Un pequeño problema [Billy Batson]

Aún me duele todo el cuerpo de los golpes que me dio el espíritu ese hace un par de días y mi orgullo también está herido, fui realmente humillado por una mujer, que ya sé que era una especie de demonio encarnado en mujer gótica, y atractiva, pero eso no quita que me sintiera algo desconcertado de que mis habilidades y los poderes de Green Lantern no ayudaran. Y lo que más me intriga es que aparentemente no hay información sobre ella, ni Zatanna sabía de quien se trataba y eso que ella domina mucho el tema este, por eso ahora acudo a un… ¿grandullón? Para que me eche una mano, aquí en Fawcett City vive uno de los hombres más poderosos de la Tierra con un poder equiparable, e incluso superior, al del mismísimo Superman, eso habría de activar las alarmas de todos pero por suerte es de moral rígida como Clark.

Sobrevuelo los cielos de la ciudad observando la vida que llevan las personas, los que me ven se quedan embobados o gritan mi nombre, la mayoría no saben la de Green Lanterns que hay por el universo protegiéndolo, y eso no me desagrada la verdad, pocas veces se ha mostrado el Corps en la Tierra, para la guerra contra los Siniestros y poco más. Y eso se traduce en más protagonismo para mí, que tengo que compartir con Kyle, John y Guy pero bueno… Eso no es lo que importa. Al final es una ventaja saber la identidad oculta de los otros miembros de la Liga para casos como este, Bruce es algo paranoico pero yo creo que es lo mejor, soy policía, tengo que confiar plenamente en los demás para hacer un trabajo peligroso, confiar en que me dejen a mí solo si lo puedo manejar, claro, pero a veces te sorprendes que un tío de metro noventa de altura sea un chaval de dieciséis años que va al instituto, la causa: la misma que estoy investigando, magia. Me acerco al instituto en el que Marvel estudia y me quito el anillo para entrar con mi apariencia de Hal Jordan. Llevo una chaqueta de cuero marrón de piloto y unos tejanos azules oscuro y entro con las manos en los bolsillos de la chaqueta al instituto.

Me apoyo contra la pared del edificio situado en frente del instituto y aguardo el momento en el que los estudiantes empiecen a salir. El tiempo pasa y el edificio educativo despierta en mí viejos recuerdos, sonrío recordando los viejos tiempos de mi época de estudiante, en el fondo no era una buena época por la irresponsabilidad que me caracterizaba pero la recuerdo con cariño, ¿Qué puedo hacerle? Sé que no está bien. Finalmente un sonido chirriante me saca de mis pensamientos y los alumnos empiezan a salir al exterior charlando tranquilamente. Me fijo en todos y cada uno de ellos buscando al adolescente con el que he venido a hablar y finalmente lo veo, no puedo acercarme a él así de golpe así que me mantengo a la distancia y le empiezo a seguir hasta que está solo, entonces me acerco a él y le hablo:

- Billy… no te preocupes. – Saco el anillo del bolsillo y se lo enseño brevemente – Necesito la ayuda de Marvel.

Yo sabía muy bien que sin importar que poseyeras los poderes de los dioses, y tuvieras responsabilidades como héroe, aun debías prestar atención a tus responsabilidades como adolescentes, ya sabes ir a la escuela, hacer los deberes de la casa, bueno cosas que cualquier chico de mi edad debe hacer, y bien las hago con gusto, aunque claro no son tan emocionantes como ser el Capitán Marvel, y a veces las encuentro algo aburridas o menos interesantes, un ejemplo es ir al instituto. Me levante como cada mañana, vamos si no fuera por esa alarma sería difícil que lo hiciera, tengo el sueño algo pesado, igual intentaba irme con todas las ganas que pueda, al fin y al acabo cuando acabe la escuela puedo ir a patrullar. Me había vestido con una camisa de manga larga blanca y encima de esta una roja pero de manga corta, un pantalón de mezclilla azul y unos tenis de color blanco y negro, eran unos converse, me gustaban eran cómodos. Fui por lo que necesitaba, mi mochila en la cual no cargaba mucho, solo llevaba lo que necesitaba para estudiar y los libros para la tarea, lo demás estaba en el casillero que tenía en la escuela, una vez que el tome me despedí del tío Dudley y me fui directo hacia el instituto.

El día transcurrió normal, la clase de matemáticas, literatura, física, etc. Y al parecer para mi buena suerte lo que me causaba realmente alegría era que no tenía nada de tarea, solo faltaba la última clase y parecía que tampoco nos dejaría algo para llevarnos a casa, hace unos días habíamos acabado los exámenes así que era el lapso de tiempo donde no había tanta presión, y si era de ese modo podría transformarme en el Capitán Marvel y ver qué sucede hoy.

-¡Hey Billy! Iremos a jugar un poco ¿Quieres venir? –Uno de mis amigos, me pregunto mientras levantaba la pelota de futbol para que la viera, sonaba tentador, de hecho era divertido pero por hoy pasaría –Sera otro día, tengo cosas que hacer ¡Nos vemos! –

Me despedí de ellos y me fui de allí, no iba corriendo no quería meterme en problemas por correr en los pasillos. Salí tranquilamente del edificio de la escuela, y comencé a caminar para alejarme de las personas, aun llevaba mi mochila pero esta podría dejarla de paso lo cual con la velocidad de Mercurio no me tardaría nada, parecía que no había nadie, cuando estaba a punto de quitarme la mochila para transformarme (tal vez se rompería por el aumento de tamaño) Alguien me habla “Billy no te preocupes” Me dice ¿Quién será? Bueno fue una fortuna que me hablara antes que me transformara, no lo había visto, tal vez me siguió quien sabe, aunque su voz se me hace familiar.

-¿Quién...- En cuanto me voltee y no lo reconoci iba a hacerle la pregunta de ¿Quién eres? Aunque bueno el anillo que me mostro me hizo interrumpir la pregunta, eso me decía quién era, sabia su nombre pero nunca lo había visto sin que vistiera la vestimenta de las linternas verdes, pues me fue difícil reconocerlo, pero ahora que lo veía detenidamente era el sin lugar a dudas, y sabia que era el, no correspondía la apariencia con las otras linternas que conocía –¡Ah! Eres tú, no te había reconocido ¿Al Capitán? ¿Para qué? Necesitas ayudas para detener algunos villanos ¿O algo así? –En mis palabras se notaba la emoción, y decía la parte de los villanos mientras daba unos golpes al aire, la sonrisa de mi cara no desaparecía –¡Cierto!, perdón, enseguida ¿No hay nadie verdad? –Olvide lo importante, debia concentrarme ¿Necesitaba al Capitan? Pues eso le daría. Claro primero me aseguraba esta vez que no hubiera nadie por alrededor mirando, por el momento no, así que era la oportunidad perfecta.

Me retire la mochila y la deje con cuidado en el suelo, dejándola junto a Hal, no quería que el rayo al carbonizara y terminara por meterme en problemas por perder el trabajo que había hecho hasta ahora, sería una verdadera lástima que quemara la tarea que había hecho hace varios días para una clase para mañana. Dejando eso de lado, extendí mis brazos, como hacen cuando cae la lluvia y la recibes, bueno era algo parecido, pero en vez de lluvia sería un poderoso relámpago.

-¡Shazam! – Una vez dicho la palabra mágica, se escuchó el trueno y al instante un relámpago cayó sobre mí, confiriéndome los poderes de los dioses, surgiendo una luz un poco cegadora y levantando un poco de polvo, para cuando me volviera a ver no estaría allí Billy Batson, sino el Capitán Marvel –Entonces ¿Qué pasa? -

Enseguida se ponen de manifiesto las dos cosas por las que sus estancias con la liga son tan… breves. Primero por el entusiasmo que presenta a la hora de enfrentarse a los malos, un entusiasmo diferente al que podemos tener Ollie o yo ya que es un entusiasmo más infantil e inmadura, al fin y al cabo es un crío de 16 años y a esa edad el poder pelear contra los malos para cumplir las fantasías es lo que más atrae y que él lo pueda llevar a cabo le impide contenerse un poco, como si viniera con la transformación el estar ansioso por patear traseros de gente “mala”. La verdad es que esa emoción que siente le nubla un poco el juicio pero me tranquilizo al ver que él mismo vuelve a su cauce normal y se prepara para traerme al Capitán Marvel, al único al que he venido a ver hoy, y no es nada personal por el chico, solo que para lo que necesito ahora mismo él no puede ayudar… y aún no sé si el campeón del brujo puede hacerlo, pero por probar no pierdo nada. Me aparto un poco y entonces sitúa su mochila al lado mío, me cruzo de brazos esperando el momento en el que diga la palabra mágica y la clásica transformación sea llevada a cabo.

Cuándo suelta la tan famosa palabra un trueno resuena y un relámpago le golpea directamente a él levantando algo de polvo en la calle y provocando un estruendoso ruido. Entre el ligero polvo levantado puedo ver una figura mucho más alta que la del joven niño que acaba de desaparecer ahora mismo, con un traje rojo y una capa blanca, todo acompañado por el dibujo de un relámpago en el torso, ahora mismo se ve imponente y el conocer sus poderes lo hace más imponente aún, puedo mantener la compostura, eso no es un problema pero creo que no soy el único si digo que dejarle esos poderes a un crío es peligroso, ¿pero quién soy yo para juzgar la sabiduría de un brujo milenario? Incluso su voz ha cambiado, nadie podría decir, sin dar la impresión de que ha caído en la locura, de que el joven Billy Batson es el imponente Capitán Marvel, y eso es con lo que jugamos todos. Supongo que ahora es mi turno. Miro a ambos lados y cojo el anillo del bolsillo para colocármelo en mi mano derecha y hacer aparecer el traje de Green Lantern de nada, aferrado a mi cuerpo y actuando como una especie de segunda piel, el antifaz aparece en mi rostro protegiendo mi identidad de miradas curiosas y cámaras de periodistas de salsa rosa, consulto la capacidad del anillo con un pensamiento y una voz resuena en mi mente como si el anillo respondiera, el anillo está al máximo de capacidad. Una transformación mucho más tímida que la suya pero ese no es el objetivo.

- Bien, capi, te he llamado porque hace un par de días, Zatanna y yo tuvimos que vérnoslas con una especie de invocación maligna de una bruja con aspecto gótico y ella no sabía quién era, así que vengo para ver si tú, o tu maestro, sabéis quien puede ser. No me da buena espina y no creo que sea la última vez que la veamos y no era una invocación cualquiera, era de verdad… -Me empiezo a elevar en el aire y miro hacia el cielo – Sígueme, no creo que allí estemos seguros durante mucho tiempo de las miradas ajenas, ¿no crees?

Subo hasta situarme encima de un tejado, ahora podremos charlar tranquilamente y tendremos controlada gran parte de la ciudad por si ocurre algún problema.