¿Quién dijo que sería un día como otro cualquiera? [Leonard Snart~ Barry Allen]

Central City, Estados Unidos.
Sucursal del Banco de Central City
12 de Octubre, 2013
Clima soleado, sin nubes a la vista. 27º de Temperatura
08:20 de la mañana

– No deberías de sorprenderte, Mary, ya sabes perfectamente es como Rudy –

Aquella mañana como otra cualquiera, el sol brillaba despampanante en el cielo azul. Apenas los primeros rayos habían salido y los primeros establecimientos de la ciudad comenzaban a abrir sus puertas. Iris West era una mujer que le gustaba aprovechar el tiempo al máximo, de modo que, aún fuese lunes, se levando temprano y comenzó a hacer sus propias y diversas tareas. En menos de una hora tendría que estar en el Picture News, pero la pelirroja se tomo su tiempo para ir a una cafetería cercana y tras pedir, andar directamente hacía el centro de la ciudad. Había decidido ir caminando, a aquellas horas las calles estaban ya colapsadas y no tenía prisa por llegar a su destino. Mientras bebía su café con la mano derecha, con la izquierda empleaba el móvil para hablar con su cuñada, quien había llamado a la reportera no más de tres minutos atrás.

Observo los semáforos antes de avanzar, percatándose de que ningún vehículo se avecinaba continuo hacía delante. Su destino, cada vez más próximo. Las suaves brisas agitaban sus cabellos con dulzura, apenas despeinándola pero si acariciando sus mejillas aun níveas del pronto despertar. O puede que de no haber desayunado más que el café que ahora mismo cargaba entre sus manos. Apenas unos instantes después, mientras atravesaba el parque, diviso el lugar al que se dirigía con una mueca en sus labios – No te preocupes, estoy llegando. Calculo que, en unas horas, lo tendrás en tu cuenta – Continuó con la conversación, observando a los alrededores para variar un poco de vistas. Algunos niños con sus padres correteaban, sin lugar a dudas para disfrutar de los pocos minutos de libertad que le quedaban antes de comenzar las clases.

Sin saber porque, la propia pelirroja sintió que todo aquello le sonaba de algo. Más, no era posible. Ira West, su progenitor, nunca los había llevado al parque antes de ir a clases, por lo que aquella sensación de deja vu tuvo que haber procedido de alguna película vista recientemente. No le dio mayor importancia e, intentando obviarlo, cruzo el parque al acelerar el ritmo de los pasos. Decididamente, llego a su destino. El banco de Central City, donde tuvo que apoyar el teléfono en su hombro para empujar la puerta. No iba a desprenderse del café por un gesto tan mundano, decididamente no. Una vez dentro, inspecciono el lugar. Apenas habían personas dentro, acababan de abrir sus puertas. Salvo un encargado y dos dependientas, había un afroamericano con gesto de suma paciencia mientras leía el periódico de la mañana, un orondo hombre sentado frente a él tenía toda la pinta de dejado más desayuno en su camiseta que en el interior de su estomago – que, aunque así fuese por la suciedad de la blusa, su barriga demostraba que comía en demasía – y, además de la propia Iris, una mujer en estado.

Iris anduvo por el banco hasta apoyarse en una de las paredes frente a la puerta. – No tienes nada que agradecer ¿Para algo está la familia, no? Además, no tenía nada que hacer antes de ir al Picture, así que aquí hago tiempo. Hay poca gente por lo que… - La voz de la reportera, que había descendido el volumen para que no fuese escuchada su conversación, quebró de pronto cuando, el ambiente de la sucursal cambio. De repente, el cálido día se había vuelto más…¿Frío?

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