Casualidades (Harvey Dent)

Mis acompañantes empiezan a aburrirme. Después del numerito del gran señor Wayne y de la tal Selina Kyle, cuyo rostro me suena muchísimo, la gente ha empezado a hacer estupideces. Algunos se han ido con aspecto indignado y otros se han puesto a cuchichear y cotillear, criticando a Kyle y a Wayne. No me importa demasiado lo que estos estirados hagan o dejen de hacer, pero precisamente por este tipo de comportamiento me resulta mejor comunicarme con mis plantas y tenerlas a ellas como mi única compañía. Al menos ellas no tienen malos sentimientos. A los dos chicos que traje conmigo se le sumaron tres más, dos cuarentones y un sesentón. Me están aburriendo con sus discusiones. Unos les gritan a otros que son mejores acompañantes y que ellos son los que merecen estar conmigo, otros, simplemente se insultan. Hombres... tan estúpidos y mentirosos... tengo que librarme de ellos.

Más allá de la muchedumbre veo a un hombre en solitario. Tiene una máscara que le cubre toda la cabeza. Curioso. ¿Y por qué estará solo? ¿Tal vez un soltero? ¿Tal vez su pareja le dejó plantado? ¿Quizás la esté esperando? Puedo ir a averiguarlo y salir de mis dudas, y seguro que será más divertido que estar aquí aguantando a estos pelagatos. Me giro hacia ellos con una sonrisa encantadora.

―Queridos, vuelvo enseguida ¿De acuerdo? Y cuando lo haga elegiré a uno de vosotros, que podrá quedarse conmigo toda la noche. ―les digo y me doy la vuelta para ir con decisión hasta ese hombre. Llego por un lado y sigo manteniendo esa sonrisa que les dediqué a los otros hombres. ―Buenas noches, ¿Qué hace un hombre tan elegante como usted aquí solo? ―le digo con tono seductor.

Prefiero estar apartado de la fiesta, no quiero que la gente me hable o mi arma podría dispararse y Dos caras hacer acto de presencia y esto aún no me conviene, por eso me quedo en un rincón observando a estas patéticas personas hablando patéticamente de sus patéticas e injustas vidas... pues que empiece la verdadera fiesta... aún no. La gente que dirige su prepotente y egocéntrica mirada hacia mí la redirigen de nuevo hacia su acompañante o acompañantes y siguen con sus vacías charlas fingiendo un falso trato cordial.

Una mujer se me acerca, extraño, nadie lo ha hecho de momento... podemos enseñarla a no molestar a la persona equivocada... esperemos que quiere, no quiero llamar la atención tontamente. Ese tono de voz se me hace familiar y parte de mí se siente sumamente atraído por esa voz pero mi otro yo reniega completamente, me suena, todo su vestido, incluso el antifaz, de color verde, solo conozco una mujer que tenga ese tono de voz con los hombres y que tenga tanta obsesión por el verde... me alegro que esté aquí, tendremos mas diversión... pues yo no quiero. La miro a través de mi máscara, otra expresión neutra se observa en mi rostro pero ella no puede verlo, lanzo mi moneda al aire y veo el lado marcado:

- Oh, me parece que alguien ha echado el abono perfecto en una maceta. - Digo con un tono que intenta ser encantador. - ¿Y que hace una florecilla tan preciosa aquí sola?

Ahora estoy frente a ella y la hablo con un tono cordial que enfada a Harvey, espero que ella me reconozca, sin verme el rostro lo dudo pero supongo que habrá visto demasiadas coincidencias para no reconocerme, supongo que estará de acuerdo en animar un poco la fiesta luego.

Mi rostro muestra sorpresa, pero después esa expresión se cambia por una sonrisa ladina. Con que esa es la razón de que tenga esa máscara que le cubre la cabeza, muy listo mi querido Harvey Dos Caras. La moneda es lo que me ha señalado quién es. Pensándolo bien no ha sido tan listo, ¿Por qué se molesta en buscar algo que oculte sus quemaduras si después se descubre él mismo con su moneda? No creo que haya una sola persona en todo Gotham, aparte de él, que lance una moneda al aire cada dos por tres, y menos que tenga una moneda como la suya.

Mi sonrisa se vuelve alegre cuando le escucho hablar. Me he dado cuenta de que cuando le sale ese lado oscuro de la moneda es cuando aflora esa parte suya a la que le caigo bien, si pudiera trucarla para que siempre le saliera esa cara... tal vez pueda, pero eso ahora no es importante. Ahora sólo quiero disfrutar de la amabilidad del ex-fiscal. Es una lástima que esa máscara le tape toda la cara, si no fuera por ella le daría un dulce beso en los labios. Es una gran suerte poder controlar el veneno de mis labios, de lo contrario no podría ser... cariñosa.

―Qué halagador. ―le digo y transformo mi sonrisa en un gesto coqueto. ―En realidad vine con dos acompañantes, y luego se unieron más para hacerme compañía. ―señalo a los tipos de antes y luego pongo morritos y finjo hacer un puchero. ―Pero son tan aburridos... no tienen personalidad, y esperaba encontrar a alguien que sí la tuviera... pero nadie me dijo que encontraría a esa persona tan rápido. ―finalizo.

Se sorprende al reconocerme y yo sonrío ligeramente bajo la máscara del ying y el yang, lo bueno y lo malo, me viene al pelo. Tras su sorpresa viene una sonrisa que me cuesta detectar, al fin y al cabo ella es reservada... le gusta seducir antes de matar... a mi no me matará, lo se... no estés tan seguro, lástima que estemos delante de tanta gente, podría enseñarle a acercarse a las personas equivocadas... pero nosotros no somos la persona equivocada, somos la persona adecuada. Me gusta su sonrisa, tiene algo que me cautiva... no puedo sentir nada por ello, me utilizó... solo protegía sus plantas, actuaba justamente... nos utilizó.

Escucho sus palabras con una atención y una desconfianza pasmosas, por una parte quiero tratarla bien, ella me comprende, sabe porque hago lo que hago, ella hace lo mismo por sus plantas, por otra sé que es un error de cálculo de un genio loco y que merece estar encerrada o en un zoo siendo exhibida, pero su gesto coqueto me acerca mas a ella y hace que le hable susurrándola, con un tono amable pero a la vez pícaro:

- Claro que son aburridos Ivy, no son nada comparado contigo y conmigo. Que te parece si abandonas a esos aburridos e hipócritas personajes y me acompañas esta velada, se me hará mas ameno hasta que empiece la verdadera fiesta.

Le propongo tranquilo y relajado. ¿Ahora voy a estar al lado de la planta humana toda esta noche?... me da la impresión que aunque estemos en el mismo cuerpo discrepamos en algunas cosas... ¿tu crees?... ahora mando yo, y digo que Poison Ivy se queda conmigo... con nosotros, como quieras.

Su máscara empieza a resultarme una verdadera molestia. Le miro a los ojos, ya que es lo único que veo de él, necesito algo que me ayude a detectar su expresión facial, no me resulta cómodo hablar con alguien como él sin poder ver su rostro. Un gesto dice mucho en ocasiones. Pero de momento parece estar de mi parte, quiero que sea mío, quiero estar con él, y quiero... pensar que todo esto es sólo un capricho, uno muy fuerte. Se ha acercado un poco más a mí y me habla en susurros con un tono que me atrae muchísimo. Me encanta, sencillamente me encanta. He de reconocer que me pierdo, me cuesta mantenerme alerta con este hombre, me gusta el nuevo Harvey Dent.

Le sonrío, acompañando el gesto con movimientos coquetos. Me halaga que me haya invitado a pasar la noche con él y dejar a esos palurdos peleándose los unos con los otros por alguien que ninguno de ellos obtendrá jamás. Son unos pobres ilusos que no saben que, en el caso de llegar a algo conmigo, morirían en cuanto me aburriera de ellos. En cambio Harvey es distinto, con él es más difícil, es un tira y afloja, es un sí pero no, me encanta. ¿Qué hombre puede tener mejor personalidad que uno que la tiene dividida en dos?

―Me parece una idea perfecta. ―le respondo a su oferta y, sin esperar que él me ofrezca su brazo, engancho el mío al suyo y sonrío, satisfecha. ―Qué divertido será ver sus caras cuando me vean contigo. ―digo acariciándole el brazo y le miro con curiosidad. ―¿La verdadera fiesta? Sabía que no habías venido aquí para pasar la noche... ¿Qué estás tramando, querido? ―le pregunto, interesada.

Su mirada se dirige a mis ojos y no puedo evitar sentirme extrañamente contento de que lo haga, aunque también ruga para pegarle un golpe que la deje KO en el suelo, ahora parece que me toca ser educado, y lo agradezco profundamente. Después me sonríe y siento como si todo lo demás se parara y solo estuviéramos ella y yo, la gente destrozada en el suelo a nuestro alrededor mientras nosotros nos miramos fijamente, entre un baño de sangre y unas plantas dóciles como un perro, trabajaremos muy bien juntos, ambos sabemos como divertirnos de verdad. Acepta mi idea y se agarra a mi brazo, dirijo mi mirada a los hombres que ahora se encuentran desconcertados y decepcionados y no puedo evitar sentir un gran orgullo recorrer todo mi cuerpo. Siento como me acaricia el brazo y entonces aparto mi mirada de esos pobres desgraciados para dirigirla a la mujer que ahora me lo sostiene, me gusta que me pregunte por lo que planeo, así quizá ella pueda formar parte en ello, me muestro dubitativo a contárselo, me gusta estar con ella pero por otra parte puede llegar a entorpecer mis planes con sus estúpidas plantas, no quiero un Jurasic Park ahora.

Me empieza a agobiar esta máscara, me gusta la forma que lleva pero entre esto y el barullo que montan los cuchicheos de estos falsos me estoy poniendo nervioso, y no hay motivo para ponerse nervioso, de momento todo sale según lo planeado. Con el brazo libre cojo la moneda de mi chaqueta y la lanzo, en el momento en que esta da vueltas en el aire me olvido de todo, de Ivy, de la fiesta, solo me concentro en este pedazo de platas que va dando vueltas y solo la miro a ella, cuándo se posa mostrando el lado marcado la guardo de nuevo mientras me dirijo a Ivy educadamente:

- Gracias por acompañarme, la fiesta sería muy aburrida sin tu magnífica presencia. No debes pensar mas en ellos, pronto ya dejarán de hacerlo. - Digo mirando a los ex acompañantes de Pamela. - Será mejor salir un poco a tomar el aire... allí te explicaré todo lo que quieras saber.

Percibo la profundidad de su mirada, parece querer adentrarse en mis ojos con los suyos, no sé si es porque quiere descubrir si estoy ocultándole o tramando algo, o por otra cosa. Sí, creo que finalmente he conseguido conquistar, de nuevo, al bipolar Harvey Dent, alias Dos Caras. Ahora ha dejado de mirarme a mí para fijarse en esos hombres bobalicones e ilusos. Pero no tarda mucho en dirigir su mirada a mí, me imagino que al sentir mi caricia. Parece mentira, cuando pensé en venir aquí creí que sería una noche vacía, poco interesante y aburrida, pues sabía que mis acompañantes se pelearían por mí dejándome en segundo plano, porque ellos no están enamorados, sólo encaprichados, yo no les importo... tengo que dejar de jugar con los hombres, porque al final soy yo la que acaba sufriendo. En cambio, Harvey es distinto, él se muestra interesado en mí, es sincero conmigo, estoy segura.

Acaba de sacar su moneda de nuevo y la ha lanzado. Aquí está el lado que me gusta, sonrío de lado, pero echo un vistazo a mi alrededor. No creo que sea lo adecuado lanzar la moneda en este lugar plagado de gente. Si bien es cierto que muchos, o todos, están en sus superficiales conversaciones, un hombre con una máscara que le tapa toda la cara y que lanza una moneda al aire es algo bastante llamativo. Sonrío, encantadora, ante sus palabras. Es tan halagador, me gusta este lado de Harvey, no es el idiota que era antes, ya no es el caballero blanco de Gotham, ahora está del lado de la justicia, y juntos haremos un gran equipo.

―Lo mismo digo, querido, esta velada será más entretenida estando contigo. ―le digo y río de forma traviesa cuando habla de esos idiotas que se pelean estúpidamente por mí, como si yo fuera a elegir a uno de ellos. Ardo en deseos de saber qué planea. ―Claro, vamos. ―empiezo a andar, lentamente, agarrada a su brazo.

Es una interesante situación la que ahora vivo, camino oculto pero a la vez a la vista de todos bajo una máscara acompañado por una de las mujeres mas interesantes y peligrosas de toda la fiesta, para variar me gusta encontrar alguien que no finja ser alguien que no es, no como estos malditos hipócritas que rondan tal cual garrapatas que chupan la sangre de todo el que pillan, es distinta, por eso confío en ella y por eso la odio. En un pequeño trayecto nada complicado simplemente me limito a disfrutar de la compañía de la mujer que tengo agarrada a mi brazo, en los dos sentimientos que ahora rondan por mi mente ha ganado la que pretende ser amable con ella, ¿Por qué lo soy? No lo se pero en ella veo algo distinto, me veo a mi, un yo totalmente entregado a la justicia, sin problemas para apretar el gatillo, ese no soy yo pero sé que siempre lo he sido.

Maldito Wayne, llegamos a una especie de balcón gigantesco, con unas vistas a un jardín cuidado, a ella le gustará esto pero yo aborrezco esas ansias de mostrar la riqueza que tienen algunos... ¿pero que esperar de un crío huérfano sin referente paterno salvo un mayordomo sobrevalorado? Llegamos al borde del balcón y entonces me giro para observar a mi acompañante, con una mano me apoyo en la piedra que evita las caídas al cuidado jardín, la noche es fresca y oscura simplemente iluminada por dos cosas, el molesto ruido de la fiesta acompañado por esos focos anaranjados y la luz blanca de la luna. Miro a Pamela Isley, la científica mejorada y hablo:

- No sería justo empezar hablando de mí, Ivy... ¿Qué haces aquí? Dudo que te interese mucho oír la última burrada de Wayne. ¿Y porque has venido con esos inútiles?

Al mencionar estas últimas palabras una creciente sensación de ira y rabia me empieza a recorrer, recuerdo a esas personas que se peleaban inútilmente creyendo que tenían alguna oportunidad con una mujer como ella, debería entrar y enseñarles de que va esto, pero no lo entenderían, así que me centro en ella que es mucho mas interesante y justo...

No debería sentirme así porque es una debilidad y un punto débil mío, pero me alegra estar en compañía de Harvey, me llena de emoción que sea tan amable conmigo, que acepte mi brazo, mi cercanía. Mi lado más sensible está empezando a fantasear en demasía. ¿Y si nunca hubiese hecho daño a Harvey Dent cuando este era un simple fiscal que seguía la ley impuesta por los altos cargos y no se tomaba la justicia por su propia mano? Tal vez ahora todo sería más fácil aún, tal vez no dependería de una moneda, pero no me importa, se lo merecía. Por construir un estúpido edificio destruyó una especie de plantas que estaba en extinción. Y eso nunca, nunca se lo perdonaré.

Pero ahora no es momento para pensar en eso, sino para disfrutar de una buena compañía y escuchar sus ideas. Harvey es inteligente, no siempre, pero lo es. Seguimos caminando hasta que llegamos a un enorme balcón desde el que se ve el jardín. Me fijo en él, apoyándome en la balaustrada, parece bien cuidado, este Wayne se merece mi respeto, o, más bien, la persona que se encarga de tener la vegetación de esta casa viva y feliz, porque dudo que el ricachón que posee esta gran mansión deje lo que quiera que sea importante para él para cuidar de unas plantas. Percibo su aura, algunas están cantando, otras no, pero de algo estoy segura: son felices. Sonrío alegremente y me giro hacia Harvey cuando este habla. ¿Ha cambiado el tono de su voz cuando acababa de hablar o sólo me lo he imaginado?

―Estaba aburrida, me gusta lucirme entre la sociedad y que los demás pongan sus ojos en mí. ―explico como si estuviera haciendo un puchero. ―Y, además, aquí se reúne muchas personas a las que odio y tengo que estar bien enterada de lo que tienen pensado hacer. ―mi sonrisa se ladea un poco. ―Querido, ¿Estás celoso? ―le pregunto, coqueta, acariciando su brazo izquierdo. ―Sólo era por aburrimiento, para no venir sola, así sería el centro de atención y, al mismo tiempo, estaría camuflada. ―le miro fijamente, quiero detectar sus emociones a través de sus ojos, ya que no puedo hacerlo mediante las expresiones de su rostro, las pocas que le quedan al menos.

Escucho las palabras de Ivy, su sonrisa, una extraña sonrisa que me produce extrañas emociones, me da asco que me sonría de ese modo y quiero lanzarla de este balcón para que se estampara contra el suelo pero no quiero hacerle daño, me cae bien y me gusta su sonrisa, quizá ese pequeño gesto que ha realizado sea el mas sincero de la gente que hay en esta fiesta y que me lo haya hecho a mí me gusta, lo odio.

¿Celoso yo? No estoy celoso, para estarlo tendría que sentir algo positivo hacia ella y lo único que siento es ira, si, algo positivo hay dedicado a ella en parte de mi mente, la pregunta es saber que es eso pero lo que siento hacia esos hombres no es mas que lástima por creer que tienen una oportunidad con ella, Ivy es demasiada mujer para todos ellos juntos, ella merece a alguien mejor, alguien como yo. Cuándo dice esta tontería su sonrisa cambia a una más coqueta, ella es especialista en hacer ese tipo de sonrisa y encima me acaricia el brazo izquierdo, bajo un poco la mirada hacia allí para verlo pero la subo para seguir observando su sonrisa, me mira a los ojos, aunque mi rostro no exprese mucho con la máscara ya es casi imposible predecir mis pensamientos, quiero que sea así, me la quito.
Agarro la máscara con una mano y la sostengo con ella, ahora vuelvo a sentir el dulce y amargo tacto del aire en mi cara, esa máscara de calor pero por lo menos Ivy podrá verme tal y como soy de verdad, quiero que lo haga así. Cuándo hablo miro a sus ojos y unas sinceras palabras se formulan solas:

- No estoy celoso... - Alzo mi mano derecha como si la fuera a golpear de nuevo pero finalmente me reprimo y el gesto acaba derivando en una caricia por su mejilla- Pero no me gusta compartirte con nadie más. En cuánto a la fiesta, no te preocupes, si todo sale como lo he planeado toda la gente estará muerta antes del amanecer, que te parece ayudarme?

He utilizado tantas veces mi sonrisa para coquetear que ya me sale sin querer, como si fuera la sonrisa más normal del mundo. Simplemente me siento de una manera y mi rostro se mueve en pos de ello, sin fingir, al menos cuando estoy con Harvey. Cuando estaba con los otros hombres no me quedaba de otra que sonreírles de manera seductora para que babeen como tontos y mantenerlos idiotizados. Cuando me pongo a pensarlo es bastante triste, pero sé que ahora los sentimientos de Harvey hacia mí no son como los de esos bobalicones, él tiene personalidad. Le miro con curiosidad cuando veo cómo se lleva una mano a la máscara y me sorprende que se la quite.

Ladeo la cabeza, sonriendo con ternura al ver su rostro. Dice que no está celoso y parpadeo cuando levanta su mano derecha, pero me relajo cuando esa misma mano llega suavemente a mi mejilla para acariciarme. Por un momento he pensado... que me iba a golpear. La última vez que me pegó acabé tirada en el suelo y con el labio sangrando. No es que le tenga miedo, porque sé que puedo defenderme perfectamente si intenta hacerme daño, pero no me gusta la idea de volver a recibir un golpe, sobre todo viniendo de él. Río un poco gracias a sus palabras.

―Cariño, sé que puede ser difícil de admitir, pero eso que has dicho es como la definición de “estar celoso”. ―mantengo mi sonrisa sin esfuerzo alguno. ―Me encanta la idea, pero ¿Te encargarás tú de ellos? No quiero que me tachen de viuda negra... ―digo, burlona. Acaricio su rostro, el lado sano, por si llego a hacerle daño al tocarle el otro, mientras le miro a los ojos, profundamente. ―¿Te duele? La parte izquierda de tu rostro, me gustaría acariciarla, pero no quiero hacerte daño... ―en mi mente resuenan las palabras “pero no me gusta compartirte con nadie más”.

A la vez que ella sonríe algo en mi interior aflora, algo escondido, dormido, un sentimiento de algo que puedo relacionar con el afecto, un sentimiento que odio porque no quiero nada por esta mujer salvo ira y amargura, es una asesina, una ecologista chiflada que solo se preocupa por unas estúpidas plantas, me gusta este sentimiento, ella puede ser la pieza que complete el entramado puzle en el que vivo, se preocupa por lo que cree justo y defiende a sus plantas por encima de todo, es un comportamiento que me gusta bastante. Aunque exteriormente me muestre impasible el agarre que realizo a mi máscara aumenta la fuerza ligeramente, casi imperceptible pero que demuestran que mi estado anímico cambia, el corazón se acelera ligeramente, asco de sensaciones... quizá aún me quede humanidad.

Escucho sus palabras, insiste en que estoy celoso, que estupidez, para estarlo debería sentir algo por ella, puede que lo esté un poco pero es que la sonrisa que me dedica es diferente a la que dedica a los imbéciles de atrás, mi mirada se centra en sus verdes ojos y casi no ve como su mano se acerca a mi rostro, alzo un poco el brazo agresivamente pero el tacto de su piel con la mía provoca unas sensaciones difíciles de describir, el brazo, en lugar de apartar su mano lo que hace es agarrarla y acariciarla suavemente, la estoy tocando, creía que nunca mas volvería hacerlo, con la última vez que me engañó ya fue suficiente, su piel es dulce, agradable al tacto. Quiere que me ocupe yo solo de la gente, tal y como tengo planeado, no quiere mancharse las manos de sangre, cobarde, estúpida loca, deberían encerrarla en Arkham o llevarla a la cámara de gas, yo la aprobaría de nuevo, si mi vida no estuviera destrozada...

Me pide permiso y los sentimientos se acentúan, ni si quiere sé como puede pensar en acariciar mi rostro quemado, mi tormento viviente, sentir como el viento atraviesa los tendones quemados, entra en el cuerpo y te duele, te duele horrores pero no puedes gritar, el gritar solo empeora las cosas, solo tensa mas los tendones, solo deja que entre mas el aire, solo me hace sufrir mas... puedo soportar su tacto. Inconscientemente veo como su rostro se va acercando más al mío, mi mano acaricia su suave mano y hablo:

- Me duele... me duele horrores. - Siento su respiración mas cercana a la mía- Es un dolor agonizante pero... es agradable.

Un momento en el que mis sentimientos alcanzan su máximo exponente, siento el tacto de sus labios y quiero que me mate, que me introduzca sus encimas y acabe con todo esto, no sé que significa esto, el contacto que se produce es bastante ligero, siento rabia, quiero apartarme y golpearla hasta matarla por hacerme pasar por esto, por dejar que sienta todo esto, esto solo hace que la aprecie mas, que el beso se vuelva mas o menos intenso dependiendo de lo que siento... el jardín debajo de nosotros, nuestros labios unidos, dos sentimientos... un momento.

Me pregunto si soy sólo un capricho para él, como él para mí ―porque sí, sólo es un capricho, estoy convencida de ello―, si está fingiendo muy bien ―cosa que dudo o, de lo contrario, no habría estado a punto de golpearme― o si de verdad se está enamorando de mí otra vez. Sería interesante, digno de análisis, que eso volviera a pasar. Y esta vez yo no le estaría utilizando, puesto que, si bien no siento amor por él, me atrae de alguna manera y me incita a besarle. ¿Pero quién no lo haría? Cualquier mujer podría sentirse halagada porque un hombre como él le prestara el mínimo de atención. Y los que le miren de mala manera sólo son unos prejuiciosos que no saben conocer a la gente antes de juzgarla, así ocurre conmigo también. Ven que soy distinta, que hago lo necesario, cueste lo que cueste, para proteger a mis niñas y me tachan de terrorista, me hace gracia que usen la partícula “eco” delante de ese calificativo, esa es la gran imaginación de la gente y, en especial, de los medios de comunicación. Esos son los que lavan el cerebro a los ignorantes, sin ellos, yo no sería tan mal vista por la sociedad. Y esos son los que hacen ver a un pobre hombre con media cara quemada como si fuese un criminal. Mentirosos manipuladores.

Pero volviendo a lo importante, lo que está claro es que ha sentido celos de esos hombres que estaban conmigo hace un rato, eso quiere decir que sí que siente algo por mí, algo agradable. Y a cada momento que pasa siento más deseos de abrazarle, y de rozar sus labios, aunque parte de ellos ya no exista. Tal vez otros me dirían que estoy enferma sólo por no importarme rozar su piel quemada, pero eso ya está en los pensamientos de la gente, y no me molesta. Su mirada está fija en la mía y el momento me resulta abrumador, todo parece haberse parado a nuestro alrededor, qué típico de las películas. Sonrío un poco más, feliz porque está acariciándome la mano ¿Quién dijo que este hombre no podría ser cariñoso? Sólo hay que ver a través de lo exterior, pero la gente se asusta y huye antes de llegar a ver algo bueno. Es una caricia tan dulce… ahora ya nada me hará cambiar de opinión: siente algo por mí. Nuestros rostros se acerca mientras la caricia a mi mano continúa. Siento su aliento en mi cara mientras me habla y mi sonrisa se desvanece levemente al escuchar su respuesta, dice que le duele horrores. Era de esperarse… tal vez no debí decirle nada. Lo que no entiendo es lo siguiente ¿Cómo puede resultarle agradable algo tan doloroso?

No puedo seguir pensando en ello porque nuestros labios se han juntado en un beso inesperado. Me gusta, me gusta mucho. Controlo mi veneno rápidamente, pues, por un momento, me había olvidado de ello, y no quiero matar a Harvey. El beso es distinto a los que compartíamos cuando él aún era fiscal, pero no sabría describir cuál es lo que los diferencia. El beso se intensifica y yo no me quedo atrás, se lo devuelvo de forma apasionada, dejándome llevar por el momento. Cuando me separo un poco de él para coger aire, le miro sonriente y vuelve a acariciar su mejilla.

―Qué bonito gesto por tu parte, sabía que sentías algo bueno por mí. No importa lo que los demás digan, para mí sigues siendo el caballero blanco de Gotham, el que llenará la ciudad de justicia, cuando el murciélago caiga.

A medida que el tiempo pasa el beso se vuelve algo mas apasionado, olvido que quiero matarla para dejarme llevar por el momento, esto no es tan malo si pienso en Rachel... debo dejarla de lado, esto es un insulto a su memoria, Rachel nunca me llenaría igual que lo llega a hacer Poison Ivy, son distintas. Siento el tacto de sus carnosos labios responder a mi beso, una de mis manos mantiene acariciando su mano que se encuentra en mi rostro derecho, cierro un ojo, el otro me es imposible cerrarlo así que sigo viendo algo de ella, lo que llego a ver me reconforta, está feliz, tranquila, disfruta del momento y me enfurece, me está usando para su propio disfrute, no quiere matarme, quiere usarme como una maldita colilla... tengo que matarla, debo ayudarla, no puedo acabar con una persona por la que siento algo... la pregunta es que siento.

Cuándo se aparta de mí me siento un poco triste, no quiero que finalice este momento, he pasado de sentir solamente su saliva y el contacto de nuestros labios a sentir de nuevo el dolor de mi carne quemada azotada por el frío de la noche, los incesantes pensamientos que tengo sobre mi plan, sobre toda mi vida, sobre la persona que mas me importa en este mundo, ¿la tengo delante? Por supuesto. Para nada. La miro a sus verdes ojos mientras habla y entonces no sé que hacer, el Caballero Blanco que todos creían conocer se ha ido, ahora solo queda Dos Caras. Harvey Dent es la persona que habita este cuerpo y a él no le gusta nada Ivy, no me gusta, siento asco, desprecio y furia por ella pero... me gusta su compañía, a Dos Caras le gusta el beso, le gusta que haya dejado a los hombres con los que venía por él y no soporta verla con otros, aunque sepa que solo juega con ellos, que solo yo soy especial no me gusta.

Aunque en algo tiene razón, la ciudad será realmente justa cuándo el murciélago, imbécil, no solo caerá el murciélago, también lo harán los corruptos, los políticos, la supuesta policía, el supuesto poder judicial, todos caerán ante mí, se postrarán ante mis malditos pies y rezaran por su vida, yo no los escucharé, solo los ejecutaré uno a uno después de escuchar sus últimos lamentos y de mostrarles como sus hijos y mujeres son violados por mis hombres incluso después de su muerte, entonces, solo entonces, la justicia se apoderará de Gotham y podremos hablar de que el Caballero Blanco de Gotham a regresado. Ivy estará a mi lado disfrutando del botín, viendo como la sociedad se desmorona, si la sociedad que creara tuviera un rey, ella sería mi reina, mi fabulosa y verde reina. Llevo la mano libre a su barbilla mientras la otra sigue acariciando la suya que acaricia mi mejilla, alzo un poco su cabeza para que me mire fijamente a los ojos, unos ojos que muestran todos los pensamientos y los sentimientos que recorren mi cabeza, algo tendría que servir para expresarme porque mi voz suena seria y amenazante aunque con cierto toque cariñoso ya que la hablo a ella.

- Sabes... tienes razón, tienes toda la razón pero no caerá solo Batman. - Acerco mi rostro hacia una de sus orejas para susurrarle unas palabras- Ayúdame a castigar a todos los que han herido a tus plantas, la naturaleza chilla indefensa, tu lo sabes bien, juntos podremos enseñarles quien manda de verdad...

El hecho de que sus ojos no se aparten de los míos me da la sensación de que se ha quedado hipnotizado. Definitivamente no puede estar fingiendo, nadie podría simular algo así tan bien, parece demasiado entusiasmado conmigo como para pensar que está fingiendo. De todos modos, su demostración de celos ―aunque él los niegue― claramente define que siente algo bueno por mí. Quizás no es conveniente que se lo plantee demasiado, podría hacerle enfadar y provocar que me vuelva a golpear, como aquella noche en las alcantarillas. Es cierto que luego me limpió la herida con un pañuelo en un gesto muy caballeroso, pero prefiero que no me llegue a romper un labio.

De momento parece más tranquilo, espero que no se altere de nuevo, me gusta cuando está tan tierno y cariñoso. Permito que me tome de la barbilla para alzarme la cabeza, su mano aún sigue acariciando la mía. Ahora me doy cuenta de que he bajado muchísimo la guardia. ¿Qué pasaría si viniese algún idiota y nos reconociera? Tal vez yo aún podría pasar desapercibida, pero Harvey ya no tiene la máscara que le cubría todo el rostro y si alguien sale aquí tendremos que interrumpir nuestra bonita velada para que él no se vaya de la lengua. ¿Cuánto tardaría en aparecer entonces uno de esos “superhéroes”? Quién sabe, tal vez los hay infiltrados por aquí en medio de la fiesta, aunque he visto tal nivel de cinismo y arrogancia con tan sólo unas miradas que me resultaría extraño que un superhéroe llevara una fachada como aquella, por mucho que quieran disimular. ¿De qué sirve “salvar” a la gente ―como lo llaman ellos― si luego ellos los tratan mal con sus identidades secretas? No es lo mismo que si yo trato bien a la gente a la que quiero matar, porque yo lo utilizo para ganarme su confianza y así poder atacar con un golpe certero y preciso.

Sin embargo, no veo a nadie a la vista, por suerte, así que vuelvo a centrarme en los ojos torturados de Harvey Dent, que me miran fijamente, que son como un espejo a su alma. Porque sí, a pesar de lo que muchos piensen, tiene alma todavía, alguien que sólo quiere liberar Gotham de todo lo malo, aunque yo no soy mala... así que no tengo de qué preocuparme, o al menos eso espero. Me da la razón por completo, sin embargo, me aclara algo. Dice que no caerá sólo Batman. Mi vista se mantiene en donde hace un momento estaban sus ojos mientras sus labios se acercan a mi oído para susurrarme algo. Mis labios se curvan en una sonrisa maliciosa. No me centro en pensar cómo sufren las plantas cuando alguien les hace daño sino en cómo sufrirán los abusadores de ellas. Imitando su patrón, también decido susurrar en su oído.

―Estoy deseosa de castigarlos a todos, te ayudaré en tu propósito, me tendrás a tu lado, te apoyaré. ―aseguro sin dudar un solo instante. Todo por mis hijas. Acto seguido deposito un suave beso un poco por debajo de su oreja y me separo de él un poco, oyendo cómo suena una canción distinta desde el interior de la mansión.―Oh, es la canción que será testigo de nuestra alianza. ―le digo. ―Deberíamos bailar. ―concluyo y, sin esperar respuesta, llevo mis manos a sus hombros.

Supongo que por la sonrisa maliciosa que me dedica después de que le ofrezca mi, sin duda, justo trato es uno de los motivos por el que es una de las pocas mujeres cuya presencia no me es molesta o estúpida, es sumamente agradable hablar con alguien con ideas parecidas a las tuyas y eso sugiere en mí un sentimiento extraño... un sentimiento que solo siento con pocas personas. Es una asesina, su sonrisa solo me permite demostrarlo, yo cazaba a gente como ella y podría irme, o mucho mejor, matarla ahora mismo para ahorrar al mundo de su tiránica presencia, librar al mundo del ecologismo exaltado que ella representa, destrozar esas plantas es, sin duda, la mejor decisión que pude hacer para preservar la ley y el orden en Gotham y alguien como ella no me hará cambiar de opinión. La odio. Me gusta estar con ella.

Al responderme se dirige a mi oído derecho, el que aún sigue intacto y que el fuego no pudo arrancarme y así puedo sentir una ligera corriente de aire que acompaña los susurros con los que ella me habla, miro al frente escuchando atentamente cada palabra, alegrándome por ella, aumento mi odio con diversas palabras como “apoyar” o “propósito”, ella no puede ayudarme en mi propósito, mi propósito es salvar Gotham, no destruirla. Destruir Gotham y dejar una parcela para ella y sus plantas, contar con ella supone un empujón tremendo para el desarrollo de mi plan, unos negocios realmente fructíferos los de esta noche. Siento el contacto de sus labios en mi piel y noto como se incrementa una sensación que en mis recuerdos aparece lejana, antes y durante mi accidente, el accidente que marcó el año cero de mi nueva vida, pero esta vez dicha sensación es distinta, mas agresiva, mas... justa. Quiero devolverle el beso de nuevo, por diversos motivos, porque quiero mantenerla contenta y hacerle creer que siento algo por ella para que nuestros negocios sigan en pie y porque... Cuándo me besa siento una sensación realmente irritante y asquerosa, me da asco que me toque con sus labios, que una parte de su cuerpo tan mortal como ellos puedan siquiera tocarme es algo que me horripila y hace que desee con todas mis fuerzas apartarme y largarme de aquí, pero eso es algo que no debo hacer, no quiero aliarme con la basura de Gotham pero para salvarla tengo que hacerlo, luego ya me libraré de ella cuándo tenga la libertad para la ciudad que me arrebató todo por sus corruptos.

Se separa de mí y logro mirar sus ojos verdes mirarme a mí y ese remolino de sentimientos vuelve a aparecer, a acentuarse, realizo una ligera mueca de enfado y rabia, no me gusta como me trata y no me gusta como la trato, demasiado bien... demasiado mal... para lo que se merece. De repente siento como mi oído intacto capta una canción que llega del interior de la fiesta, llega atenuada por la puerta que nos separa y los ligeros chismorreos que se oyen de la gente pero aún puedo oírla, una canción tranquila pero con ligeros toques que le otorgan cierto aire exagerado y agresivo, música barroca por lo que se ve, interesante, dirijo de nuevo mi mirada que se había desviado para mirar la puerta hacia Ivy cuándo siento su voz hablar sobre el testimonio de nuestra alianza, me mantengo con la misma expresión serena pero enfadada de antes, no quiero sonreírle, no quiero pegarla, quiero ambas cosas y por eso no quiero nada. ¿Bailar? ¿Quién se cree que soy? No soy su muñeco, no soy su estúpido juguete que puede ningunear como le de la gana, no soy... no estará mal bailar un poco. Dirijo mis manos hacia atrás de su cintura sintiendo el tacto de la tela del vestido que lleva. No aparto mi mirada de sus ojos, unos ojos verdes con los que procuro mantener contacto cuándo empiezo a moverme ligeramente al son de la música, realizando pasos cortos que van acorde con la melodía que siento. Seguimos así un rato tranquilo que hace que mis nervios aumenten por seguir en contacto con ella pero que agradezca estar así, disfrutar de una tranquilidad que hace que el dolor del frío nocturno desaparezca.

- Una alianza realmente beneficiosa para nosotros dos... Ivy, tendrás un lugar a mi lado en la nueva Gotham, un lugar en el poder y este baile será el primero de muchos cuándo nos hagamos con este puñado de Tierra que nos pertenece.

A pesar de todo sigo guardando cuidado en mis movimientos y en mis palabras, y no sólo eso, tengo mi sentido de alerta activado. Ahora Harvey está calmado, porque le domina Dos Caras, esa personalidad doble que se acentuó en su cabeza cuando tuvo aquel... desgraciado accidente. Sin embargo, y aunque en esta posición no pueda lanzar su moneda, quizás cambie de mentalidad, por decirlo de algún modo, y me ataque otra vez. No quiero que vuelva a golpearme, no quiero que me dañe y menos de esta forma tan estúpida. Una cosa es que alguien consiga herirme en una pelea, cosa difícil, todo hay que decirlo, ya que soy increíblemente escurridiza, no es que quiera presumir, simplemente tengo una gran autoestima. Pero volviendo al tema, una cosa es que pase eso y otra muy distinta es que me golpee cuando estoy siendo tan amable, aunque parece que al menos, y de momento, mis tretas de seducción siguen funcionando. Así hice que Harvey se calmara después de que me tirara al suelo de un golpe en los Narrows.

Si en algún momento llegué a pensar que me daría un empujón para apartarme, me equivoqué. Ha llevado las manos a mi cadera y se queda mirando mis ojos. Tal vez podría llegar a ser inquietante ver el ojo de su lado quemado, pues se ve casi entero y parece estar a punto de caerse y quedarse colgando de los hilos nerviosos a los que está conectado. Sin embargo, a mí me gusta, me intriga y me resulta fascinante. Otros hombres, hombres como esos idiotas que me acompañaron a esta fiesta, no podrían soportar el dolor que tiene que estar aguantando ahora Dos Caras. Sonrío levemente, agradada por el movimiento pausado y lento que empieza a hacer junto a mí. Realmente esta es una situación extraña y me siento cargada de energía. Sus palabras hacen que mi mente vuele al futuro que me está prometiendo. Sé que no debo dejarme llevar porque tal vez esté intentando engañarme por venganza, por lo que le hice cuando él aún no había sufrido el accidente. Pero no sería justo entonces, porque yo hice aquello porque se lo merecía, había destrozado unas plantas para construir una estúpida prisión, pero me vengué y ahora deberíamos estar en paz.

Dejo escapar una carcajada. Voy a ser una reina, la reina de Gotham, los desgraciados que se han atrevido a dañar a mis pequeñas me servirán y harán todo por el bien de las plantas, a menos que quieran morir. Dos Caras me respaldará, haré que su lado más retorcido logre aplastar al estúpido Harvey Dent que una vez fue el caballero blanco de Gotham, y entonces... sólo entonces la ciudad será nuestra. Aunque nosotros dos solos tal vez no podamos con una ciudad entera, pero ya encontraremos aliados. Enemigos de Batman y de la sociedad hay muchos en este lugar asqueroso. Mi sonrisa se alza un poco más hacia arriba, volviéndose maliciosa.

—Ya estoy deseándolo con ganas. Pero ahora... es momento de hacer algo con esta fiesta. Se ha vuelto muy... aburrida.

Ella ríe y el sonido de sus carcajadas provoca que vuelva a analizar mis movimientos, a analizar mi plan para hacerme con el control de esta estúpida ciudad para conseguir purgar el mal que casi acaba conmigo en el pasado, yo creo en la justicia, creo en todo lo que representa y para ser realmente justo tengo que cooperar con gente como la mujer con la que ahora bailo para que me ayuden, nunca está de más un par de esclavos poderosos bajo mi servicio, pero la diferencia es que ella no será mi esclava, no, a ella le tengo reservado un lugar especial a mi lado... ¿Por qué? Porque yo lo quiero así. No lo quiero, es una mujer peligrosa que tiene más estima por sus estúpidas e idiotas plantas que por las personas, me sacrificaría si eso sirviera para evitar que destrocen alguna de esas raíces que tanto adora, es una criminal y una ecologista imbécil. Lucharía a mi lado si le dijera de proteger a sus plantas, es fácilmente manipulable y de momento no me está dando motivos para pensar que eso no es así, pero por algo extraño no quiero jugar con ella, quiero ser sincero, el trono a mi lado es verdadero... ¿Qué coño...?

Observo su maliciosa sonrisa y luego unas palabras que yo ya he pensado cuándo he puesto el píe en esta gigantesca mansión propiedad de un tipo prepotente, imbécil y narcisista, nada más y nada menos que el gran Bruce Wayne, el mismo Wayne que salió con... Me detengo y me aparto de ella, sin decir una palabra me muevo de nuevo hacia el borde de esta gran terraza, apoyándome sobre las piedras que conforman esta señorial barandilla y que dejan ver un gran jardín en el suelo, miro hacia arriba y veo la luna, una luna que ha sido testigo de una improvisada reunión entre un genio criminal y su... ayudante. Quiere animar la fiesta, podría adelantar mis planes. No, no es el momento, todo ha de salir según lo planeado, no puedo dejar que nada entorpezca mis planes. La miro de reojo con el ojo sano antes de volver a mirar la luna y con la mirada absorto en ella deslizo una mano hasta el interior de mi chaqueta para buscar y agarrar una moneda de plata que lanzo sin ni siquiera dedicarle una mirada, el ligero zumbido que emite al girar en el aire es suficiente para tranquilizarme pero me mantiene nervioso, deseando que ocurra lo que ocurre un eterno segundo después, que se coloque encima de mi mano, solo entonces bajo la mirada para ver la cara lisa, la cara impoluta y finalmente decido que no es el momento para animar nada y que no quiero pasar más rato con esta mujer, me giro para dirigirme de nuevo a la puerta sin dedicarle siquiera otra mirada, me coloco de nuevo la máscara para evitar problemas dentro y a medida que avanzo hablo a la ecologista estúpida:

- La fiesta se animará cuándo yo quiera que se anime y si no quieres sufrir daños será mejor que te vayas por dónde has venido, no querrás montar un numerito si tus plantas salen heridas por accidente... - Giro de reojo dejando que sea mi lado herido quien la mire un instante - Nos vemos.

Entro en la fiesta, no quiero que me siga, si me vuelve a tocar acabaré con ella y todo habrá sido en vano, desvelaré mi tapadera y la fiesta acabará sin que lleve a cabo mi justicia, no, no quiero dañarla pero si se acerca... disfrutaré.