaba buscar el despertador tanteando entre la oscuridad sin demasiado éxito. Pasó un buen rato...unos cinco minutos más o menos hasta que mi cerebro empezó a funcionar con regularidad y automáticamente empezaron a llegarme ideas, la que mejor me pareció fue la de levantar la persiana para que entrara luz...y automáticamente ver por qué el despertador no sonó. Así lo hice, miré el despertador y...genial, se había quedado sin pilas. Me levanté tambaleando de la cama y me dirigí hacia la cocina, allí había un reloj que...-oh...no...no, no, no...-estos momentos son los que desearía poder volar o teletransportarme. Rápidamente me cambié de ropa, me lavé la cara, me peiné y...salté por la ventana. No vivía en un apartamento demasiado alto, además, el estar saltando de edificio en edificio toda la noche...ayuda mucho. Cogí un taxi, el cual me dejó en la puerta del restaurante donde quedamos...hace 10 minutos. Le di el dinero al taxista y corriendo me dirigí hacia Babs, ya de lejos se veía mi rostro de disculpa-lo siento, Babs, mi despertador me odió hoy mucho...lo siento, Babs, mi despertador me odió hoy mucho...-me repetí varias veces para que la excusa tomara...una mayor credibilidad, sin embargo, justo después de decir aquello, vi a Babs aparecer. Llegó tarde, genial. Me crucé de brazos dispuesta a "regañarla" de broma, pero aquellas ganas se me borraron cuando vi su rostro, aquella cicatriz. Fruncí el ceño, pero antes la dejé hablar-¿a la Mansión Wayne? no, no me importa, pero antes me dirás...cómo te has hecho esa herida-dije mientras llamaba a un taxi para que nos llevara a la mansión, puede que etuviera exagerando en aquello, pero...Babs precisamente no es de las que se dejan pegar así como así...

Tengo la sensación de que no he sido la única que se ha retrasado, Dinah nunca ha destacado precisamente por llevar una vida ordenada y la puntualidad no suele ser su fuerte, pero no tengo manera de demostrarlo a no ser que ella misma lo reconozca. De todas formas, por una vez he sido yo la que ha llegado más tarde, así que no tengo derecho a protestar nada...hoy. Sonrío al ver a mi amiga e inmediatamente me doy cuenta de que algo no va bien: el ánimo juguetón de sus ojos ha desaparecido de pronto al verme y se ha puesto más seria. No digo nada al respecto; en su lugar me disculpo y le comento lo de ir a casa de Bruce. Ella llama a un taxi y, solo una vez estamos cómodamente sentadas dentro y le hemos dado la dirección al taxista, queda revelado el motivo de su repentina seriedad.

-¿Qué? -pregunto, frunciendo el ceño un instante.- Oh, ¿esto? Un pequeño accidente anoche -murmuro, restándole importancia con un gesto.- Nada grave, Alfred se hizo cargo ya.

No quiero contarle el incidente de anoche por varios motivos: primero, bastante me va a costar contárselo a Bruce, quien ya piensa que soy débil y no estoy preparada para volver al ruedo, y segundo porque el taxista podría escuchar algo que no debe y meternos en un buen lío.

-Y bueno, ¿cómo has estado? Por cierto estás despeinada... -trato de cambiar de tema mientras el taxista conduce con habilidad por las calles hasta detenerse frente a la Mansión Wayne.

Me inclino entre los asientos para pagar al taxista, y por un momento mi cuello enrojecido queda al descubierto por fuera de la camisa, junto con un pequeño asomo de las vendas que me envuelven el torso. Me apresuro a cubrirlas con un gesto casual, pero sé que Dinah las ha visto y que no va a dejar pasar ni una, ya está bastante alerta por la herida de mi mejilla derecha.

-Vamos -salgo del coche y me encamino a las enormes puertas de la Mansión.

Salí de la piscina y me envolví en la toalla, enrollándola alrededor de mi cuerpo, dejando que mi pelo se secara al aire libre. Suspiré, con una sonrisa, mientras volvía a ponerme mis enormes gafas de sol para protegerme de la luz. Eran los momentos más calurosos del día, y podía agradecer mi suerte por tener una piscina de tamaño olímpico en la que poder refrescarme y hacer un poco de ejercicio. Aunque criticara a la gente rica por vivir entre excesos sin dar nada a los demás, tenía que reconocer que poder disfrutar de sus privilegios era un verdadero placer. Más para alguien como yo, que jamás había disfrutado de un sólo lujo, a excepción de las joyas y diamantes que robaba.

Estaba poniéndome de nuevo los tacones cuando vi dos figuras acercándose a las puertas de la mansión. Podría esperar a que llamaran al timbre y que Alfred abriera, pero ya que estaba allí... Además, yo no era una de esas ricachonas estiradas, ni lo sería nunca... a pesar de que, a partir de ahora, mi presencia en la Mansión Wayne iba a hacerse indefinidamente perenne. Preferí no pensar en lo de la noche anterior. Aún tenía moretones en mi cuerpo que atestiguaban lo que había pasado... aunque, cualquiera que los viera, diría que me había estado peleando con alguien, en realidad. Sonreí y me dirigí hacia la puerta, quitándome las gafas de sol para ver mejor quiénes eran los visitantes. Vaya, pero si eran Barbarita y otra nena rubia desconocida...

- Barbie, cuánto tiempo... Ya me preguntaba cuándo volverías a pasarte por aquí. Tranquila, por suerte hoy no interrumpes nada. Tu maestro no está, tenía una "reunión importante" - dije sarcásticamente, mordiendo la patilla de mis gafas con un gesto pícaro. Aquella mañana nos habíamos despertado tardísimo, y él casi falta a su reunión. Ojalá hubiera sido así... - ¿No vas a presentarme a tu amiguita? - pregunté.

¡Oh!, era demasiado sobreprotectora con mis amigas como paradejar pasar eso, aunque puede que tuviera razón, era difícil dañar a babs en una pelea, en el caso de que se lo haya hecho en una circunstancia como la que he dicho. Entré en el taxi hasta el fondo para dejar sitio a Babs-siempre que dices que no es grave hay una gran historia detrás, y si piensas que no te voy a bombardear a preguntas cuando tenga la ocasión, lo haré...-aunque no fuera tan grave como lo parecía, las personas que dicen que "no hay por qué preocuparse" al final resulta que sí, sí tenían de qué preocuparse-¿qué?...oh...dios, esto es lo que pasa por tener nuevas tecnologías en la mesilla de noche...-deslicé ambas manos por mi cabello metiendo los dedos entre mi pelo como si fuera un peine con una gran cara de fastidio-si me preocupara tanto el aspecto de mi pelo, sería capaz hasta de pedirle un peine a Bruce-sonreí ampliamente, a punto de reírme, pero todo se quedó en una risa ahogada al ver la rojez del cuello. Tenía razón, ¡claro que la tenía! todos dicen que no es nada y es mucho-no te lo preguntaré ahora, Babs, pero cuando estemos dentro pediré que dónde está el baño, ¿ok? y tú me acompañarás y me dirás lo que te ha pasado, y no, no te lo tomes ni como una sugerencia ni como una pregunta-justo el coche paró y le di al taxista el dinero que pidió. Nos acercamos hacia la mansión y a punto estuve de llamar al timbre cuando se acercó una...chica mojada en una toalla-¿Barbie?...-agaché la cabeza para ahogar una risa, sí, hoy sería un día en el que me enteraré de muchas cosas y sólo acaba de empezar-me llamo Dinah, un placer....am...-le estreché la mano, pero no pude terminar la frase porque...no sabía su nombre.

Dinah siempre ha sido muy sobreprotectora con sus seres queridos, y que lo sea conmigo es un gran halago ya que muestra el cariño que me tiene y que es más que mutuo. En más de una ocasión esto me ha salvado la vida, pero en ocasiones como ésta es más bien un engorro: por mucho que me gustaría que lo hiciese, no va a dejar correr lo de mis heridas una vez las ha visto.

-Exageras -murmuro, restándole importancia con un gesto.- Ya te he dicho que todo está en orden, Alfred se hizo cargo -trato de disuadirla nuevamente.

Río entre dientes al ver sus esfuerzos por peinarse, esto refuerza mi teoría de que ha llegado tarde o con el tiempo justo para la cita, pero yo he llegado aún más tarde así que no puedo reprocharle nada. Me pongo seria cuando escucho lo que me pide y cierro el cuello de la camisa para tratar de ocultar mejor de la vista el tono violáceo y las raspaduras que el roce del refuerzo me provocó contra la piel de la garganta cuando Dos Caras trató de estrangularme anoche. Debería haberme puesto un pañuelo o algo al cuello, pero probablemente eso solo hubiese logrado atraer más la atención sobre mi ya que es un tipo de prenda que no me pongo nunca.

-Ya veremos -murmuro con evasivas.

Casi hemos llegado a la puerta cuando una mujer vestida con una toalla, tacones y gafas de sol nos sale al paso. Tengo mis sospechas acerca de quien es y deseo fervientemente estar equivocada, pero mis sospechas iniciales resultan ser correctas cuando se quita las gafas y me saluda.

-Selina -murmuro entre dientes, haciendo un gesto con la cabeza a modo de saludo y dándole un codazo vengativo a Dinah, detesto que me llamen Barbie, no soy una muñeca.- ¿Bruce no está? ¿Sabes cuándo va a volver? Es importante -inconscientemente me froto el cuello.- Dinah, ésta es Selina Kyle...Selina, ésta es Dinah Lance -las presento.

Por poco que me agrade estar aquí con la minina, quizás su presencia sirva para distraer a Dinah y logre salirme con la mía, aunque no tengo demasiadas esperanzas puestas en ello: Dinah es como un ave de presa, una vez ha fijado un objetivo, no lo suelta.

Estreché la mano de la chica rubia de manera cordial, aunque también distante. De momento no tenía nada contra ella, pero nunca podía fiarme de nadie, menos aún si acabábamos de conocernos. Iba a presentarme yo misma, pero la aprendiz de muciélago se adelantó.

- Es un placer. Seguro que nos llevaremos muy bien. Los amigos de mis amigos son mis amigos, ¿no es así, Barbie? - le pregunté, con una sonrisa traviesa, haciendo hincapié en el apodo con mi voz. Sabía que a la nena le molestaba - Por favor, pasad, sentíos como en casa - añadí, y acompañando el dicho al hecho, me dirigí a una de las hamacas que se encontraban en el jardín, cerca de la piscina, y me tumbé cómodamente, como si aquella fuera mi casa.

Me quité la toalla y me quedé nuevamente en bañador, dejando que los rayos de sol acariciaran mi piel, mientras observaba como Isis, mi gatita negra, correteaba alrededor de la piscina, intentando cazar una mariposa.


- No, Bruce no está - dije, contestando a su pregunta, mientras me ponía un gran gorro sobre la cabeza - Salió hace menos de una hora en dirección a Industrias Wayne. Llegaba tarde a un de sus reuniones... como siempre - reí de forma burlona - Le ha costado un triunfo despertarse.

Mientras decía esto, acariciaba lentamente mi precioso collar de perlas, del cual ya nunca me separaba, sin disimular una sonrisa en mis labios. Sabía que esa última frase, para quien tuviera la mente avispada, tenía ciertas connotaciones, pues dejaba bastante claro que, de la forma que fuera, yo había estado presente en el despertar de Bruce Wayne. Y menudo despertar... El despertador había sonado dos veces hasta que Bruce había decidido tirarlo contra el suelo, darse la vuelta y seguir durmiendo. Aunque Alfred ya no se sorprendía, después de habernos encontrado, justo la mañana de su regreso, tumbados en el suelo, él tapado con la alfombra, y yo con una de sus camisas. Si no fuera por él, Bruce no habría ido a Industrias Wayne ni esta mañana ni ninguna de las últimas mañanas desde mi cumpleaños. Aún me entra la risa al recordar cómo Bruce se ponía los pantalones mientras Alfred le metía un croissant en la boca, para después salir pitando.

- Volverá a la misma hora de siempre, supongo. ¿Cuál es ese asunto tan importante? Quizá yo pueda ayudarte - pregunté con curiosidad, dibujando una sutil sonrisa maliciosa en mis labios.

-Igual me contarás todo, sea bajo tortura o no, tú eliges...-respondí de forma tajante de manera que puse punto y final a aquella conversación, de momento, antes de que la chica llamada Selina nos escuchara. Ok, puede estar involucrada en el mundo de los héroes y villanos...y mi identidad últimamente no es que fuera demasiado secreta gracias a la "colaboración" de varios sujetos que anunciaron mi nombre con mis apellidos al lado de "Black Canary", pero Babs...era lo que le faltaba. De repente Babs me dio un codazo en medio de la convesación por ahogar esa risa-¡auch! Barbie, no pegues tan fuerte, suerte que al final no fuimos a comer...-aparentemente estaba relajada, sólo en apariencia, por dentro estaba preocupada y un tanto..."desconcertada" por este cambio de planes repentino, sin olvidar el misterio que rodeaba a Babs.
De parte de Selina la vi un poco distante conmigo, normal, me acaba de conocer y por lo de antes seguro que sabe quién soy-lo mismo digo, Selina-ahogué de nuevo una pequeña risa por el nuevo apodo de Babs-Barbie, Barbie, te tenías muy callado ese apodo-okay, si esto sigue así y no veo nada raro en Selina pude que nos llevemos muy bien para desgracia de Babs-creo que hoy no es el día de Barbie, llegó tarde, ahora el apodo...-seguí a la tal Selina, no sin tornar mi rostro a uno de...desconcierto, la verdad esta situación era algo surrealista-okay, Babs...¿veniste aquí para tomar el sol junto a Selina?-murmuré en su oído.
Sí, al parecer Bruce no estaba según contaba Selina o no quería que le viéramos...aunque tarde o temprano nos lo encontraríamos, fuera en forma de Batman cuando atrapamos villano en "su territorio" o siendo Bruce Wayne en una de sus fiestas de estirados ricachones. Me senté en una hamaca sin tumbarme para ver lo que hacía Selina en la "situación surrealista" en la que estábamos, sin perderme detalle alguno. Sin embargo, mientras estaba dándonos explicaciones sobre la ubicación de Bruce, en la última frase que dijo...okay, me imaginé lo que no debía imaginar, pero una ventaja..o desventaja de estar con Ollie es que captas cualquier...indirecta por muy sutil que fuera. Giré la mirada hacia Babs alzando una ceja de advertencia. Es como si ambas tuviéramos telepatía y ahora le estuviera diciendo "¿el Murciélago al final se buscó una novia?-o...kay, bueno, el verdadero asunto por el cual estamos ambas aquí...yo no lo sé, lo tiene que explicar Bab...Barbie, por cierto...¿trabajas aquí?...-parecía una pregunta inocente, pero su respuesta me aclararía mejor las cosas.

Sé que lo de la tortura no va en serio, pero también sé que Dinah no va a dejarme ir sin una buena explicación; por fortuna, he venido a explicárselo todo a Bruce antes de que Alfred lo haga y no será necesario hacer ninguna clase de paripé. Por otra parte, eso no significa que la idea me agrade: contárselo a ellos es como admitir que soy débil y que soy vulnerable, y con las dudas que ya tiene Bruce sobre mi situación, será como abrir una puerta y ofrecerle una invitación a que me sobreproteja una vez más. Y, por mucho que quiera a mi mentor, me niego a que nadie me empuje ni me trate con deferencia: no lo necesito, nunca lo he necesitado ni nunca lo necesitaré.

-Ya veremos -repito.

Por fortuna -o por desgracia, aún no lo tengo muy claro-, no tenemos tiempo de decir nada más antes de que Selina nos reciba. Aprieto los dientes, frustrada, apuesto a que se ha dado cuenta de cuanto me molesta el apodo y lo está haciendo aposta.

-Claro, lo que tú digas -murmuro con tono neutro, pero que para alguien que me conoce tan bien como Dinah muestra lo irritada que estoy.

Contengo una risita al escuchar la protesta de Dinah, y le vuelvo a dar un codazo cuando empieza a fastidiarme con el maldito mote que me ha puesto Selina, lanzándole una mirada asesina que dice a las claras "me las pagarás". Seguimos a Selina al jardín, hasta las hamacas, y por el camino Dinah aprovecha para preguntarme al oído si hemos venido a tomar el sol con la minina. La idea es simplemente tan absurda que no puedo evitar soltar una carcajada.

-No -le respondo en tono bajo, sacudiendo la cabeza.- Tengo algo que hablar con Bruce.

Tomo asiento en una de las hamacas y suspiro pesadamente cuando me dice que Bruce no está, tratando de no pensar demasiado en la última parte de su comentario y de reprimir las imágenes del día en que tuve que quedarme a dormir allí. A saber a qué hora vuelve de su reunión, y a qué hora regresa Alfred...Capto la mirada de Dinah y le lanzo una en respuesta que dice: "es complicado". De pronto, me doy cuenta de que mi amiga es la única que no se está enterando de nada. Podría seguir así un rato, pero no sería justo para ella: de allí ella es la única que no conoce la verdadera identidad de todas, ya que su papel como Canario Negro no es precisamente un secreto y probablemente la minina ya la conozca.

-Dinah, no te preocupes, lo sabe todo -murmuro, encogiéndome levemente de hombros. Luego giro la cabeza hacia la minina una vez más-. No creo, Selina, es complicado.

Lanzo una mirada a la Mansión y mis ojos se deslizan lentamente hacia los techos, hacia el lugar al que subimos Richard y yo tanto como niños como en nuestra última visita, la noche de la fiesta de cumpleaños de Selina. Recuerdo lo que sucedió, lo viva que me sentí mientras trepaba hacia arriba desde el balcón, el aire frío sobre mi piel...Richard, sus ojos brillantes, sus labios tan cerca...Pero frunzo el ceño al recordar la noche anterior y lo que hizo.

-Maldito idiota -murmuro entre dientes sin darme cuenta, frotándome el cuello.

Sonreí cuando la tal Dinah me siguió la corriente, picando a Barbie con el mismo mote que yo la había puesto. Quién sabe, a pesar de ser amiga de la aprendiz de murciélago, quizá la rubita acababa cayéndome bien. Al menos no parecía una de esas heroínas prepotentes y estiradas... Aunque, después de que Barbie dijera que yo "lo sabía todo", me quedó bastante claro, que, efectivamente, era una de ellas. Vaya, ya había conocido la identidad secreta de tres héroes desde que estaba en la Mansión Wayne. ¿Cuántos más me quedarían por conocer? Qué poco discretos eran... Tenían suerte de que yo jugara más limpio de lo que muchos creían. Podía engañar o robar, incluso a veces traicionar, dependiendo de lo que estuviese en juego... pero eso de revelar identidades me parecía caer demasiado bajo, hacer demasiado daño. Había límites que yo no quería cruzar.

- Complicado, ¿eh? ¿Y qué te hace pensar que no voy a poder entenderte? Yo también soy complicada - le dije, con una voz más suave de lo habitual en mí - Ahora estamos en el mismo barco.

Quizá podría parecer que me estaba burlando de ella, pero no era así, y por eso cambié mi tono de voz. No, no me consideraba perteneciente a ningún bando, y seguía prefiriendo ir por libre... Pero últimamente me había visto muy envuelta en ciertos asuntos con otros héroes, y ya estaba curada de espantos. Sabía que no se fiaría de mí, y tampoco es que a mí me interesara mucho su vida, pero si era algo serio e importante y podía afectarle a Bruce, quería saberlo. Quizá me estaba tomando muchas atribuciones desde que estaba en su casa pero, pasara lo que pasase, y por mucho que mantuviera esta actitud indiferente, burlona y coqueta, él me seguía importando por encima de todo.

- He "trabajado" de criada aquí, como sustituta de Alfred durante su breve ausencia... Ahora simplemente estoy de okupa - comenté, con una sonrisa, respondiendo a la pregunta de Dinah.

-Ya empezaste a asustarme, Babs-le dije como respuesta a lo de tomar el sol. Básicamente...es más fácil ver a un cerdo volar que ver a Babs preocupándose por su bronceado o yendo a una playa a broncearse. No obstante, empecé a emparanoiarme sobre el tema de Babs, incluso me pareció que lo que venía a hablar con Bruce era más serio de lo que por un momento pensé. No obstante, es bueno que Babs y Bruce hablaran siempre y cuando Bruce no hiera los sentimientos de Babs, por culpa de aquello hemos tenido varios roces, una de las conversaciones más fuertes fue cuando Bruce en un principio no fue a ver a Babs en un importante momento de su vida, estando ella aún postrada en la silla de ruedas. En esas ocasiones el carácter frío de Batman me saca de quicio y sinceramente, me dan muchas ganas de pegarle un par de bofetadas.
En medio de la conversación y de las miradas que se entrecruzaban, capté la de Babs respecto a lo que hacía aquí la tal Selina. Ok, es complicado, captado-ahm entiendo, pues...encantada, soy Black Canary-ok, dos presentaciones de una misma persona en un mismo día.
Me acomodé en la hamaca, tumbándome y colocándome las gafas de sol mientras Selina y Babs seguían hablando del tema de su visita-todos aquí somos complicados, el mundo en el que nos encontramos precisamente no es simple, pero...si Babs no quiere hablar del asunto...-Babs sabía que aunque dijera esto, tendría que decírmelo, aunque...por otro lado eran sus temas, sus preocupaciones...pero si no le hubiera visto ambas marcas de parece que una brutal pelea.
-Ajam...de okupa en la casa de Bruce...-lo entendía todo. Hubo un momento en el que nadie dijo nada, todos estábamos en silencio hasta que Babs murmuró algo-¿mmm? ¿dijiste algo, Babs?

Sonrío al escuchar la respuesta de Dinah y sacudo un poco la cabeza, realmente la simple idea me parece absurda y ella lo sabe: nunca me he preocupado lo más mínimo por mi aspecto físico salvo en las contadas ocasiones que he tenido alguna cita, y ni siquiera entonces me he esmerado demasiado; además, tomar el sol con la minina, teniendo en cuenta cómo nos llevamos, es una actividad que preferiría evitar a toda costa. Casi podría entrar en la categoría de deporte de riesgo.

-Te asustas con facilidad últimamente -me burlo en voz baja.

Sé que, a pesar del tono ligero de sus palabras y su actitud, Dinah está preocupada por mí y no deja de darle vueltas a todo en su cabeza. Por una parte eso me hace sentime culpable, la he traído hasta aquí sin explicarle nada y sé, gracias a mi etapa como Oráculo coordinándola en las misiones, que no le agrada ir a ciegas a nada; por otra parte, mi propio orgullo me impide dejarlo notar, pedirle perdón y explicarle todo lo que me ha sucedido. No puedo, eso sería mostrar que soy débil, y me ha costado horrores ganarme mi independencia y mi autosuficiencia como para echarlo todo a perder ahora por culpa de Dos Caras.

-No creo que puedas ayudarme a explicarle a Bruce el pequeño encontronazo que tuve ayer con Dos Caras sin que le entre la vena sobreprotectora -respondo entre dientes, lanzando una mirada de reojo a Dinah y frotándome suavemente la herida de la cara, que empieza a picar.

Me sobresalto levemente al darme cuenta de que he hablado en voz alta cuando Dinah me pregunta si he dicho algo. No me había dado cuenta de que todo estaba en silencio.

-Pensaba en voz alta -murmuro. Súbitamente siento el impulso de seguir hablando, con la vista fija en el tejado.- ¿Crees que Dick es un obseso del control por si mismo o lo ha aprendido de Bruce? -pregunto.

En definitiva, la tal Dinah me estaba cayendo bien. Me gustaba su forma de expresarse, y cómo dijo en una simple frase que todos éramos complicados, que no había solamente blanco o negro, sino diversos tonos de grises. También me gustaba la rapidez con la que cazaba las cosas al vuelo, en ese sentido me recordaba a mí misma. Fue fácil percatarse de la expresión de su rostro cuando yo dije que era una okupa. Sonreí ante su sincera presentación.

- Yo soy Catwoman. No sé si quizá hayas oído hablar de mí - le confesé.

Esto no lo dije con arrogancia, como si mi fama fuera mundialmente conocida. No, simplemente comenté la posibilidad de que, como heroína, hubiese oído hablar de mí. Como ladrona y espía tengo fama de ser la mejor, al menos en Gotham. Si la policía me conocía, seguramente muchos héroes también lo harían, no sólo el murciélago y su tropa.

Barbie dijo que había tenido un encuentro con Dos Caras y yo me removí en la hamaca, interesada. Me incliné hacia adelante y le miré fijamente a los ojos.

- No me menosprecies, Barbarita. Yo puedo ayudarte con nuestro Brucie más de lo que imaginas. La verdad, no entiendo a santo de qué viene ese afán de sobreprotegerte. Ni que fueras su hija... Las mujeres tenemos que ser fuertes e independientes de los hombres - afirmé con rotundidad - Así que nuestro amiguito el bipolar sigue haciendo de las suyas... ¿Qué es lo que pasó? ¿Cómo fue vuestro encuentro? - le pregunté, con mucha curiosidad, antes de oír el comentario sobre un tal Dick que yo no conocía - ¿Quién es Dick? ¿Tu novio, Barbie? Qué calladito te lo tenías... - añadí, dedicándole una sonrisa pícara.

¿Cat...qué? ¿Catwoman? okay, esta chica logró captar toda mi atención y olvidarme de la respuesta que le iba a dar a Babs-el placer es...¿mío?...-Catwoman es una de esas personas que no me caen bien, simplemente porque no me fío en absoluto de ellas, y mucho menos de las chicas seductoras...y aún menos si esas chicas seductoras seducen a Batman. ¿Sobreprotección? no, pero puede que Selina esté usando a Batman para sus propios fines-sí, he oído hablar de ti...demasiado...-dije con un cierto tono de desconfianza. Una de mis características es que en ocasiones soy demasiado transparente en lo que pienso, y aún mucho más cuando me acabo de enterar que Barbara tuvo un encuentro con Two Face-¿Dos Caras? ¿y a qué estabas pensando para decírmelo, Babs? y no digas que me intente calmar porque sabes que es perder el tiempo-miré a ambas, estaba molesta porque iba a decírselo a Bruce antes que a mí, si es que tenía la intención de decírmelo. Yo confío en ella y le cuento muchas cosas, quiera ella o no quiera-pensé que confiabas más en mí, Babs, en serio...-me levanté de la hamaca y me dirigí hacia un lugar apartado de allí hasta perderlas de vista, sin pdoer evitar que un extraño pensamiento de que si a Babs le pasa algo, me terminaría enterando por las noticias o por alguien ajeno a ella...o por un villano. Sin duda hoy me habían dado demasiada información de golpe, y alguna sin querer que me enterara.

Observo el intercambio que se produce entre ambas, heroína y ladrona descubriéndose mutuamente ante la otra; probablemente de ser otra la situación hasta podría considerarlo divertido, pero me encuentro demasiado tensa como para hacer nada más que esbozar un amago de sonrisa. Puedo ver que inmediatamente Dinah se pone tensa también, menos relajada que antes: siempre ha desconfiado de la clase de persona a la que pertenece Catwoman, y ahora que sabe que está viviendo con Batman con más razón. No se fiará de la minina, y yo tampoco, lo cual es algo bueno porque podemos mantener un ojo puesto en ella y asegurarnos de que Bruce no comete una estupidez al fiarse.

-Es una larga historia -repito igual que antes: si no le he contado nada a Dinah mucho menos pienso contárselo a ella, no pienso tener esta conversación más de una vez si puedo evitarlo.

Mi cabeza gira como un resorte cuando escucho la pregunta de Selina, tan rápido que siento un tirón doloroso en el cuello y tengo que llevarme una mano a él para frotármelo y tratar de aliviarlo un poco.

-¡No! Claro que no -protesto, y por algún motivo mi mente recuerda otra vez aquel momento en el tejado durante la fiesta de cumpleaños y un leve rubor acude a mis mejillas.

Inmediatamente olvido todo eso cuando escucho lo que dice Dinah, y antes de que tenga tiempo de responderle nada se marcha. Me quedo sentada inmóvil unos instantes, la vista fija en el lugar por el que se ha marchado, sintiéndome profundamente culpable por unos segundos. Es cierto que a veces no soy justa con Dinah, que tiendo a callarme más las cosas que ella, pero es para evitar que sobreactúe por cosas absurdas como acaba de hacer, y confesárselo solo me hará parecer débil. No puedo permitirme parecer débil... pero no puedo dejar las cosas así con ella.

-¿Me disculpas un momento? -murmuro a la minina, levantándome y siguiendo a Dinah.

La encuentro en un lugar apartado y tranquilo, procurando no hacer ningún sonido que delate mi posición hasta que me he acercado lo bastante pero sin llegar a su lado. Me detengo un par de pasos por detrás, a sus espaldas, y frunzo ligeramente el ceño. Hablar de estas cosas nunca ha sido mi fuerte, pero al menos será más fácil si no tengo que mirarla a la cara mientras lo hago. Detesto sentirme vulnerable de esta forma.

-Confío en ti -digo por fin, tras unos momentos de silencio, organizando mis pensamientos.- Iba a contártelo al mismo tiempo que a él, por eso te pedí que vinieses -le explico.- Sabes que no me gustan estas cosas...no fue más que una tontería, Alfred se hizo cargo de todo y Dos Caras está en Arkham, ya no hay peligro -me encojo levemente de hombros.- Dick me echó una mano, aunque no lo necesitaba.

Sonreí. Estaba acostumbrada a la desconfianza, incluso me gustaba. Me hacía sentir importante. Si la gente desconfiaba de ti, era porque les habías dado buenos motivos para hacerlo, porque habías logrado engañarles en el pasado. Eso significaba que había hecho bien mi trabajo, aunque a veces pudiera suponer un fastidio. Me hizo gracia la rapidez y vehemencia con la que Barbie me respondió al asunto sobre su "novio", lo que me hizo pensar que no iba tan mal encaminada como ella quería hacerme creer.

- No te averguences, Barbie, no pasa nada...

Esperé en mi sitio, observándolas con curiosidad, cuando ambas se alejaron un poco de mí para hablar sin ser escuchadas. Por desgracia, esta vez yo no tenía mis orejas de gato a mano para poder ponérmelas y oír lo que se decían. Bah, otra vez será. Seguro que no era nada demasiado importante, Dinah hacía gestos de estar algo disgustada.

- ¿Preferís que esperemos al "Príncipe de Gotham" dentro, queridas? - les pregunté, mirándolas.

Me puse en cuclillas, mirando el césped, como si allí pudiera encontrar algo o...simplemente intentaba olvidar lo de Babs, por mi bien. Sinceramente, si estuviera aquí Bruce e intentara calmarme, cosa que...dudo que haga porque Bruce es DEMASIADO impredecible, lograría calmarme como aquella vez en la que Ollie había desaparecido y suplantaron su identidad...y...tuve que matarle. Bruce siempre creyó que yo tenía razón y que él no era Ollie a pesar de que tenía a todos en mi contra. Bruce me ayudó a recuperar a Ollie. Sólo Bruce. Sabía que Babs a continuación de aquella "escenita" vendría a ver cómo estaba, calmarme. La escuché detrás de mí. Yo ni siquiera aparté la mirada del césped-lo sé, Bárbara...-logré decir un poco más calmada, después de un buen rato callada, escuchando lo que decía e...intentando calmarme todo lo que podía-intento ver que tienes las mismas capacidades que antes, Babs, pero incluso con esas habilidades ya sabes lo que te pasó con el Joker. Todas sufrimos mucho con aquello y...juré vengarme del Joker, estar sólo 5 minutos a solas con él para vengarme, y aún no estoy esperando. Babs, lo del Joker seguro que dices que fue una tontería, pero no quiero que después de tanto...vuelvas de nuevo a estar postrada en una silla de ruedas. Decías que estabas bien, pero no lo estabas...y...¿sabes?, cuando recuperaste la movilidad en las piernas fue la primera vez después del accidente que te vi sonreír de verdad...-a continuación escuché lo que dijo Selina y añadí-él preferiría que se le llamara "Rey de Gotham"...

Miro de reojo a Selina, molesta por su insinuación, y el enojo se refleja en mi rostro; espero que eso sirva para enmascarar el absurdo sonrojo que ha acudido a mis mejillas ante el recuerdo de lo sucedido en el tejado hace poco tiempo.

-No hay nada de que avergonzarse porque no hay nada -insisto, con la irritación patente en la voz, en un tono que deja más que claro que el tema está zanjado y no admitiré réplica, o al menos eso espero.

Observo la espalda de Dinah en silencio, aguardando pacientemente una respuesta o una reacción a mis palabras mientras me maldigo una y mil veces por no haber sido capaz de contener mi lengua y haber dicho lo de Dos Caras: Dinah es terriblemente sobreprotectora con todos sus seres queridos, entre los que me encuentro incluida, y temo lo que pueda llegar a hacer para vengarse del ex-fiscal; por suerte, por el momento se encuentra en Arkham y así será por una buena temporada si tengo algo que decir al respecto. De momento, Dinah está a salvo de si misma.

-Lo sé -respondo a mi vez, mi rostro y mi voz endureciéndose ligeramente.- Pero estoy bien, Dinah: el Joker no acabó conmigo, Dos Caras tampoco; nunca permitiré que nadie me destruya -sacudo la cabeza.

Mi expresión se suaviza un poco al recordar una escena de hace unos meses: cuando desperté de la operación que me devolvería la capacidad de caminar, Dinah estaba a mi lado aguardando espectante, y cuando pude mover los dedos de los pies, el primer signo de que la operación había sido un éxito, había lágrimas en sus ojos. Verme volver a andar fue un regalo para mí, pero también para ella...aún no comprendo que he hecho para merecer que alguien así me aprecie tanto.

El flashback:

Regreso con ella junto a Selina y pongo los ojos en blanco.

-Le pega más Gran Hermano -murmuro, recordando cuando empecé como Oráculo, cuando me puso cámaras en secreto para vigilar que todo iba bien conmigo...sin saber que yo lo sabía todo.- No sé que les pasa a los hombres de esta familia con el control...

Había empezado a mirarlas con curiosidad, preguntándome de qué estarían hablando, pero había acabado por aburrirme. No creía que fuera nada relevante, sus expresiones corporales no denotaban un particulare nerviosismo. Que era algo serio, eso seguro, pues Barbie parecía afectada. Me acerqué a Isis y la tomé en brazos, antes de volver a mi asiento. Le acaricié de forma distraída en la cabeza, pensando en si faltaría mucho para que Bruce llegara. Por fin, amas heroínas cambiaron de tema y volvieron hasta donde yo estaba.

- Llamadle como queráis. Siempre he sido anarquista, sea rey o príncipe, no pienso hacerle ninguna reverencia - dije, encogiéndome de hombros - ¿Los hombres de esta familia? Creí que los únicos hombres de esta casa eran Bruce y Alfred... y, si tu maestro te controla, Barbie, es porque tú te dejas. ¿Crees que a mí me controla, o que yo le doy explicaciones de lo que hago o adónde voy?

Pues no, no lo hacía. Él ya me conocía y sabía que, si quería que trabajara con él, que viviera con él o (¿por qué no decirlo?) que me acostara con él, yo sólo pedía libertad a cambio. Le era fiel, por supuesto, no era una de esas personas que entienden por libertad el libertinaje y la promiscuidad, pero tampoco quería que él controlara mi vida, que tuviera que saber en todo momento dónde estaba y por qué. Yo era un animal salvaje, no había nacido para el cautiverio ni la domesticación. Él me había conocido así, y así le había gustado, así que no veía necesidad alguna de cambiar nada. Bastante había cambiado ya viniendo a vivir con él y siendo su aliada. Arriesgaba mucho por protegerle como para que, encima, él decidiese enjaularme.

- No habéis respondido a mi pregunta. ¿Queréis seguir esperándole aquí o preferís pasar adentro? A mí me es indiferente.

Babs tenía razón...en parte. Yo sufrí una tortura atroz. Me secuestraron, me ataron, y...después de aquello no recordé más. Sólo dolor y más dolor, y desde aquel momento no volví a ser Dinah. Tenía miedo, y esa vez fue la segunda que le hice caso a mi madre. La primera fue cuando mi madre...estaba muriendo de cáncer, le prometí dejar la JLA...y así lo hice. La segunda fue cuando dejé de ser Black Canary, dejar de involucrarme en la vida de los héroes, dejar de proteger la ciudad...a mi manera. Mi madre nunca quiso que yo fuera como ella, pero yo lo llevaba en la sangre. ¿Quién me diría que volvería a tener confianza en mí misma el pelear contra varios criminales en un altercado que me pilló de improvisto?. A partir de aquel momento empecé a ser yo, Dinah L. Lance, Black Canary, y cuando recuperé mi grito lo fui por completo-te lo aviso, Babs, si Two Face logra escapar de Arkham...ya tiene una adversaria con la que enfrentarse. Yo tampoco dejaré que acaben con mi vida, al igual que lo hiciste tú, Babs, y...no intentes detenerme, porque te será más fácil detener a un tornado con dos abanicos que evitar que yo haga eso...-me levanté de mi sitio mientras escuchaba la conversación paralela de Batman. Bruce...incluso no hubiera rechazado un abrazo de Bruce en estos momentos-¿crees que yo sí? dije lo del título porque él mismo se lo puso. No voy a dejar de actuar en la ciudad...-aparentemente me iba animando cada vez más, aunque...sólo aparentemente. Soy una persona que evita mostrar sus sentimientos...o al menos débil ante los demás-de una forma u otra, Bruce logra controlar a todo Gotham...estoy incluso empezando a pensar que ha puesto cámaras en nuestras casas por si acaso-bromeé, como si nada hubiera pasado. Yo ya tenía las ideas bien claras y Babs sabe que no podía detenerme. Al instante, habló Selina preguntándonos si queríamos esperarlo dentro-sí, creo que será mejor esperarle dentro, ¿qué opinas, Babs?

Miro preocupada a Dinah: la conozco y sé que en cuanto se le presente la menor oportunidad hará una tontería como ir a por Dos Caras sin apoyo, ella sola. Cometerá el mismo error que yo, y aunque ella es una luchadora mucho más experimentada y habilidosa que yo -una vez logró vencer a un grupo de enemigos con ambas piernas y una muñeca rota-, temo que vaya a subestimar los recursos del ex-fiscal y sus aliados. Temo que le hagan daño, y que todo sea por mi culpa...Pero no es algo en lo que deba pensar ahora mismo: por el momento Dos Caras se haya encerrado en Arkham Asylum y seguirá allí por mucho tiempo más si tengo algo que decir al respecto.

-No cometas las mismas estupideces que yo, Dinah -murmuro, en voz tan baja que estoy segura de que no han llegado a escucharlo ninguna de las dos.

Pongo los ojos en blanco al escuchar a Selina.

-Que sean los únicos que vivan aquí no significa que sean los únicos de la familia, minina -respondo, acomodándome el pelo y frotándome la herida de la mejilla, que ha comenazado a picarme súbitamente.- Y no es mi maestro ni le dejo controlarme -aclaro, obligándome a bajar la mano y dejar de tocar la herida para evitar reabrirla y que empiece a sangrar otra vez.- Le gusta darse títulos, alimenta su ego -frunzo el ceño.

Miro de reojo a Dinah, nuevamente parece animada y alegre como siempre, pero sé bien que es todo fachada y que probablemente bajo la superficie estén bullendo la preocupación por mi estado y la ira contra el ex-fiscal del distrito. Inmediatamente corrijo mi postura y trato de evitar cualquier pequeño gesto de incomodidad para darle a entender que estoy perfectamente, y me prometo a mí misma que no volveré a cometer el mismo error: no permitiré que vuelva a verme débil o vulnerable nunca más.

-No te extrañes, suena a algo que él haría -comento sacudiendo la cabeza.- Una vez lo intentó conmigo...no le salió bien -esbozo una sonrisita triunfante, no hay quien engañe a Oráculo...ni a Batgirl; en realidad, no hay quien engañe a Barbara Gordon.- Como queráis vosotras, me da igual -me encojo nuevamente de hombros.- Solo espero que no tarde demasiado en volver.

Solté una pequeña risita que se asemejaba a un maullido. Me gustaba ver a la pequeña aprendiz de murciélago ofendida aunque, al mismo tiempo, me gustaba verla imponerse al control y demostrar (o querer demostrar) ser una mujer fuerte e independiente. Yo siempre aprobaría eso.

- ¡Bien dicho, Barbarita! - dije, aplaudiéndola - Su ego no necesita más alimento, o llegará un momento en el que no quepa en Gotham. Pero tenéis razón en algo, eso de las cámaras suena muy propio de él. Espero que no se haya molestado en pnoer una cámara en mi cuarto, no creo que vaya a ver nada que yo no le haya enseñado ya - mis labios se curvaron en una sonrisa lasciva - Pero dime, Barbie, ¿qué has querido decir con eso de que no son los únicos hombres de esta familia? ¿Brucie tiene hermanitos y no me ha hablado de ellos? - le pregunté, entre curiosa e irónica.

Apenas había terminado de terminar la frase y ya me había levantado. Encaminé mis pasos hacia el interior de la mansión, dejando que ellas me siguieran. Llegamos al salón y me dirigí hacia Alfred, que se encontraba por allí, supongo que limpiando o algo así.

- Tenemos invitadas, Alfred. Tráelas un té o algo así, por favor. Eso es todo - le dije, no de forma autoritaria, sino con voz agradable y educada. Por algún motivo, Alfred me caía bien, le respetaba, algo extremadamente difícil para alguien como yo. Admiraba todo lo que había hecho este tiempo junto a Bruce, y me encantaban esas pullas que soltaba de vez en cuando - Como si estuviérais en vuestra casa, nenas. No, no creo que tarde mucho más... aunque tardaría menos si le hubiera dicho que le esperaría en bañador - dije, sonriendo pícaramente.

-Babs, no has sido la única a la que han torturado, precisamente no soy nueva en este..."negocio" de locos, y sabes que no puedes detenerme cuando se me mete algo en la cabeza. No cometeré errores, Babs, te lo prometo-sólo en el caso de que Two Face saliera de Arkham, lo buscaría y lo encontraría-Babs, esto no es por tu culpa. Sé lo que estás pensando...-o me lo imagino, la conozco muy bien-la guerra la comenzó él, él solo se metió, ha ganado un asalto, pero la guerra la acabaré yo-dije de forma tajante, terminando la conversación. Pronto tendría que acabar, yo no tenía ni la más mínima duda de cambiar de opinión, y creo que eso Babs lo sabe. Sería discutir por nada y...cabrearme más de lo que estaba.

Miré a Selina y su reacción-¡heh, Babs! ¿harás una revolución contra el Murciélago? okay, yo me apunto, ¿cuál es nuestro primer movimiento?-si Alfred viera esto de verdad que perdería la fe en la humanidad-creedme, si no cabe en Gotham irá por Metrópolis o Star City...-¡oh! y con Star City no se metía...porque Ollie estaba allí y...como esos dos se encuentren, arde Troya-oh...no...¿no me digas que...?-señalé a Selina y luego la Mansión Wayne, ante la ausencia de Bruce, está su mansión-¿tendréis murcielaguitos?-miré a Selina, preguntarle a Babs sobre los hermanos de Bruce. ¿No sabía que tenía un hermano? Miré a Babs y dije-bueno...-puse los ojos en blanco. No sabía si al decírselo metía la pata o no, con lo que aproveché que se levantó y llamó a Alfred para cambiar de tema-mejor dicho: que dos mujeres en cuero y una en medias de rejilla le esperaban en el jardín con un bote de crema para el sol para que él nos lo echara...-seguro que Babs se escandalizaba...no sabe con quiénes se estaba metiendo...

Frunzo el ceño, recordando que Dinah ya sufrió una vez una tortura atroz que entre otras cosas la dejó estéril y le hizo perder su Grito de Canario durante mucho tiempo, hasta que la sumergimos en el Pozo de Lazaro tras que los hombres de Ra's al Ghul le diesen una paliza que la dejase moribunda...perdiendo así yo mi primera oportunidad de volver a caminar. Nunca, en estos tres años, me he arrepentido de mi decisión, y si por culpa de Dos Caras Dinah vuelve a estar en una situación semejante jamás me lo perdonaré; que esto me sirva de lección y de recordatorio: cada acto tiene sus consecuencias y es importante medirlas antes de hablar a la ligera.

No respondo, me limito a lanzarle una mirada que dice a las claras que no tengo ganas de seguir con la conversación y que procederé a ignorar sus nuevos comentarios en esa dirección: sé que Dinah es increíble cuando toma una decisión, es una fuerza de la naturaleza imparable, pero lo cierto es que yo soy como una roca, inamovible e impasible. Sé que no hay forma de hacer cambiar de opinión a mi amiga...pero eso no significa que me vaya a quedar sentada y cruzada de brazos mientras le hacen daño: si no puedo evitar que Dinah le busque para vengarse, haré todo lo posible por evitar que él salga a la calle. Como humana cometo errores, pero cuando los cometo hago todo lo posible por reparar y minimizar los daños.

-La familia Wayne es más amplia de lo que piensas, minina -respondo, algo enigmática: si Bruce no le ha contado nada yo no quiero ser quien destape la liebre.- A veces me lo planteo, Dinah...de vez en cuando le viene bien que le recuerden que no es el único héroe de por aquí, que no puede hacer lo que le venga en gana con nosotros siempre que quiera -me encojo de hombros ligeramente, furiosa con él por tratarme como a una niña y por inculcar tanto de si mismo en Dick.- A más personas les vendría bien recordarlo de vez en cuando también -agrego.

Sigo a Selina y a Dinah al interior de la Mansión Wayne, saludando a Alfred con una sonrisa al pasar hacia el salón. Escucho lo que ambas dicen y desvío la mirada al suelo, ligeramente incómoda.

-Por favor -bufo, dándole un ligero codazo a Dinah, tratando de ocultar el ligero sonrojo que ha acudido a mis mejillas inclinando la cabeza de forma que mi melena pelirroja haga de pantalla.

Me reí ante el comentario que Dinah hizo sobre la revolución mientras me sentaba en el sofá, junto a uno de mis gatos, que pululaban por doquier en la casa. Uno nunca sabía dónde podría encontrarse a alguno de ellos, ya que aparecían y desaparecían cuando les venía en gana, pero les gustaba estar cerca mía. Le acaricié con suavidad mientras miraba con atención a mis acompañantes. Alfred vino con una bandeja con dos tazas de té y una de leche. Pero cómo sabía este hombre... por eso me caía bien.

- Muchas gracias, Alfred - le dije, con una sonrisa y una amabilidad no muy habituales en mí, mientras tomaba mi taza de leche entre las manos y volvía a recostarme en el sofá - Esperad un momento, chicas. ¿Cómo que más amplia? Yo no vi en el contrato ningún familiar... y leí la letra pequeña - dije, con voz irónica.

Volví a reírme, me hacían gracia los comentarios que Dinah, la rubita, soltaba por la boca, de forma directa y descarada, sin rodeos ni florituras. Lástima de ser una heroína, me caía bien... Pero bueno, una cosa no tenía por qué quitar la otra, mientras no pretendiera arrestarme ni nada por el estilo. A la vista estaba mi relación con Bruce.

- ¿Murcielaguitos? Mmm... No estoy segura de lo que saldría en realidad de la unión de una gata y un murciélago... pero creo que aún es pronto para comprobarlo. Soy muy joven aún. Aunque no le voy a decir que no a ese bote de crema - añadí, siguiéndole el juego a Dinah y mirando a Barbie - Pero creo que vosotras podéis echarosla perfectamente la una a la otra mientras Bruce me la echa a mí.