Planes para el futuro [Lana Lang]

Suspiré y me apoyé en el pequeño muro blanco. Saqué el móvil y me lo quedé mirando. La decisión ya estaba tomada, y no iba a echarme atrás. No me iba a arrepentir de esto. Quizás lo hiciera, pero seguiría adelante... Pegué un salto y me senté en el muro. Era el momento de hacérselo saber al mundo. Darle a saber que había perdido a una superheroína. Era momento de empezar mi nueva vida. Empezar de cero, pero ¿cómo? Deslicé el dedo por el pequeño teclado. Clark, Clhoe, Lois... Lana...
Hacía mucho tiempo que no la veía... Según sabía, se había marchado de Smaville pero también había oído que estaba de regreso en Metrópolis...No sabía que era de su vida ahora, ni sabía siquiera si iba a querer tratar conmigo pero debía intentarlo... Ella tenía poderes, al igual que yo, y había conseguido llevar una vida normal. Yo no sabía, y quería aprender. No tenía ni idea si algún día volvería a ser Supergirl pero quería, necesitaba, llevar una vida propia. No podía ser todo el tiempo Supergirl, debía reservar algo para ser simplemente Kara.
Casi sin volver a pensarlo, apreté el botón y le envié un mensaje de texto. Con mi habilidad de movimiento súper rápido, pasé mis dedos por los botones:
“Lana... necesito verte cuanto antes. ¿Te importa quedar en el Gran Parque dentro de una hora? Necesito tu ayuda”.
Sin siquiera releerlo, di al botón de envío.

Yo ya estaba allí, junto a las grandes puertas del parque. Jugaba, nerviosa, con las manos. Se notaba que estaba inquieta. No sabía si Lana iba a querer ayudarme, deseaba que sí, pero si no lo hacía tendría que apañármelas...
Miré al cielo, entrecerrando los ojos para que el grandioso sol no me deslumbrara. Hice una mueca y volví mi mirada al frente. Podía ver a kilómetros, y estaba totalmente atenta a la gente que pasaba. Poder ver tanto, ahora mismo me estresaba.
Caminé un poco por los alrededores de la puerta, mirando de vez en cuando a los lados. Poco tiempo después de parar mi marcha, pude ver una silueta femenina familiar. No pude evitar esbozar una amplia sonrisa, calmándome un poco pero a sabiendas de que ahora vendría lo peor: explicarle todo. Esperé algo nerviosa e impaciente a que se acercara.

Lento, muy lento, a mi parecer, en aquellos momentos el tiempo transcurría muy lento. Estaba nerviosa y quería que llegara ya hasta mí.
Tenía una amplia sonrisa en el rostro y expresión tranquila, habitual en ella. Yo, por el contrario, podía notar que no dejaba de abrir y cerrar mis manos y respiraba algo rápido. Cosas no muy habituales en mí.
Por fin, llegó hasta mi posición.
Le di dos besos, como signo de saludo y esbocé una sonrisa algo nerviosa. Intenté disimularlo, pero casi era imposible. Había muchos signos que decían lo contrario... y la comunicación no verbal nunca mentía.
“¿Y ahora?” pensé tras separarme un poco de ella.
Tomé una gran bocanada de aire, lo retuve un momento y lo fui soltando poco a poco.
- ¿Paseamos? – pregunté haciendo un gesto hacia el parque.
No iba a soportar quedarme ni un minuto más quieta. Además, quizás, si me movía, podría tranquilizarme.
Empezamos a caminar a paso moderado. Las dos sabíamos que podíamos movernos muchísimo más rápido, pero había que guardar las apariencias.
- Me alegro mucho de verte, Lana - comenté -. He oído que has vuelto a Metrópolis, ¿piensas quedarte permanentemente o solo estás de paso?
Sinceramente, me interesaba su vida. Si no iba a quedarse mucho tiempo por aquí, tendría que hablar sin rodeos por mucho que me costara.
Iba a ir poco a poco, paso a paso, lento, no podía soltar todo de repente. Además, no iba a poder hablar tanto. Ni siquiera, ahora, sabía como comenzar una conversación. Si no podía hacer eso, ¿cómo iba a hablar de mis problemas?
Miré al frente y respiré, con algo de tranquilidad. Después, volví a fijar mi mirada en mi amiga esperando a que me diera una respuesta.