Invitación a la fiesta de máscaras [LIBRE]

- Y ahora... "enter" - dije en voz alta, con una sonrisa traviesa en los labios, mientras pulsaba la tecla mencionada en el ordenador personal de Bruce.

No había sido nada difícil aprovechar que él estaba trabajando en su empresa, colarme en su despacho y acceder a su ordenador... su contraseña era mi nombre. Muy imaginativo, señor Wayne...

Una vez publicado el anuncio en la red (donde estaba segura de que TODOS podrían leerlo), me dispuse a prepararme para la fiesta. La verdad, estaba emocionada. Era la primera vez que iba a celebrar mi cumpleaños con alguien que no fueran sólo mis gatos. Y, por eso, lo haría por todo lo alto. No importaba nada quedar bien con la sociedad de Gotham, eso sólo lo hacía para provocarles a todos, incluyendo a Bruce. Les daría una lección... les enseñaría que no sólo los ricos y poderosos tienen derecho a organizar fiestas así. También los humildes, la gente sencilla, podíamos hacerlo... aunque tuviéramos que hacernos pasar por otros. Me gustaba llamar la atención y escandalizar... Sería divertido ver lo que pensaban aquellos estirados al ver cómo uno de los hombres más ricos del mundo organizaba una fiesta como aquella sólo para celebrar el cumpleaños de su criada. Pero, sobre todo, sería divertido ver la cara que ponía Bruce al volver a la mansión y ver el pastel. Tendría que hacerle una foto...

Comencé a vestirme. No podía creerme la suerte que había tenido al encontrar un vestido tan precioso y elegante, y tan caro... claro que yo no había gastado ni un sólo céntimo en él. Iba a impresionarles a todos... Pero sentía que me faltaba algo. Rebusqué en mi joyero, pero me di cuenta de que no podía lucir ninguna de esas joyas en público. Eran robadas, la policía las estaba buscando... No podía llevarlas. Empecé a recorrer la mansión. No, allí no vivía ninguna mujer, pero, quizá con un poco de suerte, Bruce tendría algún recuerdo guardado de su madre...

Premio. Sólo necesité un par de minutos con su caja fuerte y di con lo que estaba buscando. Era un collar precioso, muy elegante aunque, al mismo tiempo, sencillo. El padre de Bruce tenía que haber tenido un gusto exquisito para regalarle algo así a su mujer... Sentí algo de lástima por ellos. Pero no era justo que una preciosidad así estuviera toda la vida guardada en una caja fuerte, como un símbolo del pasado y la muerte. Tenía que volver a ser lucido en el cuello de una mujer como símbolo de belleza, de renacimiento. Me miré al espejo mientras me lo probaba y sonreí.


Miau... Y ahora, a recibir a los invitados y ver lo guapos que estaban todos...

Hace varios días me había llegado una nota de parte de Bruce Wayne anunciando que estaba invitada a una fiesta dónde acudiría toda Gotham...okay, yo no residía en Gotham, pero al recibir aquella carta he de suponer que también va dirigida hacia mí, además...ambos hemos sido compañeros de negocios cuando él puso los fondos para una ceremonia de presentación de un teléfono móvil ecológico, además, no hace tanto me reuní con él para hablar de unos negocios relacionados con la televisión...sí, okay, necesitaba un pequeño empujoncito, una pequeña voz a pesar de las que resonaban en mi mente que me dijera que lo hiciera, que comprara aquella cadena de televisión, y...aquella voz fue la de Bruce, ¿cómo no agradecerle sino, yendo a su fiesta?. Ahora venía lo difícil: comprarme un vestido que no sea demasiado...am...¿qué es lo que dicen todos de mi traje de Power Girl?...-distrayente, éste no vale...ni éste...ni éste ni éste...-iba dejando los vestidos que descartaba a un lado...que eran muchos, esto es lo que me pasa cuando no renuevo el vestuario. Resoplé sonoramente llevándome una mano a la cara...y cuando pensaba que me iba a dar por vencida...encontré el vestido perfecto.

********************Varios días después********************

El día había llegado, y un chófer me esperaba en la puerta de mi departamento...desde hace ya varios minutos. Sólo me quedaba ponerme la peluca y el antifaz, hoy Karen Starr tendrá el pelo rubio y de color largo, es una fiesta de máscaras al fin y al cabo...casi todo el mundo irá medio disfrazado con peluca y luego dirá que es su pelo natural, etc. Bajé las escaleras de mi departamento y me metí en el coche y nos dirigimos hacia la Mansión Wayne. Mientras iba en el coche se me pasó varias veces por mi mente la idea de ir con pareja. No la tenía, y me gustaba así...no hay nadie que es capaz de seguir mi ritmo, creo...o bueno, tampoco es que me hubiera molestado en buscar.
Finalmente, llegamos a la fiesta. Había llegado pronto, sólo había un par de personas. Salí del coche y dije al chófer-aparca por aquí cerca y luego dame las llaves de la limousina-de lo que más me había preocupado era de dejar el traje de Power Girl a buen recaudo en el coche ya que no podía ponérmelo debajo del vestido. El chófer, después de haber aparcado, me dio las llaves, las metí en mi bolso y finalmente, me dirigí hacia la gente para saludarla-¡hola a todos!

Vestido:

Habían pasado ya algunos días desde que mientras me encontraba revisando los nuevos e-mails que me habían llegado al correo electrónico desde unos de los ordenadores de la Comisaría.

Mientras bebía el café caliente que acababa de sacar de la máquina, leía uno por uno los mensajes que me interesaban y el spam lo iba borrando. Pero, entonces, encontré un mensaje de Bruce. Era una invitación a una fiesta que el multimillonario había pensado montar para todos los habitantes de Gotham City.

"Supongo que podría ir con Barbara..." No sé porque aquella idea pasó por mi cabeza. Podía ser que nuestro distanciamiento tras el incidente con el caso de "Mirror" hubiese mejorado considerablemente las últimas semanas, pero pensar que ella viniese conmigo como pareja a un baile... Sabiendo como era Barbara, esta seguramente se negaría por su algo malo y serio carácter que ha ido adquiriendo estos años.

Aun así, terminé por proponerse lo y no sé como lo conseguí, pero aceptó a mi invitación de ir juntos. Parecía que aquella vez estaba de suerte...


Y, finalmente, había llegado la gran noche. Ya tenía todo preparado, esperando a que Barbara bajase de su casa para que se montase en el Porsche plateado que traía conmigo.

Aquella adquisición se la debía a Alfred. Antes de que este se marchase de vacaciones, había conseguido persuadir a Bruce de que me dejase uno de la gran cantidad de automóviles que forma su colección. Lo había mantenido en una cabaña hasta entonces-dándole los cuidados necesarios, claro está- para por fin "estrenarlo" aquella gran noche.

Miré la hora de mi reloj, viendo que la pelirroja se estaba retrasando un poco. Aun así, la seguí esperando justo debajo del edificio donde vivía mientras intentaba arreglar un poco más el traje de chaqueta gris que llevaba, no queriendo que quedase ninguna arruga en este para, acto seguido, poner bien la pajarita del mismo color.

Daba gracias que aquella noche fuese tranquila. Normalmente, a esas horas de la noche, seguramente algún grupo de matones habría salido ya de entre los oscuros callejones de Gotham atraídos por el lujo con ruedas. No me agradaba tener que empezar a hacer acrobacias y exterminarlos con rapidez con un traje de chaqueta, ya que este no daba tanta movilidad como mi traje de Nightwing.

Cuando me llegó el email de la invitación inmediatamente me sonó extraño: Bruce podía llegar a extremos muy radicales en su afán por mantener la mascarada de multimillonario excéntrico, pero ¿algo como aquello? Sabedora de quién está sustituyendo a Alfred al menos de forma temporal, intuí que ella tenía algo que ver con todo aquello; sin embargo no tenía forma de probarlo si no era acudiendo...algo que no me hacía ilusión especialmente, esta clase de eventos nunca me han atraído lo más mínimo. Me planteé seriamente no atender a la fiesta, pero entonces llegó la llamada de Richard sugiriendo que fuésemos juntos, y una cierta nostalgia de tiempos pasados se apoderó de mí, de otras fiestas en la Mansión Wayne junto a él, escondidos en los tejados. Antes de que me diese cuenta de qué estaba haciendo, había dicho que sí.



Por eso estoy ahora aquí, frente al espejo de mi cuarto. Alysia ha conocido a un chico y ha salido con él esta noche, por lo que no la tengo a mi lado para tomarme el pelo mientras me arreglo. De nuevo me miro en el espejo y contengo un bufido. No suelo llevar vestidos ni "cosas monas" ni nada que se le parezca, me encuentro completamente ridícula y fuera de lugar, y de no ser porque le he prometido a Richard que iré con él, probablemente a estas alturas ya me habría quitado toda la parafernalia y estaría paseando por la casa en chandal, o vistiéndome como Batgirl para salir a patrullar. Pero parece que las cosas entre nosotros por fin se han arreglado un poco desde el incidente durante lo de Mirror y no quiero arriesgarme a estropearlo todo otra vez por culpa de una tontería así, así que después de rebuscar por toda la casa mi antifaz salgo a su encuentro.

-Bonito coche -suelto un silbido entre dientes.- No sabía que el sueldo de un policía daba para tanto -bromeé, sentándome en el asiento del copiloto.

El viaje hasta la Mansión es corto y ya hay unas cuantas personas allí esperando cuando llegamos. Nuevamente tengo que resistir el impulso de pedirle que dé la vuelta y me deje en el apartamento otra vez, pero me contengo a tiempo. Bajo del coche y me situo a su lado, manteniéndome cerca de él en todo momento.

-Había olvidado lo molestos que son los tacones -comenté entre dientes.- Tienes suerte de ser un hombre.

Llevaba un rato sin usar la computadora para otra cosa que no fuera dar clases, era aburrido ver que casi no tenias vida social por planear clases para tus alumnos unas horas antes, llevaba tiempo sin dormir bien pero no importaba mientras ellos aprendiera, lo malo es que a esta etapa quedaria excluido de mi vida social por mi irresponsabilidad, en fin, eso era lo de menos ahorita veria mis e-mails, de seguro solo eran del trabajo que les deje a los muchachos para hoy, como suponia, no tenia mas que menos de 20 mensajes y solo 8 eran de los muchachos, solte un fuerte suspiro de decepción, asi no se a donde llegaran, segui viendo otros que eran puras cadenas molestosas que segui ignorando hasta que vi el penultimo, era una invitación a la fiesta de Bruce Wayne, me intereso un poco pero al final decidi no ir por las molestias que llevo teniendo de dias previos, y este fin de semana seria mas de descanso que cualquier otra cosa , asi que al igual que los demas los ignore, esta misma noche llevaba unos minutos dormidos, cuando el telefono retumbo en mis oidos, fue molesto escucharlo y deje que sonara 2 veces para que colgara, pero creo que lo contestaria porque seria descortes no hacer eso, me levante y cogi el telefono, era Maiwen, ella es una chica amigable y adorable, me llego a caer bien asi que accedi a ella, tuve que pensar en que traje elegir, era confuso llevar algo muy elegante y que fuera una fiesta normal, o llevar algo casual y que fuera de gala, recorde de pronto que la fiesta era de gala, me salve de pasar verguenza por bruce, fue un golpe de suerte, bueno era ir de gala, luego que carro llevaria, ir en mi carro, esa camioneta era un asco y no por si era sucia porque no lo era, procuraba lavarla casi todos los dias por dentro, si no por su edad, creo que seria mejor alquilar una.

Dia De la Fiesta:

Era una noche hermosa, y yo iba vestido para la ocasión, solo que me faltaba algo y era mi pareja en la fiesta, era algo inolvidable ya que ella era la verdadera invitada y yo solo su acompañate, fue a la casa de Maiwen algo nervioso de saber si llego demasiado tarde y ella estaba enojada o que haya llegado demasiado temprano y tener que esperarla, era algo que no podia saber todavia y esperaba que no fuera ninguna de las 2. iba vestido de gala, me sentia gracioso ya que ni en mis tiempos de graduación me vesti haci, en realidad, solo fui casualmente como a todos lados, en la universidad pareceria estudiante si no fuera por mis ojos que delatan mi edad.


Ella abrio la puerta y me senti mas nervioso que antes,ella, se veia, muy bien, yo solo vine por acompañarla a ella, pero ahora me siento orgulloso de haberlo hecho, ella se veia muy bien comparado por la burla que habia intentado ponerme. Ella me dio un cumplido, no se si por ser modesta o por ser cierto, hasta el momento nunca habia usado cosas para llamar la atención de los demas, era timido y no hablaba casi, pero luego de lo que me dijo entre balbuceos me animo, parecia desanimada luego del comentario, no se si es por la diferencia de edad o porque me mintio, en fin tengo que buscar una respuesta para alegrarla.

Usted se ve hermosa si me lo permite decir señorita Johnson dije mientras le sonreia, aunque por dentro me sentia mas apenado que nunca.

Seguía sin entender muy bien como funcionaban aquellos ordenadores humanos. Había aprendido todo lo necesario sobre ellos en mi viaje a la Tierra, pero eran más complicados de lo que parecía. Tanto Clark, como Lois y como Chloe me habían ayudado incontables veces a manejarlo pero mi mente seguía reacia a entenderlo. Suspiré, un poco exasperada. Lois y Chloe habían insistido en hacerme un correo electrónico. Yo, por mi parte, no le encontraba utilidad pero ellas habían insistido tanto que acepté.
Tras un rato enfadada con el correo, conseguí abrirlo. Para ser sincera, no me esperaba ningún correo por eso me sorprendí mucho al ver mi bandeja de entrada. No era un correo de Chloe ni de Lois, era... ¿cómo lo llamaban?, ¡ah sí! “spam”.
Aquél correo que era una invitación, nada más y nada menos que de la ciudad de Gotham. Estaba firmado por Bruce Wayne. No, no le conocía en persona, pero sabía quién era. Multimillonario y director de Industrias Wayne, es uno de los famosos más queridos de Gotham. No sabía muy bien lo que Industrias Wayne hacía por Gotham, pero debía ser algo bueno para que fuera tan querido.
Tras leer el mensaje, empecé a plantearme ir a la fiesta. Yo no era ciudadana de Gotham, pero había pasado mucho tiempo allí y no solo como superheroína.
No sé cuanto tiempo estuve frente a la pantalla del ordenador, pero seguramente el suficiente como para que Martha viniera a ver qué estaba ocurriendo. Tras leer la nota, se quedó igual de pensativa que yo. Al final, me preguntó si iba a ir, yo todavía enfrascada en mis pensamientos, me encogí de hombros. Por eso, Martha rectificó su pregunta.
Deseaba... Admito que no me esperaba que utilizara ese verbo. ¿Deseaba ir? Nunca había ido a una fiesta de gala, y menos a una fiesta de máscaras. Por tanto, sí, deseaba ir. Me daba igual lo que Clark pensara; quizás el mensaje no iba dirigido a mí pero había llegado a mis manos y no iba a ignorarlo.

Martha me había prestado uno de sus vestidos de gala. Y, aunque pareciera raro, me quedaba como si hubiera sido a mi medida. Aunque, debía traérselo intacto. Esa era la condición, era una promesa, y yo nunca faltaba a una promesa.
Le comenté la invitación de la fiesta a Chloe, la cual se decepcionó al no ser invitada. Le pedí que me ayudara con el maquillaje y el pelo, y ella aceptó encantada.


Sabía que me deseaba lo mejor, quería que me divirtiera y se lo agradecía. Aparte, también le pedí que guardara el secreto a Clark. Sonreí al escuchar su respuesta pero, al igual que Martha, debía hacerle una promesa: debía traerle noticias. Ya fuera de los invitados, del anfitrión o de cómo había ido la fiesta. Cualquier cosa que le sirviera de noticia. Y al igual que el pacto de Martha, lo iba a cumplir.
Quizás Clark también quisiera ir con Lois, pero como él todos los días revisaba su correo no creía que tuviera inconveniente en enterarse.
Cuando terminé de vestirme, de que me maquillen, de que me peinen y me aseguré de llevar mi máscara, salí de la granja. De pronto, me di cuenta de una cosa al tiempo que oía la voz de Chloe. ¿Cómo iba a llegar hasta Gotham? Generalmente lo hacía volando, pero esta vez no podía. Le había prometido a Martha que cuidaría su vestido. Suspiré y me di la vuelta. Chloe estaba apoyada en la pared y sostenía las llaves de su coche. Sonreí de medio lado al darme cuenta de lo que insinuaba.
Me llevó hasta Metrópolis, donde cogí un taxi hasta Gotham. El viaje se me hizo muy largo y me costó un dineral.
“Suerte que traje dinero” pensé aliviada.
Me gasté la mitad, La otra mitad, obviamente, sería para el viaje de vuelta. Aunque a sabiendas de la hora que podría terminar, debería volver volando con cuidado de que no le pasara nada al vestido.

La Mansión Wayne era enorme. La gente llegaba en limusina, en coche o incluso caminando. Obviamente, a simple vista no conocía a nadie. Incluso era posible que no conociera a nadie, pero para eso estaba allí. Para divertirme y conocer gente nueva. Nunca venía mal tener amigos en otra ciudad.

Este dia ha sido uno de los mas extraños. Al parecer, todo era normal en la mañana, felicite a Selina y le prometi que esta noche hariamos algo especial para su cumpleaños. La iba a consentir esa noche, por eso deseaba que al menos la ciudad estuviese tranquila. Alfred siempre me avisaba por cualquier cosa, pero Selina no. No es que desconfie de ella, pero hoy ha sido un dia muy raro, todos me decian que me verian en pocas horas y yo no sabia que contestarles. Era mi noche especial con ella, no queria que nada nos interrumpiera.

En el camino a mi mansion, pensaba en lo que le dije esa mañana a Selina. Le comente que la sorprenderia con una gran cena, que seria algo muy especial. No me gusta mucho involucarme sentimentalmente con nadie, ya que temia que su vida corriera peligro, pero Selina es especial, con ella me vuelvo loco cuando la tengo cerca. Por mucho que aparentara frialdad, no podia resistirme a ella. Era la primera vez que me pasaba algo asi, por eso queria que esta noche fuera perfecta, aunque pensar en una noche tranquila en Gotham era como un sueño imposible, nunca faltan los criminales para atacar... Espero llegar a tiempo para la cena.

Cuando me acerque a la mansion, vi una gran fila de coches aparcados. Pense en lo peor, pero me di cuenta que no eran de la policia, solo eran coches normales. No recuerdo haber invitado a nadie, no recuerdo tener una reunion importante. Temi que Selina se hubiese ofendido y se hubiera marchado. Baje de mi coche y todos me saludaron, me decian que esta era una de mis locuras mas grandes. Yo queria descubir que pasaba y me di cuenta de que habia un anuncio junto a la mansion, me acerque y vi que habia enviado una invitacion para una fiesta. Por supuesto que no lo hice yo... no podia equivocarme, Selina jugo con esto. No sabia en verdad de que lado estaba, pero aun asi queria verla. Al menos el traje me servira para algo. Era hora de cubrir las apariencias, no podia decir que no era yo quien envio esa invitacion.



Selina buscaba sorprenderme, siempre lo hacia, pero esta vez no supo detenerse. No se como se infiltro en mi ordenador. Ella era demasiado inteligente, supongo que descubrio la contraseña rapidamente. Tendria que ser un poco mas frio y cuidadoso con ella. No podia decir que mi criada los habia engañado a todos, asi que tenia que improvisar una razon y un discurso. Camine un poco y todos me recibieron con un aplauso, como si yo fuera el cumpleañero. Lo unico que puedo hacer es mostrar una sonrisa. Era la hora de mi explicacion y mi discurso inventado.



-Buenas noches a todos, es un verdadero placer que esten acompañandome, y espero que se sientan comodos. Esta noche es especial para mi, como ya sabran, esta fiesta no es para una obra de caridad, sino para mi fiel y adorada amiga, alguien de mi propio servicio: la señorita Selina Kyle. La conoci por recomendaciones. Siempre ha sido una chica muy honrada, a diferencia de otras criadas, ya saben, no le gusta tomar cosas ajenas ni hacerse pasar por otras personas... Quise darle una sorpresa y aqui la tiene. Es la chica mas inocente que ha pisado Gotham, no es una ladrona ni una criminal, como es habitual en esta ciudad. No, ella jamas haria eso, de hecho, ella hara el brindis. Vamos, Selina, ¿donde estas? Quiero presentarte a la sociedad. Es la chica mas angelical que han visto nunca- Alce mi copa, esperando que ella escuchara todo lo que dije en sentido ironico -¿Por que no tengo mascara? Porque no me gusta ese rollo de enmascarados, tengo un rostro bello que quiero enseñarles a todos.

Vi entrar a Bruce en la sala y reconocí al instante esa sonrisa hipócrita y engreída en su rostro, que ocultaba la sorpresa y el estrés por tener que fingir e inventarse una historia totalmente falsa. Me quedé al margen, sin hacerme notar, escuchando su discurso y sonriendo de puro placer. Me costó no reírme a carcajadas. Recibí los cuchillos envenenados que se ocultaban en sus palabras con mucha elegancia.

Lo cierto era que me encantaba verle enfadado. Si no me gustara, no habría hecho lo que hice, está claro. Quería provocarle, a él y a todo Gotham, que se hablara de esta fiesta durante días. Quería verle furioso, pero obligado a ocultarlo bajo esa sonrisa de playboy presumido. Sabía que, cuanto más se enfadaba conmigo, más me deseaba. Le gustaba que le desafiara y le llevara la contraria, aunque lo negara. Era un juego al que llevábamos jugando ya un tiempo, y nunca nos cansábamos. Eso hacía nuestra relación, fuera del tipo que fuera, mucho más interesante y atractiva. Así, él nunca se aburriría de mí. Yo nunca sería una más.

Que él me llamara para hacer un brindis me pilló por sorpresa, he de reconocerlo. Aun así, no lo demostré, y me acerqué hasta él con una sonrisa perfecta en mis labios, mientras los demás aplaudían. Le dediqué un guiño entre la gente.


Cuando estuve por fin a su lado, le tomé del brazo y levanté mi copa, viendo cómo todos los demás me imitaban. Entonces, sin dejar de sonreír, comencé a hablar:

- Antes del brindis, quisiera agradecer a todo Gotham el estar aquí. Os veo a todos tan guapos y bien vestidos, pasándolo tan bien... La verdad, no esperaba que tanta gente estuviera interesada en el cumpleaños de una simple criada, una huérfana que fue abandonada a las puertas de un orfanato nada más nacer, ignorada y maltratada por una sociedad hipócrita y cruel que margina a los pobres y ensalza a los ricos sólo por tener más dinero. Claro que vosotros no estáis aquí por mí, sino porque el gran Bruce Wayne puso un anuncio invitándoos a todos. Un anuncio público, para todo Gotham. No sólo para los poderosos. Y me encanta poder veros aquí a todos reunidos, mezclados, con máscaras que no dejan ver quiénes sois en realidad. Al final, todos somos iguales. Todos llevamos siempre una máscara que nos oculta de los demás - dije, dedicándole una fugaz mirada a Bruce y acariciando instintivamente mi collar, antes de volverme de nuevo a los invitados - No quiero entreteneros más, quiero que disfrutéis de la fiesta. De mi fiesta. De la fiesta que Selina Kyle ha organizado esta misma mañana, haciéndose pasar por su jefe. Gracias por sus palabras, señor Wayne, pero no creo que sea necesario mentir a personas tan respetables y distinguidas. Ni soy una santa ni deseo serlo, damas y caballeros. No creo que nadie de los que estamos aquí podamos permitirnos el lujo de fingir serlo. Así que alcemos nuestras copas por la sinceridad, tan necesaria en los tiempos que corren. Se avecina tormenta, señores, y confío en que sepan capear el temporal porque, cuando llegue, algunos se preguntarán cómo creyeron que podían vivir con tanto y dejar tan poco para los demás - dicho esto, bebí un largo trago de mi copa, sin dejar de sonreír - Claro que nadie de los que estamos aquí tiene que preocuparse por eso, porque todos sois buena gente, respetable y dsitinguida. Así que brindo por eso. Espero que disfrutéis de la fiesta.