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Otoño
El otoño es una etapa comprendida entre Setiembre, Octubre y Noviembre con ambientes generalmente secos y con unas temperaturas comprendidas entre los 10º y los 20º. En cuánto a precipitaciones son bastante escasas y las que hay son lluvias que pueden ver variada su intensidad según los frentes. La temperatura puede variar según el lugar donde se encuentre, siendo generalmente más frías en los lugares con más altura que otros, así como el número de precipitaciones.
¡Y zas! Cuando me di cuenta de que estabas ahí [Barry Allen]
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Iris A. West
Nombre Completo : Iris Ann West. En otra realidad, Russell y West-Allen Alias : Iris, Srita West, Pelirroja... etc Avatar : Emma Stone Edad : 28 años Poderes : Ninguno. ¿Cuenta la capacidad de beber café por un tubo? Habilidades : Periodismo de investigación y fotógrafia Situación Sentimental : Con estos lios temporales...Ahora y de momento, soltera Empleo /Ocio : Fotográfa, periodista, reportera y presentadora de las noticias del Picture News Localización : Normalmente, Central City
Tema: ¡Y zas! Cuando me di cuenta de que estabas ahí [Barry Allen] Lun Mar 18, 2013 5:10 am
14/10/2013 Central City 13:15
De no haberse desarrollado como lo había hecho, para la periodista Iris West aquel día habría sido uno como otro cualquiera. Se había levantado a la hora acostumbrada no sin antes dar un par de vueltas completamente remolona, dado una ducha para despejarse y vestido para ir a trabajar. También había desayunado mientras veía la televisión, además de entretenerse unos quince minutos respondiendo correos electrónicos con su ordenador. Lo que podría decirse, un día mundano y corriente en la vida de una pelirroja de veintiocho años sin compromisos ni preocupaciones. Prontamente salió por la puerta, sin ni siquiera haber lavado la loza, y se dirigió a su vehículo cuidadosamente aparcado delante de la puerta de su casa. El barrio en el que vivía era sencillamente modesto, pero bastante agradable y con hermosas vistas que eran un deleite para los ojos aguamarina de la reportera. Podía escuchar las risas de los hijos de los vecinos, unos pequeños de no más de tres o cuatro años que eran mellizos entre ellos. Ambos la saludaron y ella les sonrió de vuelta, despidiéndose de ellos con un movimiento sutil de su muñeca. Pensó en esos niños, sin saber porque, mientras arrancaba el mini cooper rojo que tenía a su nombre. Iris tenía dos hermanos y ya tenían vidas formadas y familias creadas. Sus sobrinos, Wally e Inez eran un pequeño destello de luz al final del oscuro túnel al que se avecinaba a cada día que transcurría. Sus padres, desde luego, a pesar del orgullo de su profesión laboral, estaban disgustados con su vida personal. Un caos, para ellos, nada de lo que preocuparse, para ella.
Se abrocho el cinturón de seguridad, ajusto el retrovisor y aposto las llaves en el contacto. El ruido del motor emergió durante unos instantes, luego ceso y tras un suave volantazo el coche se puso en marcha. Catorce eran las calles que debía de recorrer para llegar a su trabajo, y muchos más eran los semáforos, vehículos y transeúntes que le pondrían trabas para conseguir su objetivo. No obstante, curiosamente aun sin conseguir quitarse de la cabeza a los mellizos de los vecinos, llego solamente con un retraso de cinco minutos que no fue para nada notorio entre su jefe y compañeros de trabajo. Aquel día no tenía nada relativo ni pendiente por hacer, por lo que la pura rutina fue la encargada de guiar su camino hasta al medio día. Abandonando la mesa de los presentaciones de las noticias, recogió algunos paquetes que habían llegado para ella y que se encontraban situados sobre la mesa de su despacho. No los observo y mucho menos se paro para abrirlos, simplemente los cogió entre sus manos y abandono con ellos el edificio del canal. A unos escasos pasos del mini, un papel de tonalidad amarilla fue visible en el parabrisas. Abrió inicialmente el coche e introdujo los paquetes en el asiento trasero, su sorpresa vendría después cuando cogería el papel y leería su procedencia. Por supuesto, su reacción, no se hizo de esperar – ¿Están de broma, no? – Entre masculleos, continuó leyendo el resto del papel. Por lo visto, una dichosa multa por exceso de seguridad realizada la noche anterior. La señalización indicaba que la calle no permitía un exceso superior a los 80 y ella iba a 160.
Bofo e hizo una bolita con el papel. Aunque su deseo inicial fue el de lanzarlo a la basura, obviamente no podría hacerlo. Era un castigo merecido y bien justificado, claro que Iris no podía dejar de pensar en el motivo que la había llevado a cometer esa temeridad. Si ya de por si era temeraria, ahora con el coche mucho más. Cómo si su vida, a cuenta gotas y lenta, comenzará a aburrirla y añorara una velocidad y ritmo perdido. Sin embargo, nunca había existido nada similar. O eso creía ella. El nuevo rumbo que tomo fue el de la comisaria, decidiendo durante el trayecto que sería conveniente pagar la multa cuanto antes, evitando problemas futuros u olvidos involuntarios. A apenas siete calles de la redacción del canal, se encontraba la comisaria de Ciudad Central, un gran edificio de mármol blanco decorado con ventanales amplios y fachada adornada con “amigables” garabatos de los gamberros de turno. Desarrugo el papel de la multa y, como toda mujer coqueta, volvió a pintarse los labios y a colocarse adecuadamente los cabellos cobrizos que caían sobre sus hombros. Tomó aire unos segundos y, con decisión, salió del coche dando un sonoro portazo. El viento con el que se encontró arruino su trabajo anterior, agitando los mechones rebeldes sin pena ni gloria. Una vez dentro del edificio, sus tacones hicieron volverse a más de un agente o delincuente de poca monta que se hallaba durante el trayecto que realizo, desde el hall hasta el despacho del encargado de las multas.
A penas serían unos segundos los que llevarían a la pelirroja pagar la condenada pena y salir airosa de acciones peores, claro que la advertencia estaba ahí. Estaba a punto de marcharse cuando, un rostro conocido y cuya dirección de salida era la misma que la suya, provoco que se detuviera. – ¿Allen? – ¿Cuánto tiempo hacía que no lo había visto? Desde que le había entrevistado, el mes anterior, en uno de sus casos. O puede que algo más, su memoria ahora mismo brillaba por su ausencia.
Última edición por Iris A. West el Jue Ago 22, 2013 3:25 am, editado 1 vez
Edward Blake Watchmen
Nombre Completo : Edward Blake Alias : El Comediante Avatar : Jeffrey Dean Morgan Edad : 35 Poderes : Muy habil con las armas, Usa pistolas y armas de fuego de todo tipo Habilidades : Es un critico de la sociedad humana y el es el unico que se dio cuenta de eso. Así que el es una gran parodia del mundo Frase : Vio las grietas en la sociedad. Vio a los hombrecitos enmascarados trantando de sujetar todo en su lugar. Vio el verdadero rostro del siglo XX y optó por transformarse en un reflejo, una parodia. Nadie más reconoció la broma, así que estuvo solo. Situación Sentimental : Por desgracia soltero Empleo /Ocio : Vigilante Localización : New York City
Tema: Re: ¡Y zas! Cuando me di cuenta de que estabas ahí [Barry Allen] Miér Ago 21, 2013 9:24 am
tras todo el jaleo de realidades paralelas, haber hablado con hal, comencé a instalarme en la atalaya, pero no quería decir que debía de descuidar mi oficio principal en la comisaria de policía.
Ahora habia un aprediz a supervillano conocido como El señor de los terrores. o al menos ese seria su nombre si su equipo no hubiera explotado y matado en el acto. El jefe me dio el equipo y componentes de su guarida secreta, que en verdad era el sotano de su madre.
Debía de averiguar si los productos o el equipo podria tener mas problemas. en verdad era por si tuviera una sustancia peligrosa, cancerígena etc.. la verdad es que el chico era un coleccionista de productos extraños y peligrosos,por lo menos no causo grandes daños. Pero lo cierto es que con la cantidad de casos tener que ocuparme de esa tonteria que un becario podría hacer era terrible.
me dirigía al laboratorio con suerte en 3 segundos lo analizaría todo después me echaría una siesta para aparentar que trabajo.
cuando estaba llegando alguien entro en hall un ángel, iris. Mi ahora ya ex-esposa que no me recuerda, entro. Desde que volví hable con ella trate de acercarme pero solo conversaciones tribales y no poder verdaderamente acercarme a ella, decirle cuanto la quería. Iris fue un alto sacrificio que tuve que pagar por mis pecados.
Se ve que ella me vio porque me saludo. o al menos dijo mi nombre. tímidamente me acerque a ella, señorita Wert que agradable sorpresa, ¿esta en algún reportaje?, me atreví a decir fingiendo como la otra veces.
Iris A. West
Nombre Completo : Iris Ann West. En otra realidad, Russell y West-Allen Alias : Iris, Srita West, Pelirroja... etc Avatar : Emma Stone Edad : 28 años Poderes : Ninguno. ¿Cuenta la capacidad de beber café por un tubo? Habilidades : Periodismo de investigación y fotógrafia Situación Sentimental : Con estos lios temporales...Ahora y de momento, soltera Empleo /Ocio : Fotográfa, periodista, reportera y presentadora de las noticias del Picture News Localización : Normalmente, Central City
Tema: Re: ¡Y zas! Cuando me di cuenta de que estabas ahí [Barry Allen] Miér Ago 21, 2013 10:19 pm
Espero durante unos pocos segundos hasta que él se digno a devolverle el saludo. Durante aquel preámbulo de tiempo, se cuestiono si estaría molesto por no saberse noticias suyas desde la última ocasión o si tal vez estaría demasiado ocupado. La ironía de aquellas cuestiones, residió en que se preocupo por su reacción más que por la tardanza de un saludo coloquial. Cuando por fin escucho su voz, le mostro una sonrisa divertida que se dibujo en la comisura de sus labios, negando suavemente la cabeza ante su pregunta. – Algo me dice que Barry Allen llega tarde a trabajar – Comentó inicialmente. - ¿Cómo estás? Hacía mucho que no te veía – Hizo una pausa y fue cuando concedió a responder a sus preguntas. Estaba tan acostumbrada a ser ella quien preguntase las cosas que, ese mismo orden, fue el que estableció en la conversación.
- Más quisiera, pero me temo que esta vez me habéis citado vosotros. – Extrajo la multa por exceso de velocidad del interior del bolso, mostrándosela con deje culpable entremezclado con lo divertido del momento. Obviamente, el papelito estaba muchísimo más arrugado de lo conveniente, pues la primera reacción de la pelirroja había sido hacer una bolita con el mismo, más hubo aceptado la culpa de sus acciones temerarias (aunque, por fortuna, había ocurrido todo en una carretera a las a fueras de la ciudad, por lo que no habían otros vehículos ni viandantes involucrados). Una reportera que, casi siempre, perseguía Flash y que era multada por su velocidad, la ironía estaba más que servida.
– Se que mis ojos y mi sonrisa os vuelven locos en comisaria pero…. No necesitabais de esto para traerme – Continuó con la broma. Lo observo fijamente, estaban en medio del hall de la comisaria y por la trayectoria del mismo todo indicaba que él entraba y ella salía de la comisaria, tras haber hecho el pago por la multa, aún a aquellas horas del medio día tirando a tarde. Entrecerró los labios, sintiéndose ligeramente incomoda. “Claro que lo estás, el pobre viene a trabajar y estas obstaculizándole el paso” Se dijo así misma, decidiendo retomar la conversación. Despreciaba los silencios y no los toleraba, en balde no era que se trataba de una reportera, con el don de la palabra allá donde estuviera. – Oh vaya… perdona, debo estar interrumpiéndote –
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Tema: Re: ¡Y zas! Cuando me di cuenta de que estabas ahí [Barry Allen]
¡Y zas! Cuando me di cuenta de que estabas ahí [Barry Allen]