Courtney Whitmore
Nombre Completo : Courtney E. Whitmore Alias : Stargirl Avatar : Sara Paxton Edad : 17 Habilidades : Gran gimnasta y experta en Kickboxing Frase : "¿Qué sería la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?" Situación Sentimental : Soltera Empleo /Ocio : Universitaria
| Tema: Una superheroína, un banco... ¿qué falta? Jue Jul 18, 2013 10:27 pm | |
| 22/10/2013 Banco de New York 13:00
Dinero. Este mundo, y seguramente los que no conocemos, se mueven por esto. Un persona es más o menos rica por cuántos papelitos verdes tiene o la cantidad de estos que guarda en cuentas de ahorro. ¿Sorprendente,verdad? Simples papeles de colores que pueden mover el mundo. Se roba, se estafa e, incluso, se mata por ellos. Me guste o no, este mundo seguirá movido por estos papeles durante mucho tiempo más... y yo tendré que adaptarme. Por eso estaba yendo yo allí, a un banco. Parece de película, ¿no? Una superheroína que va a un banco... solo falta el malo que va a robar. “Esperemos que no” pensé, abriendo la puerta y dejando salir a una pareja de ancianos. La mujer, de unos ochenta años, pelo cano y ojos marrón chocolate, me dedicó una sonrisa de agradecimiento. Yo se la devolví de forma sincera y entré al local. La razón de que estuviera allí era muy simple: sacar dinero... de forma legal. Nada de ponerme mi traje de Stargirl y pedir dinero. No. Pat, mi padrastro, junto con mi madre habían metido dinero en mi cuenta de ahorro. Y, después de estar media hora al teléfono escuchando a mi madre decir que ese dinero era solo para volver a matricularme en la universidad, había conseguido despedirme. No era que no quisiera a mi madre, todo lo contrario, pero cuando se ponía pesada... creo que mataría de aburrimiento al mismísimo Joker. El dinero enviado era para matricularme en el siguiente semestre. Era un pago adelantado.
Había cola en las dos cajas, así que me tocaría esperar. Resoplé. No sabía porqué, pero nunca me había gustado estar en los bancos. Es como si para nosotros, los superhéroes, fuera un lugar tabú. Al fin y al cabo, allí siempre van los criminales a robar. “Espero que hoy sea un día tranquilo” deseé. Llevaba mi traje debajo de la ropa de civil, como siempre, y mi “cilindro” en el bolsillo, aunque no me gustaría tener que sacar ninguna de las dos cosas. Pero, claro, solo era por precaución. Me acomodé en mi sitio de la cola, me crucé de brazos y empecé a tararear una canción en mi cabeza. Tendría que esperar.
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